Levadura en la masa
No hace mucho el artículo de esta sección continuaba el del mes anterior de Juan Carlos Prieto sobre la obsolescencia programada. El de este mes… Leer más »Levadura en la masa
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El artículo de Juan Carlos Prieto el mes pasado en esta misma sección, sobre la obsolescencia programada de los aparatos electrónicos, terminaba diciendo: “Solo me… Leer más »Para que duren muchos años
La conversión ecológica a la que nos invita el papa Francisco conlleva abordar muchos ámbitos: el doméstico, el social, el cultural, el espiritual, el estructural… Uno de estos ámbitos no siempre explicitado es el psicológico. Cada uno de nosotros somos un complejo mundo interior de emociones, sentimientos, prejuicios, frustraciones y traumas inconfesados. Y todo esto interviene a la hora de convertir nuestras actitudes y comportamientos, también en lo que se refiere a la dimensión ecológica.
Salirse de los modos de comportamiento socialmente aceptados siempre ha supuesto una dificultad real de integración con los demás. Por eso las personas que se aventuran y se mantienen en esas formas “distintas” de vida tienen un mérito no siempre reconocido. Cada cual ha de sopesar ventajas e inconvenientes. En cualquier caso, es importante hacer ver que si vivimos como vivimos no es porque no queramos relacionarnos con las personas de nuestro entorno, sino porque damos más importancia a los valores que encontramos en esa “forma distinta de vivir”, porque para nosotros es importante y tiene mucho sentido, además de darnos la impagable satisfacción de ser fieles a nosotros mismos.
Durante siete días completos, un grupo de quince personas estuvimos viviendo en la práctica la experiencia de la “conversión ecológica”, entre otros medios, con una forma de alimentación sana, ecológica, de Comercio Justo, local y de temporada. Casi todos los alimentos fueron comprados en Come Sano Come Justo, una cooperativa de consumo promovida por los jesuitas, a precio de tienda. La opinión de los participantes fue unánime respecto a lo bien que estábamos comiendo: alimentos sanos, nutritivos, que se han cultivado sin daño para la tierra ni abuso de otras personas, con el valor social que supone contribuir a una pequeña cooperativa en lugar de a grandes cadenas de distribución. Y todo riquísimo, además de suficiente en cantidad.
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