Levadura en la masa

No hace mucho el artículo de esta sección continuaba el del mes anterior de Juan Carlos Prieto sobre la obsolescencia programada. El de este mes también está escrito a partir del anterior de Juan Carlos (¡gracias por servirme de inspiración!) sobre «la Gente Pan, esas personas que se desmigajan continuamente…».

Sí, hay mucha buena gente pan. Y así como la masa del pan necesita de levadura para fermentar, el mundo necesita de personas que hagan de levadura. Ya lo dijo el Maestro hace tiempo: «El Reino de Dios es semejante a la levadura, que se amasa con tres medidas de harina hasta que todo fermenta».

Cuento esto porque hace poco estuve con un amigo que me contaba que hace pan en su casa con unas pastillas de levadura fresca de 25g que pueden comprarse en muchas tiendas y supermercados. «Yo uso la mitad de la pastilla de levadura para hacer un pan de medio kilo. Tarda más en hacer subir la masa, pero lo prefiero porque así la fermentación es más lenta y más natural y el pan sale más rico y nutritivo. Media pastilla de levadura son 12,5, que respecto a los 500g del pan resulta un 2,5%. Eso es lo que hace falta para que fermente un pan: un 2,5 % de levadura».

Yo no sabía muy bien a dónde quería llegar mi amigo, hasta que prosiguió: «Y eso es lo que necesita la sociedad para hacerla salir de su estado de reposo: un 2,5 % de personas que vivan ya de otra manera y sirvan de fermento». Y, a continuación, mirándome a los ojos: «¿Tú crees que ahora mismo en la sociedad española los que estamos viviendo de otra manera llegamos al 2,5 %? Yo creo que no».

Tuve que admitir que tenía razón. ¿Qué porcentaje de residentes en España tiene su cuenta corriente y sus ahorros en Banca Ética? Probablemente no llega al 1%. ¿Y cuántos hogares han contratado su electricidad con un proveedor de energía 100% renovable? Seguramente la respuesta tampoco sea muy prometedora. ¿Qué porcentaje de todos los alimentos que se consumen en España son de procedencia ecológica? Nuevo golpe de realismo. ¿Y qué tanto por ciento de todas las ventas de productos de consumo en nuestro país corresponde a productos de Comercio Justo? Aquí sí que tenemos que esconder la cabeza debajo de la mesa. Y podríamos seguir: ¿cuántos han renunciado al coche en favor del transporte público, a la televisión en favor de otros medios de información, a los viajes innecesarios en avión…?

Podríamos hacer los cálculos, pero creo que una primera impresión puede bastarnos para concluir que no, que no llegamos a ese 2,5 % de levadura necesaria.

¿Qué hacemos entonces, tirar la toalla? ¡Nada de eso! Porque la historia no termina aquí. Mi amigo concluyó: «El problema es que somos un 1 %. Somos pocos, pero cada vez somos más. Somos una minoría creciente. Y cuando lleguemos a ese 2,5 %, que llegaremos, vamos a ser fermento suficiente para transformar la sociedad». ¡Ahí sí! No puedo estar más de acuerdo. Somos todavía pocos, pero vamos siendo más. Y si seguimos así, si no tiramos la toalla, algún día seremos la levadura suficiente… ¿Nos lo creemos?

Gracias, Farid, por tu amistad, tu visión y tu esperanza. Gracias por ser «gente pan» o, mejor dicho, «gente levadura». ¿A que conversaciones así merecen ser divulgadas?

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