
Miguel Ángel Vázquez es editor, librero, escritor, activista. Al preguntarle qué es La Imprenta responde: La Imprenta es una apuesta en la que me atrevo «a ponerme todos los sombreros que he tenido en uno solo.»
Pregunta.- ¿Qué es la Imprenta? ¿Una librería? ¿Una editorial? ¿La base de operaciones de una guerrilla cultural?
Respuesta.- Si nos ponemos poéticos, lo que hacemos muy a menudo, nos gusta decir que La Imprenta es una brecha cultural en el corazón de la Bestia. Y es con esa vocación como nace. Un espacio donde generar, convocar y reunir para la transformación que el mundo necesita desde la cultura y la belleza, desde la alegría. Y la forma de concretarlo, la menos poética, es decir que efectivamente este proyecto, esta asociación cultural es una librería de barrio, es una editorial independiente y es un centro cultural para la guerrilla cultural desde el activismo.
La Imprenta es una asociación cultural, una librería de barrio, una editorial independiente, un centro cultural para la guerrilla desde el activismo
P.- ¿Quiénes están detrás de este proyecto además de ti?
R.- Este es un proyecto colectivo. La librería es una librería asociativa, impulsada por un colectivo de ocho personas de todo pelaje. Dos personas están ahora mismo en Nicaragua: Arturo Warleta y Ariadna Arce, desarrollando otros proyectos culturales y, de algún modo, hermanados con todo lo que vamos haciendo por aquí. Y además, un grupo de seis mujeres y dos hombres que impulsamos el proyecto desde distintos ámbitos, como el de lo social, el de la fotografía y el de los movimientos sociales y ecologistas; nos hemos reunido viendo la importancia de impulsar, de acompañar lo cultural y, sobre todo, de generar puentes entre el activismo, el arte y la cultura. Es lo que intentamos hacer y por eso vemos que tiene sentido que un colectivo de orígenes tan diversos y quizá más enfocados en lo social, pongan ese acento en lo artístico.
Venimos de distintos ámbitos viendo la importancia de impulsar, de acompañar, lo cultural y, sobre todo, de generar puentes entre el activismo, el arte y la cultura.
P.- Estamos en un pequeño local de la calle Monteleón en pleno barrio de Malasaña. ¿Por qué aquí?
R.- De algún modo, el estar justo aquí, en pleno barrio de Malasaña, es un pequeño milagro. Ahora mismo, cualquiera que haya intentado hacer una búsqueda inmobiliaria en Madrid, sabe que uno no va donde elige sino donde puede. Los precios son abusivos, absurda e injustamente abusivos, pero tuvimos el milagrito de encontrar este local maravilloso a un precio post pandémico, de esa post pandemia inmediata en la cual nadie quería abrir nada. Hay que tener en cuenta que abrimos el 21 de marzo de 2021 y, cuando lo hicimos, el aforo de la librería era de cinco personas contando conmigo. Andábamos no sé si en la quinta ola o no sé qué ola del Covid y nadie quería empezar proyectos y, por tanto, los precios eran relativamente sensatos. Así que estamos aquí, por un lado, gracias a ese milagrito y, por otro, a nuestra vocación muy clara de generar un puente entre el centro y todas las periferias. Queremos que las voces de las periferias, que las disidencias culturales de los extremos lleguen también al centro y para eso era importante que el local estuviera en el centro de Madrid. En un centro no solo simbólico sino real, donde fuera fácil llegar, fuera accesible y donde pudiéramos ser los ecos de esas voces de los extremos.
P.- ¿Percibes todo esto como una continuación lógica de tu vida anterior o es, de alguna manera, una ruptura?
R.- Más que una continuación lógica o una ruptura, yo me atrevería a decir que es una apuesta en la que me atrevo a ponerme todos los sombreros que he tenido en uno solo. En La Imprenta se encuentra claramente el Miguel Ángel editor, el Miguel Ángel poeta, el Miguel Ángel que escribe, pero también está el Miguel Ángel activista, el Miguel Ángel político, sin tener que diferenciar entre unos u otros dependiendo del lugar en el que esté. Es un espacio para intentar vivir con coherencia, con toda la coherencia que se pueda, lo que soy. Para intentar aportar a las transformaciones y a las luchas en las que creo. No es tanto una ruptura, aunque puede haber algo de crisis de los cuarenta por ahí, como una apuesta por lo que a uno le hace feliz y ser lo que uno es sin miedos y sin complejos. Creo que va más por ahí la cosa…
Sentimos que nuestra misión está en ese revestimiento de belleza, ese revestimiento cultural, que hace que causas que vemos imprescindibles puedan llegar a gentes que ni se las imagina ni nunca se han visto interpeladas por ellas
P.- ¿Qué hay detrás del término artefactos culturales, más allá de todo lo que se puede encontrar en una librería digamos normal?
R.- Por artefactos culturales entendemos no solo los libros que producimos. Nuestra editorial está sacando una media de ocho libros al año entre poemarios, ensayos, narrativa y una colección abierta. Artefacto cultural es también todo aquello que desde la cultura nos está sirviendo para transmitir las causas que queremos llevar a cabo, desde una perspectiva de seducción más que de imposición. Vemos muy muy muy importante acompañar lucha justas como la de los feminismos, el ecologismo, el antirracismo, las migraciones, la lucha contra la pobreza, la lucha, en fin, por otro mundo posible, desde envoltorios que, lejos de auto reivindicarse, -creemos que de esos ya hay y también de manera distinta a ensayos más teóricos, más sesudos y profundamente necesarios- sentimos que nuestra misión está en la de darle ese revestimiento de belleza, ese revestimiento cultural, ese revestimiento que hace que causas que vemos imprescindibles puedan llegar a gentes que ni se las imagina ni nunca se han visto interpeladas por ellas, A todo eso nosotros lo estamos llamando artefacto cultural. Desde un poema objeto (ahora hemos sacado una baraja de tarot poético), los propios libros que sacamos y mucho más que está en el imaginario de todo lo que queremos sacar (porque hay mucho futuro, pensad que llevamos un añito y medio); sobre todo, es la puerta abierta a todo lo que se nos quiera proponer. Artefacto, al final, nos vale como un concepto abierto para que nos lleguen todas las locuras que quieran cambiar el mundo desde la belleza.

P.- Es muy llamativo que, en un espacio pequeño, haya varios espacios diferentes. Sin embargo, da la impresión de que son un todo integrado. ¿Es así o pretendes separar funciones?
R.- Justo esa es la clave de La Imprenta. Lo que creo que nos diferencia de otros proyectos y, a la vez, nos hermana clarísimamente con algunos que son nuestros referentes como “La Vorágine” en Santander, es que esos tres espacios de los que hablas están profundamente vinculados entre sí: tanto la librería, como la editorial, como el centro cultural. Sacamos libros que se venden en nuestra librería y se presentan en nuestro centro, de forma que se retroalimentan entre sí, y a la vez invitan a que quien venga a nuestro centro cultural a recitar, a dar un taller, una charla o un libro se anime a investigar en lo que hacemos en la editorial y, a lo mejor, llegar a acuerdos para sacar algún libro interesante o bien dialogar con otros libros que están en la librería. No se entendería el proyecto de La Imprenta separando alguna de sus tres patas. Si vemos que en el futuro la cosa no funciona, la editorial podría operar por sí misma, pero ya no sería el proyecto de La Imprenta, sería otra cosa: una editorial muy molona, muy interesante, pero no este proyecto, como digo, de brecha cultural.
No se entendería el proyecto de La Imprenta separando alguna de sus tres patas: la librería, la editorial y el centro cultural
P.- ¿Qué podemos esperar de esta “Imprenta” en el futuro? Porque sorpresas y proyectos seguro que tenéis en la cabeza.
R.- Para esto es muy interesante irnos a los objetivos fundamentales del proyecto. Los tres objetivos fundamentales de La Imprenta son: primero (creo que ya lo he deslizado antes), generar cultura; el segundo, generar encuentro, que La Imprenta sea una casa no una tienda, que sea un espacio donde puedan encontrarse los distintos para participar en el común; el tercero es generar estrategias culturales para transformar la sociedad: las llamamos estrategias de activismo creativo. Quizás es el objetivo que tenemos más descuidado y es donde queremos poner nuestros esfuerzos en este año y en los que vienen.
Queremos seguir pensando en común activismos creativos que nos ayuden a acompañar las transformaciones que ya se están dando
¿Qué puede esperarse de La Imprenta? Primero, que sigamos sacando libros molones e interesantes. Ahí tenemos uno de los que más alegrías nos ha dado: el libro maravilloso de “La Revuelta de Mujeres en la Iglesia. Alzamos la voz”. Seguir sacando libros de frontera como este. La editorial no es una editorial religiosa, pero es lo suficientemente valiente para saber dónde están los temas que marcan nuestro tiempo y la sociedad, como el citado libro. Segundo, seguir pensando en común activismos creativos que nos ayuden a acompañar (no se trata de liderar sino de acompañar) las transformaciones que ya se están dando en nuestro tiempo, para que cuanto antes llegue el mundo nuevo que esperamos y evite el colapso al que nos encaminamos. Aportar humildemente desde ahí y ser un espacio seguro donde la gente sienta que tiene una casa donde reconfortarse en la belleza y luchar desde ella.
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