Modelos antitéticos de Iglesia en Alemania y Francia

Una de las asambleas del sínodo alemán.

La crisis de la Iglesia católica se ha producido en toda Europa, pero ha originado respuestas diferentes. En estas líneas se muestra el modelo y el talante distintos que se vive en Alemania y en Francia.

En Alemania el modelo sinodal -auspiciado ahora por Francisco- no era desconocido. En efecto, entre los años 1971 y 1975 se celebró una asamblea nacional que se denominó Sínodo de Würzburg. Fue un acontecimiento importante pero no se consiguió que el Vaticano aceptase sus planteamientos: la predicación de laicos, la ordenación de personas casadas, el diaconado de la mujer, así como la situación de los divorciados vueltos a casar.

Pero es una lucha que nunca se ha abandonado en Alemania. En 1993 tres obispos -los dos primeros ahora cardenales- Karl Lehman, Walter Kasper y Oskar Saier, hicieron leer en todas las parroquias una carta en la que se defendía que, en el caso de los divorciados vueltos a casar, “debería haber margen para la flexibilidad pastoral”. Los obispos defendían que la decisión última de acercarse o no a la eucaristía debía corresponder al propio individuo, consultando esa decisión con un sacerdote católico.

La Congregación para la Doctrina de la fe, comandada por Ratzinger, convocó a los obispos al Vaticano y les comunicó su negativa.

Pero volvamos al talante sinodal de la Iglesia alemana. En 2019, los obispos consideraron importante preparar un Camino Sinodal para renovar sus estructuras y estar en sintonía con lo que piden los tiempos actuales. Desde entonces se ha ido haciendo ese camino sinodal que acabará en la primavera de este año 2023, a tiempo para incorporar sus conclusiones a las de la Iglesia universal.

Como tema central está la preocupación por la persona, su sexualidad, su vulnerabilidad. ¿Cómo potenciar el ser persona, de forma que la vida comunitaria permita el desarrollo de la propia personalidad y originalidad? Preguntas por la vida en pareja y el amor también buscan ser respondidas, así como la prevención del abuso en todas sus dimensiones.

En noviembre de 2022 tuvo lugar en Roma la visita ad limina de los obispos alemanes con encuentros con la curia y con el papa. Este último había enviado ya en 2019 una Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Alemania. En ella incluía una cita del Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”. Alertaba así del peligro de un cisma, posibilidad que los alemanes han descartado siempre. No son una iglesia nacional aunque en Roma se les acusa de “hacer una reforma de la Iglesia pero no en la Iglesia”.

En todo caso, por ejemplo, el obispo Georg Bälzng, presidente de la Conferencia Episcopal, ha declarado recientemente que no se opondrá al movimiento de centenares de sacerdotes dispuestos a bendecir las parejas homosexuales.

Así es el clima de la Iglesia católica en Alemania.

Mientras tanto en Francia el panorama es totalmente distinto. El 22 de junio de 2022, se ordenaban en la basílica de Nôtre Dame de l´Épine 14 sacerdotes de la Congregación Saint Martin, mientras que en toda Francia el número era de 77. El año anterior una cuarta parte del total de ordenaciones pertenecían a ese grupo.

¿Y qué es la Congregación Saint Martin? Jean François Guéri, un sacerdote de la diócesis de Tours, encuentra a su obispo demasiado de izquierdas y decide en 1976 trasladarse a Génova, bajo la acogida del arzobispo de Génova, Giuseppe Siri, en aquel momento, cabeza de la corriente más conservadora de la Iglesia italiana.

Tiene contacto con estudiantes que desean ser sacerdotes y con ellos funda una primera comunidad que dirige hasta su muerte en 1989. Desde entonces la Comunidad Saint Martin sigue creciendo y se constituye canónicamente como comunidad de sacerdotes y laicos, ahora asentada ya en Francia, en Evron.

La impresión, que alegra a unos e inquieta a muchos, es que en unos años, enviando sacerdotes jóvenes a las diócesis, la Comunidad va a marcar el estilo de la Iglesia francesa.

¿Cuál es ese estilo? El abbé Guérin fue en un tiempo novicio benedictino y esa influencia hace que sus seguidores pongan su centro en la liturgia, animada con el canto gregoriano. Vestidos con sotana, conservadores en las celebraciones (reivindican el rezo de la liturgia de las horas), lo son también en teología. Según algunos análisis, son sin duda conservadores pero no extremistas. No están en contra del Concilio Vaticano II pero hacen de él una interpretación tradicional.

Cuando se consultan artículos y trabajos sobre la Comunidad de Saint Martin es fácil encontrar titulares como La iglesia francesa se divide en dos. Y, en efecto, parece que la Francia de los curas obreros, de la mission de Francia va a tomar otro rumbo. Sobre todo porque parece que en la primera están los mayores y en esta segunda los jóvenes.

Falta preguntarse el por qué del éxito de los de Saint Martin entre los jóvenes. Muchos lo atribuyen a la necesidad de una identidad que, en este caso, empieza por la sotana y sigue por las normas litúrgicas y morales, con las que se tiene claro lo que está bien y lo que está mal, lo que es y no es pecado.

Sea o no esa la explicación, así están las cosas: las órdenes y las congregaciones no atraen a nuevos miembros, pero sí lo hacen los de Saint Martin. El futuro, se dice, de la Iglesia francesa.

Carlos F. Barberá
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