A nadie debería extrañarle ver cómo las Iglesias y quienes las conforman, sean de la religión que sean, se dediquen a atender preferentemente a quien sea víctima de discriminación o sufra por causa de desigualdades injustas. Sin embargo esta realidad no nos es tan cercana cuando hablamos de temas relacionados con la sexualidad. Nuestras sociedades discriminan a quien vive la vida de forma diferente a lo establecido y la historia nos demuestra que el rechazo a personas homosexuales o la negación o invisibilización de estos colectivos dentro de las religiones es una realidad y, por tanto, un reto y una asignatura pendiente.
La población LGTBI (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales) sufre discriminación en la mayoría de los países de una y otra forma y su papel dentro de la Iglesia -de cualquier Iglesia- no es visible ni especialmente relevante. Por eso traemos a estas páginas un ejemplo del trabajo de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil donde la reflexión teológica y el trabajo social están yendo de la mano para acoger a todas las personas.

Con apoyo de la comunidad internacional y fondos de cooperación al desarrollo de Christian Aid, el Servicio Anglicano de Diakonía y Desarrollo (SADD) está trabajando en la reflexión teológica sobre la diversidad sexual y la participación de las comunidades de fe en la defensa de los derechos de las personas LGTBI. Este año ha promovido la participación de las diócesis de todo el país para tener una diálogo abierto, desafiando las normas sociales, del cual ha salido una publicación sobre “Género, sexualidad y derechos” con reflexiones bíblicas y teológicas para compartir en las comunidades locales y apoyar las discusiones dentro de la Iglesia anglicana brasileña y también externamente con otros actores sociales.
«Tenemos que considerar una ley sobre todas las demás, que es la ley del amor; la Iglesia tiene que mejorar su comprensión de género y sexualidad. La Iglesia anglicana ha estado en este viaje durante bastante tiempo, pero todavía hay un largo camino por delante”, declaró D. Francisco de Assis, arzobispo de la Iglesia Episcopal en Brasil.
Estamos en un contexto de regresión social, donde la pobreza aumenta, la violencia contra quienes son más débiles se manifiesta con mayor libertad en espacios públicos y entre los mismos vecinos, de ahí la importancia de que la Iglesia esté reconociendo un papel a este colectivo y dándole un lugar. La desigualdad de género está en el corazón de la desigualdad ya arraigada en la sociedad brasileña y para superarla es necesario no solo cambiar las normas y los prejuicios, sino también contribuir a cambios de poder económico, político y social para no reforzar la exclusión. El apoyo a los proyectos de trabajo social enfocados a este colectivo es también una prioridad, principalmente los enfocados a la inclusión en el mercado laboral.
En Brasil hay 60.000 parejas declaradas como del mismo sexo, según un estudio realizado por SOF (Sempreviva Organizaçao Feminista) sobre violencia y desigualdad, donde queda de manifiesto la creciente violencia y los prejuicios contra la población LGTBI. La desigualdad en Brasil se basa en la exclusión de millones de personas debido a la dimensión racial, étnica, la clase social y el género y el eslabón más débil termina en la condición sexual. Los prejuicios de las personas y las instituciones acaban por marginar de los servicios más básicos, educación, salud y mercado laboral a la población LGTBI.
Koinonia es una organización ecuménica que está trabajando junto con la Municipalidad de Sao Paulo en el proyecto “Transcidadania”, dirigido a población transexual, para aumentar su participación social y su inclusión en el mercado laboral. Koinonia tiene como eje transversal de su trabajo superar la intolerancia religiosa y alcanzar la justicia de género y entre sus objetivos está el promover el diálogo interreligioso entre las distintas Iglesias en Brasil.
Este interesante compromiso de diferentes organizaciones religiosas con la justicia de género para todas las personas y en defensa de los derechos de la población LGTBI se puso de manifiesto en el desfile del Orgullo de Sao Paulo, el pasado mes de mayo. Desde la visión ecuménica, Koinonia dirigió a un grupo de evangélicos, católicos y personas de otras creencias que marcharon juntas contra el prejuicio contra la población LGTBI. El desfile del Orgullo es el evento más importante en el calendario de la ciudad de Sao Paulo y reúne a más de tres millones de personas en la avenida más importante de la ciudad, por lo que la visibilidad de comunidades de Iglesia en este contexto es un decidido paso adelante.
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