Un día Internacional de los Derechos Humanos marcado por la COVID-19

El Día internacional de los Derechos Humanos (el 10 de diciembre) ha estado marcado, como el resto del año 2020, por la pandemia causada por la COVID-19.

Así, Cáritas Española aseguraba que «la respuesta óptima al impacto de la pandemia pasa por reforzar la defensa y la protección de los derechos humanos, y no por “guardarlos” o “dejarlos en reserva” para cuando esta emergencia global comience a remitir». Según la ONG que es el principal instrumento de acción social de la Iglesia Católica en España, «Este objetivo sólo podrá alcanzarse en todo el mundo si somos capaces de crear igualdad de oportunidades para todos, abordar los fracasos en nuestro modelo de desarrollo y de bienestar que la pandemia ha puesto en evidencia, y aplicar las normas de derechos humanos para hacer frente a las condiciones de desigualdad, exclusión y discriminación».

El llamamiento de Cáritas reforzaba y se apoyaba en el mensaje de Naciones Unidas para este día. Bajo el título: «Por una mejor recuperación: defendamos los derechos humanos», el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres recuerda que «la pandemia de COVID-19 ha afectado desproporcionadamente a los grupos vulnerables»; asegura que el impacto de la enfermedad está relacionado con «la pobreza, la desigualdad, la discriminación, la destrucción de nuestro medio natural y otras deficiencias en el ámbito de los derechos humanos» y expresa su temor porque «está socavando los derechos humanos, al proporcionar un pretexto para la adopción de respuestas inflexibles en materia de seguridad y de medidas represivas que limitan el espacio cívico y la libertad de los medios de comunicación».

En este sentido, Amnistía Internacional examinaba en su comunicado con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos la acción de diferentes Gobiernos del mundo desde el inicio de la pandemia y concluía que a lo largo del último año, uno de los efectos colaterales de la Covid-19 ha sido el agravamiento de al menos ocho violaciones de derechos humanos. Según la organización de defensa de los derechos humanos, la situación de los mismos ha empeorado al menos en los siguientes puntos:

1. Defensores y defensoras de los derechos humanos están cada vez más en el punto de mira de gobiernos y otros actores armados que les acosan y eliminan

2. Se han aprobado y llevado a cabo muchísimas leyes y acciones represivas y discriminatorias

3. No se ha cuidado adecuadamente del personal sanitario que nos cuida

4. La libertad de expresión se ha visto muy reprimida

5. Los migrantes y personas solicitantes de asilo son cada vez más víctimas de discriminación

6. Los derechos de las mujeres ha sido violados con mayor intensidad durante la mandemia

7. Más rechazo y violencia contra el colectivo LGBTI

8. El derecho a la privacidad ha quedado prácticamente al antojo de los Gobiernos.

El director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán, llamó a no dejarse ganar por el desánimo: “Frente a esta situación, la movilización ciudadana y la protesta son armas clave para que nuestras sociedades sean más justas y libres y corregir la deriva de los Gobiernos». Beltrán recordó cómo en lugares como Estados Unidos, Chile o Perú la movilización ciudadana ha conseguido cambios sustantivos en la sociedad.

Autoría

  • Juan Ignacio Cortés

    He sido muchas cosas en la vida (hasta trabajé en una fábrica cuando el periodismo no me daba para vivir), pero sobre todo me considero alguien a quien le gusta escuchar y contar historias. Algunas de las historias que me contaron para que las contase las recogí en dos libros: "Historia del Brasil" y "Lobos con piel de cordero. Pederastia y crisis en la Iglesia Católica". Desde que en primera adolescencia (creo que voy por la tercera, aunque me estoy quitando) leí "Cien años de soledad" quise ser Gabriel García Márquez. Aunque por supuesto no lo he conseguido, por el camino conseguí viajar numerosas ocasiones a América Latina y algunas a África; escribir reportajes sobre Brasil, Ecuador, Cuba, Chad o Mozambique y trabajar para una organización de derechos humanos a la que respeto mucho y para las Naciones Unidas. En el campo de la cultura, fui parte del equipo político de la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha y del equipo de prensa del Círculo de Bellas Artes. Hablando de guerras y otras injusticias, soy de los que pienso que las cosas tienen que cambiar, aunque es difícil que lo hagan.

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