La Fundación Annenberg, de Los Ángeles, fue la compradora anónima que pagó 530.000 dólares por 24 máscaras indígenas en una controvertida subasta en París, que devolverá a las tribus hopi y Apache San Carlos. «Estos no son trofeos para tenerlos en la repisa de nadie», dijo el director de la fundación caritativa. Fue un final feliz, por lo menos en un capítulo de la batalla de los indígenas hopi para recuperar su patrimonio, pues argumentaban que las máscaras representan a sus espíritus ancestrales y no deberían ser vendidas. La tribu cree que las máscaras, que datan del siglo XIX y el XX, fueron robadas de una reserva en Arizona a comienzos del siglo XX.
AP
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