Ha sido (y está siendo) un boom editorial, un auténtico best-seller. Se podría decir que, desde Harry Potter, no había un interés tan desmesurado por una saga literaria, por una historia de ficción. Y eso, en los días que corren, en medio de una cultura eminentemente audiovisual, ya tiene su mérito.
Personalmente soy bastante reacio a estos fenómenos editoriales, que a menudo son fruto más de una estrategia comercial que de una verdadera calidad literaria. Pero he de reconocer que se trata de una honrosa excepción, que la trilogía Millenium me ha atrapado de principio a fin. No he podido resistirme a sus encantos, y he leído —casi devorado— los tres larguísimos volúmenes de esta original y bien trazada historia. Los críticos podrán decir lo que quieran, podrán matizar hasta el más mínimo detalle de lo que Stieg Larsson ha escrito, pero yo sólo puedo decir que hacía mucho tiempo que no leía con tantas ganas, que no “robaba” horas al sueño para seguir leyendo, que no disfrutaba tanto con una historia, con unos personajes, como lo he hecho con esta llamada trilogía de culto.
La historia en sí es fascinante, al más puro estilo de la novela negra, con una trama hilada al detalle, y con un autor que dosifica a la perfección la información que ofrece al lector para mantenerlo “en vilo”. Por no hablar de los personajes, como Lisbeth Salander o Mikael Blomkvist, tan bien construidos que llegan a “colarse” en tu mente durante los apasionantes días de lectura. Y no menos importantes son el trasfondo y la temática de la obra, que no deja de cuestionar y denunciar muchas situaciones injustas e inmorales, muchas incoherencias de nuestro tejido social, buscando siempre la verdad, aunque a menudo ésta tenga un elevado precio. Quien quiera saber más, tiene por delante más de 2000 páginas, que no le dejarán indiferente. Estoy seguro.