Este mes tenemos elecciones generales. No son unas elecciones cualesquiera, porque se trata del proceso electoral llamado a poner fin a una historia de más de 30 años de bipartidismo y alternancia en el poder de los dos grandes partidos de la democracia española.
Es difícil saber cuál será la magnitud del cambio, pues los electores hemos recibido una absoluta avalancha de información sobre los viejos y nuevos partidos y líderes. De hecho, este año debiera habernos servido para conocer mejor las propuestas de los diferentes perfiles y, también, quiénes son las personas que los lideran, sus caras más conocidas, sus principios… Pero mucha información no significa, necesariamente, información de calidad.
Estos períodos suelen tener tres contenidos principales, que se entrecruzan en la prensa, la televisión, la radio y, ahora, las redes sociales. El primero son las ideas basadas en la llamada comunicación política: mensajes que ofrecen un concepto más o menos abstracto que los asesores de imagen buscan que atribuyamos a los líderes. Este nos ofrece seguridad; este otro, experiencia; aquel, serenidad; el cuarto, juventud y rebeldía, cambio sensato…
Se viven en este primer ámbito auténticas piruetas y batallas por atribuirse el centro, la centralidad, la transversalidad o el sentido común. Pero, si lo pensamos bien, es básicamente un empaquetado de conceptos bastante huecos.
El segundo contenido principal es el de la profundización en la personalidad y la historia de los líderes. O, dicho de forma más llana, el intento por exagerar en positivo o desacreditar la personalidad, trayectoria o historia de los candidatos, magnificando sus logros o sus errores, según el color de quien hable, escriba o narre cualquier situación. En este campo se incluyen las interpelaciones directas entre los mismos líderes…
El tercero es el que de verdad importa: qué país imaginan los candidatos (lamento usar el masculino, pero no tenemos ninguna gran candidata en estas elecciones), qué sueño nos ofrecen y, muy en especial, qué medidas y propuestas realizan. Es este el campo verdadero en el que ciudadanos y ciudadanas deberíamos fijarnos. Pero es el que menos espacio encuentra en medios y redes, normalmente. No debieran ser tan importantes la indumentaria o la sonrisa de un candidato como sus ideas y las medidas que estén detrás, ¿no les parece? Junto a lo que dicen o proponen, está claro, están el pasado y la experiencia: quienes tienen más buscarán esconder lo peor y acreditar lo mejor de su bagaje; quienes no tienen se benefician de la falta de pasivos pero también dejan la duda sobre qué serán capaces de hacer.
No deberían ser tan importantes la indumentaria o la sonrisa de un candidato como sus ideas y las medidas que estén detrás
Pues bien, para analizar precisamente eso, lo que de verdad importa, ha nacido un proyecto llamado Polétika (www.poletika.org). Qué dicen (y suponemos que habrá relación con lo que piensan, más allá del marketing político), qué proponen, qué dicen sus programas y, en cuanto tengamos nuevo Parlamento y Gobierno, qué hacen y con qué se comprometen. Más de 500 organizaciones especializadas analizan las declaraciones y programas electorales y puntúan de acuerdo a un estricto conjunto de criterios lo que nos dicen y nos proponen los líderes de los principales partidos en los ámbitos que más afectan a nuestras vidas. Es una ocasión única y os animo a que no la dejéis pasar.
Aseguraos de que conocéis a fondo las ideas y las propuestas, pues este momento será decisivo para las futuras generaciones. Desde la lucha contra la desigualdad o la pobreza hasta el cambio climático; desde la educación y la salud hasta la renta básica o la cooperación. Las organizaciones más expertas tienen sus propuestas y nos ofrecen su valoración de lo que pretenden nuestros líderes.
En estos últimos años nuestra sociedad se ha hecho mucho más desigual (la segunda de Europa en esa dudosa categoría). También ha visto cómo el empleo es cada vez menos garantía siquiera de la cobertura de las necesidades básicas, cómo se han castigado y descuidado políticas tan fundamentales para el futuro como la investigación y el desarrollo, el fomento de las energías renovables, la cooperación internacional o la lucha contra el cambio climático.
Aprovechaos de Polétika y evitad caer en la tentación de votar –como es el instinto de cualquier persona– únicamente a partir de los marcos básicos de comunicación o del perfil personal que se nos dibuja (o desdibuja, según convenga) de los líderes que aspiran a gobernarnos.