El Gobierno no responde a la propuesta sobre los “corredores humanitarios”

La Comunidad de Sant’Egidio lleva trabajando en España desde hace 28 años. En estas casi tres décadas, además de cuidar de la parte espiritual, sus componentes han dedicado muchas, muchas horas a trabajar con personas inmigrantes y refugiadas.

Con los y las inmigrantes comenzaron en el 2000, cuando el boom económico hacía parecer que todo el mundo nadaba en la abundancia y que nadie tenía problemas económicos o de cualquier otra índole. Todo iba sobre las ruedas de la opulencia. Pero no era así y mucha gente –latinoamericana y africana, fundamentalmente- necesitaba ayuda. Como señala Jesús Romero, portavoz de Sant’Egidio en España, “el acompañamiento y la acogida son fundamentales para quienes llegan a otro país, más cuando no se habla el idioma”. En este ámbito en su momento se creó lo que llaman “Movimiento Gente de Paz”, que abarca a todas las religiones de las personas que acogen. “Una de las cosas que más nos preocupan –señala Jesús- es que cuando los inmigrantes vienen a Europa buscando trabajo, muchas veces en situaciones terribles, es también el desarraigo en su dimensión religiosa. Desde nuestra convicción de que todas las religiones buscan la paz, buscan la armonía del ser humano, en este movimiento se comparte la reflexión de la comunidad, ampliada a toda persona que trabaja por la solidaridad, por los pobres, que tienen sentimientos de esperanza y de paz”. Muchos de ellos y de ellas colaboran en los servicios que necesitan los demás.

[quote_right]“El acompañamiento y la acogida son fundamentales para quienes llegan a otro país»
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En cuanto a las personas refugiadas la experiencia de Sant’Egidio comienza en la década de los 70 del pasado siglo, durante la guerra del Líbano, como una misión de rescate de caldeos que estaban cercados en la región de Chouf. Consiguieron un acuerdo con los contendientes para crear un “corredor humanitario” para sacar de allí a cientos de personas con destino a Italia y, desde allí, reubicarlos principalmente en Australia y Canadá, países clásicos de acogida, como en su momento muchos pensaban que era la vieja, culta, próspera  y democrática Europa.

El acompañamiento y la acogida, fundamentales para los que llegan de otro país.La guerra de Siria, que ya dura más de cinco años, ha puesto de manifiesto que a este continente quizá ya sólo le va quedando el primer adjetivo. “Europa está dormida”, señala Jesús Romero, quien relata que, desde hace un año y medio, Sant’Egidio se da cuenta de la parálisis europea para la acogida y proponen a los gobiernos italiano y español los “corredores humanitarios” para traer, especialmente desde el Líbano, a madres con niños que están solas, ancianos, personas enfermas… con el fin de evitar las mafias y los miles de muertos “enterrados” en el Mediterráneo. El Gobierno italiano, a primeros del pasado mes de mayo, acogió a los primeros 101 refugiados sirios, del total de mil que está previsto admitir. El Ejecutivo español, simplemente, no ha respondido. “La hipótesis que barajamos es porque está en funciones”, señala Jesús, quien añade que “este silencio nos entristece porque hay mucha gente que podría venir y los refugiados no están en ‘funciones’, así como tampoco la sociedad civil”. El portavoz de la Comunidad señala que hay gente que les ha ofrecido pisos gratis para acoger refugiados, también la diócesis de Albacete, la de Madrid, el Ayuntamiento de Barcelona y hay conversaciones con el de Madrid… Recuerda la disponibilidad de jóvenes universitarios, de profesores de árabe para la traducción de los títulos académicos de los refugiados que ya tienen acogidos desde hace dos años.

Moralmente va a pasar factura

Jesús Romero condena la  postura de la postura de la Unión Europea hacia los refugiadosJesús Romero no duda al afirmar que la postura de la Unión Europea con los refugiados y refugiadas “es inconcebible” y añade que “reniega de los principios por los que se creó. No en el sentido mítico, si no que después de dos guerras mundiales, del holocausto… las naciones que participaron en estos hechos se han puesto de acuerdo para echar a los que vienen huyendo de una guerra igual o peor que la que sufrimos nosotros. Pienso que, igual que ahora nos preguntamos que la gente de Polonia, de Alemania, no supiera lo que estaba pasando con los nazis, y no lo entendemos, en el futuro se nos juzgará a esta generación porque dirán que cómo es posible que esta gente que veía esto todos los días en televisión tuvieran a la gente en Turquía porque les han pagado para echarles. Moralmente va a pasar factura”. Al final son más importantes los cálculos económicos que los valores.

[quote_right]»Los refugiados no están en ‘funciones’, así como tampoco la sociedad civil”[/quote_right]

 

 

 

 

Pese a lo comentado anteriormente sobre la disponibilidad de algunas diócesis, cuando se plantea a Jesús si no hay un cierto silencio por parte de la Iglesia española, manifiesta que “no puedo decir mucho, porque hablo por nosotros”, pero señala que cuando se formó la Mesa de la Hospitalidad en la diócesis de Madrid, expusieron que el modelo de acogida debería ser una comunidad, una parroquia, un colegio… en el sentido que en su día propuso el papa Francisco, ya que las familias refugiadas necesitan también su propio espacio vital. “La idea del papa de acoger una familia no es tanto hacerlo en tu propia casa como por la comunidad, porque estas personas necesitan un montón de apoyo, que va desde el aprendizaje del idioma hasta la escolarización de los niños y niñas, pasando por  la convalidación de los estudios o acudir al médico. Los medios materiales son importantes, pero no lo es menos dar nuestro tiempo para acompañarles es todas sus necesidades”.

Quizá es un buen momento para releer y entender en toda su dimensión el pasaje “fui extranjero y me acogisteis”.

 

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