“Una sociedad sin buen periodismo está condenada a la manipulación total”

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El fotoperiodista Gervasio Sánchez lleva casi 30 años ejerciendo su oficio. Recientemente hemos reflexionado en alandar sobre el periodismo de guerra y conflictos, un tema clave cuando se piensa en el derecho a la información y en el estado de los medios de comunicación hoy en día. Hemos querido seguir profundizando en este tema con uno de las más importantes figuras del fotoperiodismo actual en España, Gervasio Sánchez. Desde hace 30 años se ha caracterizado por su pasión por la profesión y por una enorme honestidad.

Cualidades que muestra a través de su cámara y de sus palabras, que no vacilan al denunciar las injusticias y las incoherencias del poder económico y político. Así lo hizo en su discurso ante las autoridades al recibir el Premio Ortega y Gasset en 2008 y, un año más tarde, al recibir el Premio Nacional de Fotografía. Pero así lo hace, sobre todo, en su trabajo cotidiano como reportero.

Comenzamos conversando sobre el estado actual de los medios. “Mi punto de vista es muy crítico con la situación del periodismo porque estamos viviendo una situación económicamente desastrosa, un montón de compañeros se han quedado sin trabajo y las universidades se han convertido en fábrica de parados –y paradas, porque en estos momentos en las universidades hay más chicas que chicos”, aclara Gervasio. “Y la realidad es que las empresas aprovechan la coyuntura para limitar sus gastos, la excusa de la crisis hace posible que la mayor parte de las empresas hayan hecho ERE y han aprovechado para echar a los periodistas más críticos, a los periodistas más combativos”.

Relaciones impúdicas

Sin embargo para él es mucho más grave lo que denomina “crisis de identidad” del periodismo español. “¿Por qué los ciudadanos han dejado de confiar en los periodistas? ¿Por qué han dejado de confiar en la prensa en general? ¿Por qué creen que los periodistas se dedican cada vez más a relacionarse con el poder que a vigilar al poder, como habría sido nuestra obligación?”.

El fotógrafo encuentra respuesta en la injerencia de las grandes empresas en el periodismo: “Cuanto más dinero las grandes empresas, los grandes bancos, las cajas de ahorros ponían en publicidad, más estaban consiguiendo evitar reportajes críticos y periodismo de investigación”. La situación de la prensa para Gervasio explica, por ejemplo, el desmoronamiento del sistema bancario “porque durante mucho tiempo se sabían muchas cosas y no se querían publicar porque ponían en entredicho las relaciones impúdicas de las empresas mediáticas con los poderes políticos y económicos”.

Sánchez pone de manifiesto que en España tenemos un periodismo vendido pero, aún así, defiende el oficio. “Para mí la gran mayoría de periodistas, el gran ejército de periodistas que trabajan en los medios de comunicación, son personas decentes y les gustaría que las cosas fueran de manera distinta”, señala. “El problema es que en los puestos clave hay personas que saben perfectamente qué es lo que se tiene que dar, cómo se tiene que dar, cuáles son los intereses estratégicos de las empresas, qué relación tienen que mantener con su partido favorito, con los bancos y las cajas de ahorros cercanas, con las empresas que ponen la publicidad”. Así, los intereses empresariales suplantan los principios básicos del periodismo, “contra la voluntad de la inmensa mayoría de periodistas pero que no se atreven a levantar la voz porque tienen miedo de perder su trabajo”.

Gervasio Sánchez reivindica la profesión, se ha volcado en la divulgación y la formación de la fotografía con los Encuentros de Albarracín (Teruel) que organiza anualmente para hablar sobre el oficio. Y, en la misma línea, cada vez que un joven periodista que está todavía en la facultad le hace una entrevista le dice claramente: “La primera palabra que tenéis que aprender en el periodismo es a decir no: no a las entrevistas pactadas, no a la censura, no a la autocensura, no a la información que aparece vinculada a intereses económicos…”. Es difícil en los tiempos que corren, sin duda. “Sí, pero tienes que decir que no con 20 años porque entonces seguirás diciendo que no con 30, con 40… si dices que sí con 20 años seguirás diciéndolo con 30, con 40 y con 50, incluso lo justificarás, te mirarás al espejo y dirás qué voy a hacer yo si no aceptar las reglas del juego”.

Para Gervasio Sánchez es clave, en este sentido, un periodismo que no se haga cómplice de poder. “Una sociedad sin buen periodismo, sin buena información, está condenada a la manipulación total”, afirma con rotundidad. “Si desconoces cómo funciona la política, cómo se hacen los negocios, cómo las multinacionales actúan en el Tercer Mundo, cómo compran voluntades políticas, cómo se financia un partido, cómo se utiliza el tráfico de influencias… si no entiendes todo eso estás condenado a la manipulación, porque los periodistas deben ser los vigilantes del poder, no sus mejores amigos”.

“El periodismo es tan importante para una sociedad como la sanidad o la educación, igual que exigimos que nuestros profesores sean buenos para nuestros hijos y que los médicos sean buenos con nuestra salud, tenemos que exigir que los periodistas sean buenos con nuestra salud informativa”.

Mirar hacia otro lado

La crisis, los intereses económicos y las injerencias del poder “hacen que cada vez haya menos periodismo en los periódicos”. La falta de inversión, nos explica el fotógrafo, “convierte el periodismo cada vez en un asunto de más baja calidad y muchos lo que hacen son refritos de informaciones –y esto es muy grave– o se están cubriendo las historias desde otros lugares”.

Se trata de una situación especialmente preocupante en la información sobre conflictos armados. “Nunca ha habido un gran interés y, en época de crisis, donde se están recortando todos los presupuestos, cuesta invertir en algo tan complejo como es mandar periodistas a conflictos”. Los grandes medios miran hacia otro lado y toman la determinación de no invertir. “¿Cómo se vende todo esto?: diciendo que es mejor no mandar periodistas a zonas de conflicto porque es muy peligroso y todo eso es mentira”.

Cuando le entrevistamos aún eran tres los periodistas españoles secuestrados en Siria. Hoy ya son solo dos. “La liberación de Marc Marginedas es la mejor noticia del año”, afirmaba Gervasio en su blog hace unos días. Una buena noticia que “sirve para que los familiares de Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova recobren la esperanza y sientan que el final de su pesadilla está hoy más cerca que ayer”.

A la vista de las dificultades de los periodistas freelance para vivir de su profesión y para desarrollarla con seguridad, da la impresión de que estamos en un tiempo donde hay la mayor información pero nos llega menos información que nunca. “Estamos en una situación casi de misión imposible en Siria”, prosigue Gervasio en nuestra charla, “y el apagón informativo que se está produciendo va en detrimento de lo que está ocurriendo e impacta directamente en la tragedia que viven los ciudadanos sirios, que es menos conocida”.

A este fotoperiodista le han acusado en alguna ocasión de tomar partido en los conflictos pero, para él, “la única verdad incuestionable de una guerra son las víctimas civiles y cuanto más cerca estás de las víctimas civiles más cerca estás de la verdad”. Una vez más, la respuesta es ponerse al lado de las personas que sufren. “En medio del fragor de la guerra, la manipulación, la complejidad de los conflictos, las estrategias de los grupos armados y el gobierno, yo creo que la mejor manera de hacer tu trabajo es aliándote con las víctimas civiles, que son la única manera de cuestionar una guerra”.

Gervasio Sánchez puso su mirada en las víctimas de las minas antipersona con el proyecto Vidas Minadas, ha denunciado la realidad de los niños soldado, ha investigado sobre las víctimas de Pinochet y sigue trabajando hoy para visibilizar tragedias como la de los “falsos positivos” en Colombia, la vida de las personas palestinas refugiadas o la situación en Afganistán. Muchas víctimas a las que poner nombre, a las que devolver la dignidad. Muchos seres humanos a quienes poner en el centro de la información periodística.

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