El eterno bloqueo que sufre el pueblo palestino por parte de Israel surgió de nuevo en la actualidad el pasado mes de junio. Una flotilla pacifista, en la que estaban embarcados cientos de activistas de todo el mundo, fue brutalmente atacada por el ejército israelí cuando intentaba llegar a las costas de la franja de Gaza. En uno de los barcos, el Mavi Mármara, viajaban tres españoles –un periodista y dos activistas– que, en su momento, fueron el centro de atención de los medios de comunicación. Ahora, pasados los meses, el tema ha pasado a un segundo plano de nuevo y, por ese motivo, en alandar hemos querido charlar con Manuel Tapial y Laura Arau, los dos activistas de la Asociación Cultura, Paz y Solidaridad que vivieron esa experiencia.
Alandar: Antes de iniciar el viaje, ¿os imaginabais que la represión de Israel podía llegar a ser tan dura?
Manuel: Yo sí. Comencé a ser consciente cuando una semana antes de embarcar comencé a hacer seguimiento de los diarios hebreos por Internet que constantemente publicaban declaraciones del gobierno israelí con los procedimientos que iban a seguir para parar la flotilla. Cuando declararon públicamente que participarían comandos de élite, a mí me quedo claro que sufriríamos un abordaje violento.
Laura: Yo no lo tenía tan claro. Pensaba que había muchas posibilidades de que Israel nos desviase a Ashdod pero nunca de que entrarían a matar. De hecho, no me di cuenta de que disparaban con fuego real hasta que empezé a ver a decenas de heridos pasar por delante de mí.
A: Meses después, echando la vista atrás, ¿cómo valoráis la experiencia?
M: De manera positiva en lo que a los movimientos de solidaridad se refiere. Esta flotilla ha marcado un antes y un después en el activismo y, sin duda, ha marcado el camino a seguir. En lo político, tambien ha sido positivo. El mensaje que la flotilla ha enviado a los líderes mundiales es que los derechos humanos no pueden dejar de respetarse bajo ningún concepto y que la sociedad civil está vigilante y dispuesta a tomar las riendas del liderazgo en la denuncia de la constante vulneración de estos derechos del pueblo palestino. Esta acción ha servido para acelerar la agenda de la descolonización de Palestina.
L: Siento tristeza cada vez que pienso en las personas que tuvieron que morir para que la sociedad despertase y se diera cuenta de cómo era realmente el actual estado de Israel. Siento pena al pensar que nueve muertes tuvieron más impacto mundial que los miles de palestinos que han muerto en los últimos 62 años. Pero la experiencia ha sido positiva. Parece ser que las cosas están cambiando o que, al menos ahora, sí hay una sociedad civil que tiene los ojos puestos en los pasos que va dando el estado de Israel.
A: ¿Cuál es vuestra valoración sobre la Comisión de Investigación que se ha creado para analizar el caso?
M: A las víctimas nadie nos ha consultado sobre qué es lo que habría que investigar, así que es dificil hacer una valoración positiva de la misma. Desde mi punto de vista, habría que investigar qué tipo de armamento utilizó Israel en el asalto, qué ordenes tenían antes y durante el abordaje, por qué abordó los barcos en aguas internacionales, etc. Y, por supuesto, la investigacion que nosotros valoraríamos positivamente es una que fuera vinculante y tuviera consecuencias.
L: Es complejo. Yo me quedo con una valoración que me hizo al respeto Bulant Yildirim, el presidente de la organización turca IHH. Me comentó que a muchos de los investigadores se les cayeron las lágrimas escuchando los testimonios de algunas de las víctimas del ataque. Y añadió “ahora falta ver si esas lágrimas se plasman sobre el papel en las conclusiones de la Comisión de Investigación abierta por la ONU”. Por otro lado, la Comisión que ha llevado a cabo Israel no merece ni comentarios. A mí no me vale.
A: ¿Cuál es vuestra opinión sobre el punto en el que se encuentran las negociaciones entre Israel y Palestina?
M: Las negociaciones estan muertas antes de nacer. La única solución viable al conflicto arabe-israelí es la descolonización del territorio. Que Israel se retire a las fronteras del año 1967 y, a partir de ahí, se podría comenzar a hablar para alcanzar una solución justa. El punto de partida de estas conversaciones está viciado desde el inicio.
L: Yo tengo la sensación de que esto acabará como empezó: sin ningún acuerdo viable. La solución pasa por una descolonización de la palestina ocupada. Mientras se vayan construyendo colonias no merece la pena ni hablar porque, en la práctica, Israel continua ocupando territorio y no parece que vaya a dejar de hacerlo. Además, en toda negociación se excluye una parte importante de palestinos, los refugiados, más de cuatro millones de personas que deberían poder volver a su tierra. Con todo eso, la Comunidad Internacional debería jugar un papel más fuerte obligando a Israel a cumplir con la legalidad internacional, empezando con cumplir las resoluciones de la ONU. Hasta que eso no ocurra, no veo solución al conflicto.
A: ¿Creéis que este conflicto es un problema religioso? ¿Qué papel tiene, en realidad, la religión en el conflicto palestino-israelí?
M: Este conflicto es fruto de una política colonial que utiliza la religión como excusa. Hay que recordar que Israel nace tras la segunda guerra mundial y tras la crisis colonial britanica que era la administradora de los territorios en Oriente Próximo en aquella época. Tras la retirada británica, los grupos más radicales y ortodoxos del sionismo se encargaron de comenzar una limpieza étnica que dura hasta la actualidad. El papel que ha jugado y juega Israel ha sido un papel de gendarme de los países occidentales en la zona, sólo hay que ver las alianzas y apoyos de los que goza por parte de EE.UU. y Europa. Israel forma parte del entramado geoestratégico de occidente en la zona.
L: Sí, aunque se nos pretenda vender como a un conflicto religioso, el causante del conflicto palestino-israelí es el sionismo junto con los estados amigos que apoyan dichas políticas provocando la perpetuación de las mismas.
A: ¿Por qué hay tantos muros de separación –reales e imaginarios– entre musulmanes y judíos (y entre musulmanes y cristianos)?
M: Los muros de separación no son entre musulmanes y judíos o cristianos. Los muros son entre sionistas –que se creen los elegidos de Dios– y el resto de confesiones religiosas. Cualquiera puede viajar a diferentes países árabes y ver cómo en una misma calle uno se encuentra mezquitas, sinagogas y templos catolicos y ver cómo se convive. Es el sionismo quien ha establecido que los judíos de Israel están por encima del resto y son los sionistas quienes se han erigido en los elegidos de Dios.
L: Estoy de acuerdo con Manu, el sionismo es el constructor de muros. Un ejemplo claro lo tenemos en el Mavi Marmara, el barco en el que viajabamos. Allí había cristianos, musulmanes, judíos, ateos… Todos convivíamos, compartíamos y no existía ningún tipo de muro entre nosotros. Todos éramos –y somos– iguales.
A: Después de la experiencia vivida ¿os quedan ganas de seguir con la militancia?
M: Sin duda alguna. Ya estamos preparando una nueva Flotilla de la Libertad en la que participen dos barcos desde España cargados de ayuda humanitaria. La salvaje intervención que sufrimos por parte de Israel sólo ha logrado reafirmarnos en la necesidad de seguir apoyando a la población palestina.
L: Por supuesto. Cuando vives en primera persona un atentado como el que sufrimos en la Flotilla de la Libertad te reafirmas aún mas como defensora de los derechos humanos. Como víctima, siento aún mas las ganas de luchar por un mundo mas justo.
- La justicia social pasa por una justicia fiscal - 29 de mayo de 2023
- Gasto militar y belicismo en España - 23 de mayo de 2023
- Mujeres adultas vulneradas en la iglesia - 18 de mayo de 2023