La revuelta de la España vaciada

Hace ya tres años que las calles de Madrid sustituyeron el ruido del tráfico por gritos como el de “ser pocos no resta derechos”. Ese fogonazo inicial, impulsado y organizado por dos plataformas ciudadanas -Teruel Existe y Soria ¡YA!-, supuso el inicio de lo que, en la actualidad, se conoce como “Revuelta de la España Vaciada”. ¿Qué es la España Vaciada? ¿Una realidad geográfica? ¿Una constatación de la realidad? ¿Un movimiento social? Quizá tenga un poco de todo…

Cartel sobre sobre la Revuelta de la España vaciada en el Instituto de Aliste. Foto: Teofilo Nieto

La España Vaciada es, en primer lugar, una realidad geográfica constituida por muchísimos lugares del territorio español cuya demografía es entre preocupante y extremadamente preocupante. Sirva como ejemplo el lugar desde el que escribo, Aliste, comarca del oeste zamorano que hace frontera con Portugal, cuya densidad de población, según datos oficiales, está en torno a los seis habitantes por km2 (no olvidemos que menos de 10 se considera “desierto demográfico”), aunque los que vivimos aquí sabemos que, en realidad, es menor. Es cierto que, como defiende Sergio del Molino en el libro que recomiendo, titulado “La España vacía”, muchos de estos territorios nunca han estado especialmente poblados. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en primer lugar, poco o escasamente poblado no significa vacío, es decir, aquí todavía quedamos gentes y paisajes, aquí todavía existe una cultura que está en la UCI, es cierto, pero no en paliativos (algunos nos negamos a que se nos desahucie como cultura). En segundo lugar, cuando se pisan las calles y se ven las casas “pechadas” que hemos contemplado habitadas, que hemos visitado y en las que nos hemos sentado alrededor de la lumbre, cuando se siente el corazón agónico de las escuelas y se ven edificios que un día, no muy lejano, estuvieron llenos de la alegría infantil, descubrimos que no se trata, simplemente, de un territorio históricamente vacío, sino de un territorio que está siendo vaciado por un paradigma social -el neoliberalismo- que, además de defender la rentabilidad económica como supremo criterio de actuación, rechaza la pluralidad cultural y desprecia lo rural y lo pequeño, como algo de segunda categoría; porque la despoblación no es solo un problema de infraestructuras sino también es un problema de paradigma social y rechazo cultural.

Ya lo sabemos: el “pensamiento único” que, tomando como bandera el individualismo, nos despersonaliza para crear el “The american way of live”. A los cristianos no se nos puede olvidar que la desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal. La imposición de un estilo hegemónico de vida ligado a un modo de producción puede ser tan dañina como la alteración de los ecosistemas” (Francisco, LS 145).

Celia Carnero, Presidenta del Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos, en un acto a favor de la Sanidad Pública en Aliste. A su izquierda, el autor de este artículo. Foto: Teófilo Nieto

Ver esta realidad hace que llegue a mis oídos la frase del Éxodo: “he visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos” (Éx, 3,7); concretamente, los gritos silenciosos de personas y paisajes que han aprendido a callar sufriendo; por eso, cuando alguien me pregunta ¿qué hace un cura en medio de un movimiento social? La respuesta es muy simple: transmitir esperanza para que, desactivando la “indefensión aprendida”, esta cultura tenga su propia voz. En consecuencia, lo que era un impulso movido por la rabia que provoca la despoblación, se convierte en una misión: levantar del borde del camino a los apaleados y expoliados de la historia. En este caso, el mundo rural. Esa es la tarea de los Movimientos Rurales Cristianos (tanto de jóvenes, del que soy consiliario, como de adultos). Pelear en la España Vaciada a favor de un reequilibrio territorial es, de alguna manera, hacer frente al neoliberalismo.

Así, pues, cuando hablamos de la España Vaciada, estamos hablando de un proceso que no es fruto del azar sino de un dios malvado llamado capitalismo que ha creado una religión que hace incompatible la natalidad con el ritmo de vida. No olvidemos que el problema demográfico se está notando especialmente en determinados lugares, como en la mayoría de los pueblos y en las pequeñas capitales de provincia pero, en realidad, es un problema de occidente.

Si volvemos al dato referido a los seis habitantes por km2 de mi tierra y lo comparamos con los 839 habitantes por km2 de Madrid, dicha comparación nos habla, por sí sola, de una realidad: el gran desequilibrio territorial que existe en nuestro país y que tiene consecuencias no solo en la salud del planeta y en la de las personas, sino también repercusiones sociales que suponen una profunda discriminación hacia los territorios menos poblados, tanto pueblos como ciudades de nuestra geografía; es decir, el concepto “España Vaciada” va más allá del mundo rural y engloba a determinadas ciudades.

El concepto de “España Vaciada” como movimiento -es importante aclararlo-, aparece con el adjetivo de “Revuelta” para marcar la diferencia entre el movimiento social y el recién creado (en medio de tensiones y polémicas) Partido Político España Vaciada.

Por eso, tras el fogonazo inicial del 31M de 2019, una serie de colectivos -en la actualidad en torno a 100- fuimos conscientes de que esto no podía quedar reducido a ser “flor de un día” y decidimos organizarnos en torno a un nombre: “La España Vaciada” y un espíritu: el reequilibrio territorial. Nos pusimos manos a la obra y nos dotamos, como decisión de la primera de las cuatro asambleas celebradas hasta el momento, de un equipo motor (una junta directiva) que hemos denominado el “E20” que está en proceso de reconfiguración. Hemos comenzado a trabajar en un “modelo de desarrollo para la España Vaciada”, un documento que vio a la luz hace algún tiempo y que ya hemos presentado en distintos territorios e incluso en el Parlamento de España.

Nos encontramos en un momento crítico ya que, una parte importante de la España Vaciada ha puesto su confianza en la vía política. Los pareceres internos, a mi modo de ver, se agrupan en torno a tres sectores: los que han depositado toda su confianza en la vía política dejando así vacío el movimiento social; los que sospechan y no le dan ni un ápice de confianza a la vía política y los que pensamos que el espacio de la calle de los movimientos sociales es un espacio imprescindible que no se puede dejar vacío y que, si se indagase la posibilidad de una herramienta política, realmente fuera una herramienta puesta al servicio de los movimientos sociales y que solo debería plantearse cuando el caudal humano de los movimientos sociales fuese lo suficientemente importante como para poder tener un afluente político.

1 comentario en «La revuelta de la España vaciada»

  1. Francisco Blanco Corrales

    Muy buen art. Y a la vez necesario. Que surjan voces desde los altares tomando como misión «repoblar en todos los ámbitos » la España vaciada, es un halo de esperanza para los «desauciados de lo rural»,a la vez de una recuperación de fieles perdidos por discursos vacios. En hora buena al autor…a dios rogando y con el mazo dando.

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