Decálogo de la «vacuna» contra el coronavirus

Primero: Las cosas que pasan y que nos pasan, siempre tienen una causa o, al menos, tienen posibles lecturas de que pasen. Personalmente, creo que es un aviso de alcance global. Aviso que nos debe hacer pensar que no estamos haciendo las cosas bien a nivel global y local.

Segundo: La pausa obligatoria, que nos ha caído encima, nos recuerda aquella frase, no sé si pedagógica, pero bastante efectiva, que dice: «niño, al rincón de pensar», tras muchas amonestaciones y de muchos argumentos rechazados por la criatura.

Tercero: Los daños colaterales, además de los enfermos y los muertos, serán muy importantes y graves como ya podemos observar y temer: el daño económico llevará despidos más o menos arreglados, paro, quiebras, desánimo, desesperación.

Cuarto: Fue la crisis económica del 2008 que provocó también un descalabro para muchas familias, además de recortar fuertemente «la sociedad del bienestar». Y se habló de una lección que había que aprender, muy centrada en la burbuja inmobiliaria. La lección no se ha aprendido.

Quinto: No caigamos en la trampa de las falsas soluciones que sólo tocarán la epidermis del problema. Estamos en una situación de enfermedad personal y colectiva, global. No hay que buscar laboratorios secretos «ecocidas». Nosotros somos el laboratorio.

Sexto: Tenemos la gran oportunidad de hacer una PAUSA global seria y replanteemos qué estamos haciendo y cómo estamos viviendo y si queremos un futuro envenenado o una humanidad re-humanizada.

Séptimo: Aprovechamos este tiempo para Re-pensar. Re-pensarnos. Compartir nuestras reflexiones. Valorar todos los datos de los científicos, que son como los profetas de viejos tiempos, que nos dicen que quizás «todavía estamos a tiempo» de hacer un golpe de timón.

Octavo: Realmente hay una conciencia global, unos efectos devastadores globales, pero también un sentimiento común solidario que nos puede llevar a nuevos planteamientos: sobre el trabajo, sobre las relaciones familiares, sobre el uso del tiempo y del ocio, sobre el papel de cada persona, de cada profesión, de cada colectivo, de cada pueblo.

Noveno: Las redes nos han abierto un camino todavía «inexplorado». Quizás podremos volver a caminar por la calle y parar y hablar sin estar pegados al móvil. Quizás nos daremos cuenta de que vivimos en espacios sociales que son para reencontrarnos como personas que saben mirarse y darse abrazos. Quizás recuperaremos el debate sincero y la conversación amable. Quizás nos daremos cuenta de que además de los productos de proximidad hay personas de proximidad.

Décimo: Podríamos decir que es un segundo aviso para navegantes. El canto de las sirenas nos puede volver a embaucar y, cegados y seducidos, podremos ir hacia nuevos arrecifes aún más peligrosos. Ahora, como dice el tiempo cuaresmal, es un tiempo de nuevas oportunidades. Un tiempo favorable al cambio de estilo, costumbres, maneras. La humanidad será solidaria o no será.

Aislamiento por coronavirus representado con figuritas de papel. Foto: Congerdesign

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