Para una comunidad de naciones

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Foto. CIDSE/Florian Kopp.La conferencia de la ONU sobre desarrollo sostenible (Rio 92 + 20) en el mes de junio pasado fue una demostración más de la fragilidad de los organismos internacionales y de cómo deben ser repensados desde otra base. En ese sentido, América Latina y Caribe ofrecen al mundo una buena orientación. Ya en 1826, en el congreso de Panamá, Simón Bolívar, inspirado en el sistema de confederación de las antiguas ciudades griegas (anfictionismo), propuso formar en el continente que la población india llama Abya Yala una gran patria nuestra, una comunidad de naciones hermanas.

No era solamente una estrategia de defensa militar o de comercio integrado. Era una alianza de solidaridad entre los pueblos. “La agenda del Congreso Anfictiónico de Panamá proponía el apoyo a la independencia de los países, la abolición de la esclavitud en todo territorio confederado y organizar un cuerpo de normas de derecho internacional” (Tricontinental, 174/ 2012, La Habana).

Ese sueño que el libertador no pudo ver plenamente organizado, ahora sí se hace verdad con la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), pensada en el cumbre de la unidad de la América Latina y Caribe (Riviera Maya, México, 2010) y efectivamente iniciada en Caracas, tierra de Bolívar, en diciembre de 2011. Allí, menos Estados Unidos y Canadá, todos los países de las Américas convergieron para esa unidad y formaron así una nueva página de integración.

Significa un nuevo bloque de poder, capaz de aportar mucho a un nuevo orden mundial. Son 33 países miembros. Suman una población estimada en casi 600 millones de personas. Ocupan una superficie de 20’5 millones de kilómetros cuadrados, la mitad de los cuales la forman bosques y selvas, con el 30% de las fuentes de agua dulce del mundo. Es la región con mayor producción y exportación mundial de alimentos y la tercera mayor generadora de energía. Su producto interior bruto (PIB) es de seis millones de millones de dólares, equivalente a una tercera parte del PIB de Canadá y Estados Unidos juntos, pero la región cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo y una de las más grandes de gas.

Los retos son inmensos y el camino aún es largo. Sin embargo, quien cree en Dios, percibe que su proyecto para la humanidad es la unidad y la solidaridad de todos hombres y mujeres, como hermanos y hermanas en una sola familia humana.

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