El sur libra la batalla contra el cáncer

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Una doctora realiza una operación en la India.  Poca gente en el mundo puede alardear de que el cáncer no le ha tocado. En este momento, millones de seres humanos afrontan una batalla personal contra la enfermedad y muchos más están sentados junto a seres queridos que luchan por su vida, visitando amigos que se recuperan de una quimioterapia o averiguando sobre los últimos tratamientos para sus parientes.

El pronóstico de la organización líder en investigación sobre cáncer no indica mejorías. El Informe Mundial del Cáncer 2014 ha señalado que en los próximos 20 años se espera que los nuevos casos aumenten un 70 por ciento y que lleguen a 25 millones en 2025. Producido cada cinco años por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC por sus siglas inglesas) que depende de la Organización Mundial de la Salud, el informe señala que los nuevos casos pasaron de 12’7 millones en 2008 a 14’1 millones en 2012.

Una barrera al desarrollo

El cáncer de pulmón encabeza la lista de diagnósticos, con 1’8 millones o casi 13 por ciento del total mundial. Le sigue el cáncer de mama, con 1’7 millones, mientras el que afecta al intestino grueso representa 9’7 por ciento. El más mortal sigue siendo el de pulmón, que mata a 1’6 millones de personas por año, mientras otras 800.000 fallecen por cáncer de hígado y 700.000 por el de estómago.

Esta mortandad va acompañada de costos sanitarios astronómicos, que en 2010 llegaron a unos 11.500 millones de euros. La incidencia va creciendo en países de ingresos medios y bajos que no tienen ni la experiencia ni los recursos financieros para hacerle frente.

El 60 por ciento de los casos diagnosticados corresponden a Asia, África y América del Sur, las mismas regiones donde ocurren 70 por ciento de los fallecimientos.

Un médico pasando consulta en el hospital PMI hospital en Costa de Marfil.

Midiendo la brecha oncológica

Los países en desarrollo están entre la espada y la pared. Por una parte, siguen padeciendo una alta incidencia de tipos de cáncer asociados a infecciones, como el de cuello uterino, el de estómago y el de hígado, que guardan relación con la pobreza y la falta de agua potable, de vacunas, de centros de detección precoz y de opciones adecuadas de tratamiento.

Por otro lado, los tumores relacionados con estilos de vida opulentos, como el de pulmón, mama e intestino grueso –por el elevado consumo de tabaco, alcohol y alimentos procesados– también están diezmando las filas crecientes de las clases medias de esos países.

África, por ejemplo, está experimentando una subida alarmante del tabaquismo y se espera que la cantidad de adultos que fuman pase de 77 millones a 572 millones para 2100, si no se aplican nuevas políticas”, según la Sociedad Estadounidense del Cáncer. El sudafricano Evan Blecher, director del programa internacional de investigación sobre control del tabaco de dicha sociedad, atribuye este aumento a múltiples factores. Uno de los principales es el crecimiento económico.

“Las economías africanas están creciendo a mayor velocidad y de forma más sostenida que en los últimos 50 años”, afirma Blecher. “El crecimiento económico impulsa el consumo de tabaco porque hay más dinero disponible”.

Algunos de los países donde se ha constatado un mayor aumento del tabaquismo son Angola, República Democrática del Congo, Etiopía, Madagascar, Mozambique, Senegal y Nigeria, que son los de mayor crecimiento económico de África y del mundo. Esta doble carga, de tumores de la pobreza y de la opulencia, se cierne sobre sistemas de salud que ya están bajo presión.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) publicó recientemente que los países de ingresos medios y bajos, donde reside 85 por ciento de la población mundial, poseen solamente 4.400 máquinas de megavoltaje, lo que representa menos de 35 por ciento de las instalaciones mundiales de radioterapia.

La AIEA señala también que unos 23 países de más de un millón de habitantes cada uno, la mayoría en África, no tienen un solo aparato de radioterapia.

Esto también es desigualdad

Silvana Luciani, asesora en prevención y control del cáncer de la Organización Panamericana de la Salud, pone de manifiesto que las disparidades de los servicios de salud también resultan en tasas de mortalidad desequilibradas. “En América Central la mortalidad de cáncer de cuello uterino es de 15 o 18 muertes por 100.000 personas, mientras en América del Norte es de dos por 100.000”, afirma Luciani. “Esto obedece a programas de detección mediante Papanicolaou que llevan mucho tiempo de existencia en América del Norte y tienen una calidad mucho mayor que en América Central, donde los servicios de salud están fragmentados”.

Por su parte Rengaswamy Sankaranarayanan, consultor especial de la IARC, subraya que la brecha oncológica no solo separa a las naciones en distintos grados de desarrollo, sino a las poblaciones dentro de ellas. “La enorme disparidad de sobrevivencia de cáncer de mama entre las zonas rurales y urbanas de China, India y Tailandia o entre las poblaciones negras y blancas de EE.UU.… es un buen ejemplo”.
Investigadores y médicos de EEUU han puesto de manifiesto que hay una diferencia de 8’8 por ciento en las tasas de mortalidad por cáncer de mama de las mujeres negras y las blancas. Puesto que la obesidad es un grave problema para las comunidades afroestadounidenses –afecta a 50 por ciento de las personas adultas negras y a 35 por ciento de las blancas– no sorprende que ellas tengan mayor incidencia de cáncer colorrectal, asociado al consumo excesivo de alimentos procesados y poco saludables.

En India, donde se reportaron más de un millón de nuevos casos en 2012 y casi un millón de muertes por alguna forma de cáncer, la gran diversidad de estilos de vida se muestra como el factor decisivo de la brecha oncológica. Por ejemplo, la mayor incidencia de cáncer se registró en el estado nororiental de Mizorán, una de las regiones de mayor crecimiento económico, mientras la más baja se halló en Barshi, un distrito rural del estado occidental de Maharashtra, donde buena parte de la población se dedica a la actividad agrícola.

Por ultimo, Sankaranarayanan señala que países como Corea del Sur, Turquía, Malasia, India, Ghana, Marruecos, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México “están adoptando sistemas de salud de atención universal o seguros nacionales de salud que se dirigen a las poblaciones más pobres”. Sin embargo, la inequidad persiste porque “las poblaciones cada vez más envejecidas y la aparición de tecnologías oncológicas muy costosas aumentan las presiones sobre esos servicios”.

El impacto de las desigualdades sociales y del empobrecimiento de algunos países o regiones incide, por tanto, en el acceso a un tratamiento oncológico que podría salvar miles de vidas.

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