Crecimiento económico y clase media en África

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 Foto. Kigali Wire.

África se está debatiendo entre revueltas, elecciones, violencia postelectoral, presidentes y dictadores que se aferran al poder, jóvenes que reivindican más libertad y mejores condiciones de vida… y la tutela de los antiguos poderes coloniales que no dejan que sus pupilos tomen iniciativas y abandonen las hojas de ruta que les tienen trazadas. Los intereses económicos y geopolíticos de occidente están frustrando los deseos de cambio de tantos hombres y mujeres en el continente.

El gran problema al que se enfrenta el África subsahariana a la hora de demandar más libertad, estabilidad y respeto por los derechos humanos es la falta de una clase media educada que no pueda ser fácilmente manipulada por los gobernantes de turno. Durante años se ha acusado a aquellos africanos y africanas que tenían la posibilidad de estudiar de emigrar y, así, privar al continente de los profesionales necesarios para establecer ese sector de la sociedad.

Pero las cosas parecen estar cambiando. Según el Banco Mundial, en los próximos 20 años habrá más de 43 millones de subsaharianos pertenecientes a la clase media. Este fenómeno no se limitará a las mayores economías del continente -Sudáfrica, Zambia, Nigeria, Kenia o Ghana- sino que abarcará a casi todos los países.

Muchos analistas destacan las ventajas que este crecimiento aportará, ya que un electorado mejor educado y más rico será más difícil de manipular y podrá vigilar más de cerca las finanzas públicas. Los ciudadanos de clase media, al tener mayor riqueza y más influencia, siempre quieren asegurar su participación en la toma de decisiones y saber cómo se utiliza el dinero de sus impuestos.

Un buen ejemplo es el de Ghana, donde la cada vez más poderosa clase media no deja de exigir al gobierno que invierta los beneficios del petróleo en infraestructuras. Pero Ghana se presenta como una excepción en el continente. Crece la riqueza del país, crece el PIB, crece la clase media y se reducen las tasas de pobreza, tanto la económica como las debidas a otras causas.

Pero en el resto del África subsahariana no es así, a pesar de que desde el inicio del milenio la mayoría de los países africanos están experimentando importantes tasas de crecimiento económico que en algunos casos llega al 7 u 8%. Sin embargo el número de pobres sigue aumentando y, consecuentemente, la clase media no despega.
¿Por qué a pesar del crecimiento económico no se reducen las tasas de pobreza en África? La respuesta a esta pregunta es fácil. La riqueza sigue concentrada en muy pocas manos y así los ricos son cada vez más ricos y la brecha social, más grande. Si el crecimiento de la economía de un país no se traduce en beneficios sociales para sus ciudadanos nada cambia. Esa es la realidad de muchos países donde el acceso a la educación y a la sanidad, por ejemplo, siguen siendo privilegios de unos pocos, a pesar de las cifras de mejora de la economía que muestran las estadísticas.

Evidentemente, África necesita esa clase media que le dé estabilidad política y potencie el control de los recursos del país. Pero la pregunta clave es si ese crecimiento y toma de conciencia permitirá a los ciudadanos africanos ser los verdaderos dueños de sus países, si de verdad podrán decidir su futuro y mejorar sus vidas o si seguirán siendo los países occidentales -las antiguas metrópolis- los que continúen decidiendo la suerte de sus ex colonias como hemos visto recientemente en Costa de Marfil por ejemplo.

Autoría

  • Alandar

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