Cristianos a favor del domingo libre

254movimientos2.jpgEn Europa la prolongación de las jornadas laborales, la distribución irregular del tiempo productivo y la intensificación de los ritmos de trabajo amenazan con quitar a los domingos el rojo con que se marcan los días no laborables. Por eso un grupo de cristianos europeos se ha movilizado a favor del domingo libre.

Por mucho que lo diga el Génesis o que lo indiquen los mandamientos de la Iglesia Católica, el domingo está dejando de ser el día del Señor, el día de descanso, de esparcimiento y de encuentro con los demás. Y todavía podría ser peor si prospera la directiva europea sobre el tiempo de trabajo que legalizará la jornada semanal de 65 horas.

En marzo de 2007 organizaciones católicas de Austria lanzaron la “Alianza por el Domingo Libre”, con la pretensión de incluir una enmienda que indique que el periodo mínimo de descanso comprende, en principio, el domingo.

Al calor del nuevo debate abierto en torno a la jornada semanal de trabajo, la Alianza creyó llegado el momento de establecer de una vez por todas el descanso dominical y motivar tal decisión de modo que ningún tribunal pueda borrar esta conquista social.

“El domingo le permite a las personas y las comunidades tener una continuidad en su vidas. En el momento en que se integra un misma día de descanso para todos, se crea una situación de sincronización social y temporal”, afirmaba la “Alianza por el Domingo Libre”. “Ningún otro día de la semana proporciona ni el descanso, ni el tiempo para compartir con la familia y en comunidad como lo hace el domingo. Por esto, el domingo logra liberarnos de las imposiciones externas y de la presión del tiempo”, añadía la Alianza.

El mismo Benedicto XVI no dejó pasar el tiempo y durante su visita de septiembre de 2007 y en la mismísima eucaristía de la catedral de San Esteban, en Viena, aprovechó la homilía para explayarse sobre el significado y el valor del domingo, en explícito apoyo a la “Alianza por el Domingo Libre”.

La campaña acabó traspasando las fronteras, confesiones e ideologías. En Alemania, católicos y evangélicos se unieron para defender el descanso dominical. En Italia, Suiza, Luxemburgo o Polonia, se reproducían iniciativas y campañas similares. En Francia, hasta los sindicatos vieron con buenos ojos la movilización impulsada por los católicos a través de la “Asociación de Amigos de los Domingos”, organización que declaraba con rotundidad que “el descanso dominical, más allá de un tiempo de reposo justo y necesario, es un elemento fundamental de la vida familiar, deportiva, cultural, asociativa, espiritual y absolutamente necesario para la vida en sociedad”.

No faltan quienes creen que en una Europa plural, donde se citan cada vez más ciudadanos que profesan otras confesiones religiosas distintas a las cristianas, no se debe legislar un único día de descanso dominical. Baste recordar que el viernes es el día santo para los musulmanes, como lo es el sábado para los judíos. Pero la historia europea, a falta de que en el futuro sean otros los hábitos, da la razón a quienes prefieren el domingo como día no laborable por excelencia.

En Rusia se declaró el domingo como festivo en 1897. Un año después, se hizo lo propio en Austria. En Francia no se logró hasta 1906, curiosamente, dos años después de que así se legislara en España, donde Iglesia y movimiento obrero coincidieron por una vez en algo.

La Iglesia Española hoy

Los obispos españoles no se han pronunciado sobre la actual polémica en torno al tiempo de trabajo, al menos no con la misma rotundidad con que lo han hecho en otros asuntos. Es probable que den por buena la instrucción pastoral denominada “Sentido evangelizador del domingo y las fiestas”, dada a conocer el 22 de mayo de 1992.

Hace 16 años dejaron escrito que “hoy se asiste a una liberalización de las legislaciones que afectan a los horarios y a las limitaciones sobre el tiempo de trabajo en la industria y en el comercio, por motivos económicos y de la competencia a escala mundial. Estos y otros factores, no hay que ocultarlo, entrañan serios peligros para el hombre y para el cristiano, al someter los valores humanos y espirituales a las exigencias de la producción y del consumo”.

Aquella instrucción, que aún no ha sido actualizada ni revisada, sobre el domingo y las fiestas utilizaba un lenguaje muy clarificador al hablar de las condiciones de vida y de trabajo. Tanto que las autoridades eclesiásticas llegaron incluso a pedir “a los responsables de la política laboral, a los empresarios y a los representantes de los trabajadores que no cedan a la fácil tentación de eliminar poco a poco el descanso dominical basándose en la posibilidad de una mayor producción y ampliación del tiempo libre durante la semana, con detrimento de la libertad personal, de la convivencia familiar y de otros aspectos de la vida ciudadana”.

Petición que ha caído en el olvido si tenemos en cuenta la regulación de los horarios comerciales en nuestro país. La ley socialista de 2004 que regula los horarios comerciales permite la apertura de los establecimientos comerciales durante doce domingos y festivos al año en todo el Estado. En la Comunidad de Madrid, el gobierno del PP los amplió hasta llegar a 22. Valencia o Castilla-León, también dirigidas por el PP, pretenden seguir la estela liberalizadora emprendida por Esperanza Aguirre.

No obstante, desde otros ámbitos cristianos de nuestro país surgen voces que denuncian con perseverancia las políticas liberales. La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), por ejemplo, se pronunció abiertamente en contra de la directiva sobre el tiempo de trabajo.

“Queremos que la jornada laboral en Europa permita a las personas desarrollar todas las dimensiones de su vida (personal, familiar, social, política…)”, señala la HOAC. “Frente a ello decimos que queremos ‘trabajar para vivir’, queremos ‘trabajar mejor’, pero no creemos que más horas en el centro de trabajo nos ayuden a alcanzar dicho objetivo”, defiende la HOAC.

De hecho, la HOAC apoya la campaña europea a favor del domingo libre. Entre otras muchas razones por que comparte presencia con sus promotores en el seno del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa. No en vano, para los trabajadores cristianos lo que está en juego es liberar el tiempo de las garras del productivismo salvaje.

Para saber más:

http://www.freiersonntag.at/

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http://www.sonndeg.lu/page2/page2.html

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