Los impuestos que pagamos los contribuyentes son gastados por los Ayuntamientos con criterios que a menudo desconocemos, cuando los criterios existan. El portentaje del gasto público en materiales y servicios es un 16% del Producto Interno Bruto de la Unión Europea. Los ayuntamientos contratan y compran papel, bombillas, gasolina, energía eléctrica, mobiliario urbano y escolar, fotocopiadoras, toner, coches, agua, detergentes, servicios de comedor, mantenimiento del verde público, recogida de basuras, etc.
Que nuestros ayuntamientos elijan criterios éticos y ecológicos con los cuales adquirir, con nuestro dinero, bienes y servicios es una acción posible y positiva hacia una sociedad sostenible. Y el gasto no cambia. Se trata sólo de que, ya que se compra, ya que se contrata, el ayuntamiento conceda más puntos a la empresa que propone: papel reciclado, maquinarias y bombillas de bajo consumo, toner de agua, coches híbridos, detergentes biodegradables, mantenimiento del verde público con ahorro de agua y plantas autóctonas, recogida diferenciada de basuras, mobiliario de madera sostenible (certificada FSC), productos alimenticios del comercio justo en los comedores escolares, etc. Los ayuntamientos pueden, de este modo, reducir el impacto ambiental de sus servicios y consumos y sobre todo estimular la innovación de procesos productivos eco-eficientes e integrados.
Introducir las adquisiciones verdes-éticas en los entes públicos, no significa sólo “comprar mejor”, sino también decidir dónde comprar, racionalizando las compras, reduciendo el camino que recorren los productos, favoreciendo inversiones en tecnologías inteligentes e innovadoras. Dos temas en los que se concentra particularmente la atención del GPP son el consumo energético y la producción de residuo (reduciendo los embalajes, eligiéndolos reciclables, reutilizables y hechos en monomateriales; eligiendo productos de mayor duración, reciclables…).
Muchos ciudadanos han solicitado con fuerza esta acción y hoy ayuntamientos como Barcelona, Madrid, Cremona, Ferrara, Turín, Bergamo, Ravenna, Bologna, Goteborg, Pori, Kolding, Dunkerque,… y otros muchos del mundo, se han dotado de un documento que define los criterios, con resultados muy interesantes. En lenguaje internacional esto se llama Green Public Procurement, y es un instrumento innovador para impulsar una conversión ambiental de la producción y del consumo. Es un modo para promover un mercado más ecológico sosteniendo a las empresas que adoptan criterios sostenibles y responsabilidad social, que, de este modo, dejan de depender de la demanda minoritaria para afirmarse con sus productos y servicios en una espiral positiva.
Para más información:
www.procuraplus.org