El sacerdocio ministerial de la mujer

-	Rosemarie Smead, una mujer católica estadounidense que recibió el orden sacerdotal este año. Foto. John Sommers / ReutersRespecto al sacerdocio ministerial, la polémica fuerte en estos tiempos viene dada a partir del momento en que se plantea el sacerdocio de la mujer, el ministerial, claro; pues el común ya lo tiene por el hecho de haber sido bautizada “Vosotros, como piedras vivas, sois edificados como edificio del Espíritu para formar un sacerdocio santo que ofrezca sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo. Pero vosotros sois linaje escogido, casa real, comunidad sacerdotal, nación santa, pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1Ped 2, 5.9).

Juan Pablo II quiso zanjar la cuestión diciendo que “él no se sentía autorizado para admitir algo que el propio Jesús no dejó de manifiesto en su vida”. Su sucesor, Benedicto XVI, apostó por la misma teoría. Como ya he hecho en otras ocasiones, no voy a entrar en argumentos bíblicos ni teológicos que pudieran acercarnos a esta cuestión, porque no me siento capaz para ello.

Por ello quiero presentar mis razones, nunca pruebas (lo digo por si alguien las espera), que me llevan a apostar por el sacerdocio ministerial de la mujer. Si alguien dijera que no ve argumentos a favor de esta cuestión, le respondería diciendo que yo tampoco los veo en contra. Tampoco me sirve en este caso algo que aducen numerosas personas y sectores, dentro y fuera de la Iglesia, por cierto, a favor del sacerdocio femenino, como es el hecho de la escasez de hombres (varones) en los momentos actuales que se sienten llamados al ministerio sacerdotal, razón por la cual habría que echar mano de la mujer, como si ésta fuera un elemento para los casos de emergencia.

Es verdad que en los últimos tiempos la mujer ha ido consiguiendo dentro de la sociedad civil derechos que hasta ahora se le habían negado, comenzando a desempeñar cargos y a realizar funciones que se desprendían automáticamente de dichos derechos. Apuntándonos a este carro, habría que decir que también la Iglesia debiera adaptarse a los nuevos tiempos y, en este caso, abrir la puerta para que la comunidad pudiera presentar a una mujer, si así lo considerase oportuno, como candidata para recibir el sacramento del orden y poder presidir después la fracción del pan. No estoy en contra de semejante argumento si tenemos en cuenta que la Iglesia no es algo diferente ni puede quedar al margen de la sociedad en la cual vive, por lo cual todos los logros positivos que en ella se consigan no le debieran ser ajenos. Aun siendo importante, que lo es y mucho, semejante argumento, pienso que no debe ser la última palabra respecto al tema que nos atañe.

Tiene la mujer un corazón que es idéntico al del hombre y, por lo mismo, capaz de tener los mismos sentimientos, entre ellos el del amor, base clave y fundamental para conocer a Dios: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1Ju 4,8). Y es precisamente sobre el amor que Jesús pregunta a Pedro: “Simón, ¿me amas más que estos? Apacienta mis corderos” (Ju 21,15). El mismo San Pablo lo dirá de manera inigualable en la primera carta a los cristianos y cristianas de Corinto: “Ya podría yo…, si me falta el amor no soy nada” (1Cor 13, 1-8a).

Por tanto, si la mujer está bautizada y ya participa del sacerdocio común; si, además, posee un corazón capaz de amar igual que el del hombre; e, incluso, nos parece normal y lógico que pueda recibir igual que el varón algo tan importante para el funcionamiento de una comunidad como son los carismas, etc. ¿cómo, en cambio, le negamos la puerta a presidir la fracción del pan desde el sacerdocio ministerial?

Creo que si fuéramos al fondo de la cuestión, nos daríamos cuenta de que todavía persisten en la Iglesia toda una serie de prejuicios respecto a la mujer provenientes del judaísmo antiguo que habría que superar de una vez por todas; el de la mujer sería uno de los más claros.

2 comentarios en «El sacerdocio ministerial de la mujer»

  1. El sacerdocio ministerial de la mujer
    Yo tampoco veo por qué una mujer no puede acceder al sacerdocio. Este asunto de puro obvio que es, casi que da pereza justificarlo. Las respuestas que dan los obispos es que Jesucristo era un hombre. ¿Para dar esta respuesta han tenido que estudiar tanto? Por esa razón, que los curas vayan todos con una túnica, sandalias, barba, etc.
    Ésta cuestión junto con otras de carácter parecido-el celibato opcional, la indisolubilidad del matrimonio, etc.- son asuntos muy delicados para el nuevo papa. Por cierto, creo que se está poniendo mucho entusiasmo en que cambie cosas como ésta, pero me temo que no lo hará. Si lo hace, las consecuencias serán imprevisibles para la continuación de la Iglesia. Al menos tal y como la conocemos. Pide mucho que recemos por él. Falta le hará. Yo así lo hago.

  2. El sacerdocio ministerial de la mujer
    NO ESTOY DEACUERDO CON QUE LAS MUJERES SEAMOS SACERDOTES ME PARECE UNA BURLA A JESUCRISTO. EL FUE UN HOMBRE Y DEJO IMPLANTADO EL SACERDOCIO PARA LOS HOMBRES… ESTA BIEN QUE SIGAMOS UNA VIDA DIRIGIDA HACIA LA SANTIDAD PERO NO ES LA MANERA CORRECTA SI QUEREMOS SER SEMEJANTES A JESUCRISTO SEAMOS LA IMAGEN DE SU SANTISIMA MADRE MARIA… NOS VERIAMOS MUCHO MAS FEMENINAS Y DIGNAS DEL CIELO.

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