Casi todo lo que se escribe y se lee sobre la próxima Jornada Mundial de la Juventud es más bien positivo y de tono encomiástico (con alguna excepción como las líneas de Mari Patxi Ayerra en el Alandar de abril, las de Eloy Sanz en el de mayo o las de Juan Cejudo en el 21rs de el mes pasado). Ese tono no es de extrañar viniendo de quien viene, es decir, de personas pertenecientes a los círculos oficiales de la iglesia y hasta comprometidas en y con la organización de esta jornada. Gente, en suma, que considera esa jornada como algo beneficioso para la difusión del Evangelio en el mundo actual.
No sólo lo que se publica. La impresión anterior puede ampliarse a documentos y actividades más o menos oficiales y de distintos niveles que encontramos un poco por doquier, aunque siempre dentro del panorama más decididamente eclesiástico y menos fuera de él, incluidos aquí no pocos cristianos “de a pie” que no están conformes con la Jornada o con sus circunstancias
Dada esta extendida situación, convienen unas ciertas matizaciones críticas. No por deseo de llevar la contraria sino para intentar poner las cosas en su punto y reconducir el sentido profundo que las actividades religiosas pueden tener. Ya sabemos que, aun con toda la buena voluntad del mundo, en las cotidianas traducciones de lo cristiano se pega mucho polvo del camino humano. Ecclesia Semper reformanda (“la iglesia siempre ha de ser reformada).
Pretendo evaluar este acto –y otros semejantes– apelando a los criterios fundamentales: evangelización, fomento del amor mutuo, sencillez, humildad, pobreza, sinceridad, hondura… valores neotestamentarios.
No hay que insistir demasiado en que las hondas vivencias cristianas necesitan apoyos externos y comunitarios para poder ser experimentadas. De ahí que actos masivos como los que tienen lugar en la Plaza de San Pedro, los antiguos Congresos Eucarísticos, las misiones populares… – más frecuentes, por cierto en tiempos pasados – contribuyan – o contribuían – a aumentar tales vivencias en no pocos de los participantes. En esa línea se inscribe la Jornada.
Pero esos actos también contribuyen a un triunfalismo superficial y no fomentan la esencial vida interior, lugar donde se desarrolla la relación con el Señor Jesús y, por medio de él, con Dios. La comunidad y el grupo –esenciales mediaciones cristianas– no substituyen a la decisión personal.
Hoy día, además, dada la evolución social que ha tenido lugar en España, ya no nos encontramos en unas circunstancias favorables a este tipo de actos. Las gentes en su mayoría son más laicas, superficiales, consumistas, dependientes de los medios de comunicación y menos propicias a participar de tales festejos y, mucho menos, a sacar fruto espiritual de ellos.
Es evidente que se ha de hacer algo ante ese estado de cosas. Pero la duda es si reiterar la misma “pastoral” antigua es el mejor método para cambiar dicha sensibilidad.
Uno tiene la impresión –injusta quizás– de que, ante las reales dificultades de proclamar el Evangelio a las personas de hoy en día en nuestro mundo, especialmente a los jóvenes, se ha optado por organizar este tipo de actos para contentarse con la gran asistencia, aunque, luego, muchos asistentes vuelvan al lugar de donde vinieron prácticamente en las mismas condiciones espirituales con las que vinieron. Si se me permite la exagerada expresión, para no pocos ha sido un “botellón por lo religioso”. La parafernalia del acto vale para los ya convencidos, que no necesitarían más confirmación, y, en cambio, produce efectos malos en otras personas.
Piénsese, por dar un dato, en los grandes gastos que la organización conlleva (se ha hablado de 50 millones de euros). Para subvenirlos se han pedido contribuciones más o menos voluntarias, a varias organizaciones y colectivos, como por ejemplo órdenes y congregaciones y se ha organizado un patronato o fundación en que participan muchos empresarios importantes del país. No querría hacer el papel de Judas en la escena de la unión a Jesús y decir que “ese dinero se podría haber destinado a los parados”. Pero es que Benedicto XVI no es Jesús ni las circunstancias son las mismas.
Existen, pues, en mi opinión, fundadas dudas de que la Jornada Mundial de la Juventud sea un instrumento adecuado para una evangelización eficaz. Y cabe pensar, por el contrario que sea un escándalo para las ovejas que están fuera del redil y que habría que salir a buscar y las aleje todavía más.
En realidad esto último ha de ser el criterio y baremo con el que medir todo tipo de actos eclesiales. Puede resultar poco concreto y es susceptible de muy diversas interpretaciones. Pero sigue siendo lo fundamental: Si algo promueve la interiorización y vivencia profunda y práctica del Evangelio, eso vale. Concretando algo más: pobreza, humildad, falta de boato… son características evangélicas. Y el mundo y sensibilidad actuales, tan sometidos, por ejemplo, a las diferentes formas de propaganda, no han de llevarnos a utilizar otros medios de valoración, como sería, por ejemplo, el número de asistentes a los actos. Como siempre se dijo: non numerantur sed ponderantur (“no se cuentan, sino se pesan”).
Como decía antes no pretendo incordiar ni criticar por afán de contradicción. Mucho menos desanimar a quienes esas actividades les sirvan. Seguro que hay personas ingenuas y de buena voluntad que verán con buenos ojos lo que otros censuramos. Tampoco pretendo tener razón a toda costa. Y reconozco el riesgo de equivocación. Pero también parece razonable debatir “desde dentro” y procurar mejorar las cosas para otras ocasiones. En la iglesia española hay una cierta tendencia al pensamiento único, conservador y atrasado, por cierto. Y es bueno que se eleven otras voces.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Se nota que esto esta escrito por alguien que no esta muy en comunion con Roma. Decirle que son de gran ayuda espiritual y que de estas jornadas nacen multitud de vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal…pero claro..eso usted lo omite.
Tambien informarle que no es solo del gusto de la jerarquia y el resto disiente…de ser asi…de donde salimos nosotros? esos cientos de miles de jovenes que asistimos….somos tambien jerarquia? le pido que deje de decir sandeces y si a usted no le gusta (que en su derecho esta) no asista…no lea las noticias y si quiere saquese los ojos y rompase los timpanos…pero deje de tirar pidras sobre el tejado de la Iglesia.
Otra anotación…Benedicto no es Jesús..cierto…es su vicario, y actuara con todos los medios a su alcance para la difusión del mensaje del Señor…Jesús tenia su método propio de dar testimonio, de como Dios se humilla para hacerse hombre…y el Papa de como Dios en su majestad sigue entre nosotros, con su poder transformador y santificador.
Un saludo.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Sólo los pobres son vicarios de Cristo. Léase el Evangelio.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Es de Bono? Me suena.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Creo que el espíritu habla por boca de todos, no sólo de unos cuantos o de uno sólo aunque sea el Papa. Creo en la riqueza de la pluralidad de ideas y de pensamiento y la puesta en común de ellas. Y creo en la corrección fraterna, no en los insultos y descalificaciones. No creo en los que se creen en posesión de la verdad única. Defiendo el derecho a opinar libremente dentro de la iglesia.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
creo que este artículo no sólo es interesante sino que arroja mucha luz sobre lo que está pasando, y por supuesto saber que mucha gente dentro de la iglesia estamos en la misma situación… y pedimos a gritos que se nos oiga por encima de tanta parafernalia…
Desde la pluralidad, decir que Dios no solo es santificador, y transformador; si no que es un Dios de vida y de amor, de lo sencillo y no de los espectáculos, de las humildes no de los poderosos, de las que se entregan en silencio y de las que luchan con fuerza por cambiar las injusticias de este mundo, y no de los que se sientan en las grandes mesas de negociación con los gobiernos y los poderes económicos… es un Dios de tantas cosas que yo personalmente no veo en las JMJ… y me entristece comprobar que cuando se critican, con animo de mejorar y de crecer en la fe y como personas dentro de la comunidad eclesial, siempre hay gente que se siente atacada respondiendo de forma reaccionaria y falta de cualquier tipo de comprensión… lo mismo que hace la Iglesia cuando se siente atacada…
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Me parece muy cierto que el perfil típico de los jóvenes que acuden a las Jornadas Mundiales Juveniles con el Papa se corresponde con el de un joven de línea más bien conservadora, espiritualista desencarnada, completamente ignorante de lo que es la tradición militante y obrera de la Iglesia. Sin embargo, el hecho de que en efecto es y sea así no quita que entre esos cientos de miles de jóvenes haya verdaderos creyentes, maduros en su compromiso, solidarios «a su manera» (asistencialistas, poco o nada militantes…). Pero claro, ¿qué cabe esperar si muchos de los jóvenes que acudirán al encuentro juvenil con el Papa pertenencen al Camino Neocatecumenal, o a otros grupos «neoconservadores» más o menos afines? En el Camino de Kiko Argüello y Carmen Hernández, hay valores, claro que sí, cosas muy positivas, compromisos de fe muy audaces, pero desde luego de tradición militante y de compromiso social entienden poco, casi nada. Sólo que a nadie debiera extrañar esto: esa es la realidad predomiannte en la juventud católica española y aun europea.
Por lo demás, no dudo ni de que el papa Benedicto XVI es un hombre sabio, un profundo teólogo y un gran discípulo de Jesucristo. Lo mismo podría afirmar de otros obispos que acudirán o no al encuentro. No lo dudo. No obstante, a mí también me gustaría, como a muchos católicos «de izquierdas o progresistas», que el Papa no fuera Jefe del Estado Vaticano, y que, como ya señalaba el obispo, misionero y poeta Pedro Casaldáliga en una carta abierta a Juan Pablo II publicada a mediados de la década de los ochenta del siglo XX, no hubiera que llamarlo «santo padre, ni santísimo padre», ni a los cardenales hubiera que llamar «eminencias reverendísimas»,etcétera; llamar al Papa simplemente «hermano mayor en Cristo», por ejemplo. De manera que en esta misma línea insisto: soñar con una Iglesia más «comunidad de iguales», fraterna e igualitaria, «desjerarquizada» -pero no «en contra de la jerarquía-, «desclericalizada».
Acabo. Repito que sin ánimo alguno de dudar de la talla moral, intelectual y humana de ningún obispo ni del mismísimo Papa, la Iglesia con la que siguen soñando las comunidades cristianas de base (ya he dicho: comunidad de iguales, cercanía de los pastores, con los que hasta podrías tomarte una cervecita amigablemente, etcétera), no la veo casi por ningún lado. Es más, creo que no será, que está condenada a no ser, pues hoy día son -o parecen ser- muchos más los católicos llamados o autoproclamados «neoconservadores» que sí parecen aceptar como bueno, como el mejor de los ordenamientos eclesiales posibles -parafraseando aquí a Leibniz y su tesis de que «vivimos en el mejor de los mundos posibles», razón de serde la teodicea del pensamiento del genial hijo de Leipzig-, el actual. No hay más que tomar conciencia de la línea eclesial de la mayoría de los sitios de Internet católicos: la mayoría de ellos considero que ni respetarían siquiera esta breve reflexión mía, a la que no dudarían en acusar, me temo, de «poco afecta» hacia el Magisterio. Especializados en la caza de brujas, es decir, de heterodoxos, herejes y relativistas, no dudarían en incluirme a mí mismo entre los de fe tibia.
Cosa que no dejaría de ser curiosa viniendo del frente mediático de personas que desde luego no parecen caracterizarse por el compromiso social o militante, en clara consonancia esa falta de compromiso militante con la ideología derechista profesada. En fin.
Nada más.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Solamente decir que los que creemos en el Evangelio es practicamente imposible que l imagen del Papa, Obispos y todo el boato que llevan tenga nada que ver con el Reino que predicó y vivió Jesus
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
No puedo entender cómo unos que se dicen cristianos descalifican a otros cristianos. Se critica a la Iglesia a la que se dice pertenecer, a los jóvenes que asisten a la JMJ. Pero ¿Es qué se creen en posesión de la verdad, quienes como usted son tan reticentes, tan poco caritativos, en el sentido cristiano de la palabra, con aquellas personas que voluntariamente asisten a este encuentro? La verdad es que no hacen falta enemigos fuera, ya los tenemos dentro.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Gracias por tu comentario, nos habría gustado que dejases también tu nombre. En cualquier caso, respondiéndote, desde alandar estamos convencidos de que la mejor crítica es la que se hace desde dentro y con amor fraterno, con conocimiento y con fraternidad, para que no vengan a criticar desde afuera. No somos enemigos, somos hermanos y hermanas.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
A los «ofendidos»:
Nadie de esta revista ha descalificado, insultado u ofendido. Simplemente ha ejercido el derecho a la discrepancia y a la crítica constructiva. Es muy triste ver, año tras año, como desde la cúpula eclesial se despilfarra ingentes cantidades de dinero para ministerios que nada tienen que ver con la evangelización, la curación o la paliación del hambre tan tremenda que sufre el mundo. Esto sí que es una ofensa a Dios a Cristo y al sentido común mismo.
Las JMJ están muy bien, porque auna a jóvenes de distintas partes del mundo…pero ¡por dios! ¿Hace falta tanto boato? Estoy segura de que no.
Celebrar a Jesús es mucho más sencillo…
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Me llamo Eduardo. Pertenezco a la parroquia de Cristo Rey en el barrio de Usera en Madrid. Un barrio, para quien no lo conozca, básicamente obrero y hogar de gran cantidad de inmigrantes latinos y asiáticos. En medio de esa realidad, llevamos a cabo un trabajo de pastoral y compromiso social. No pertenezco a ningún movimiento de la iglesia. Sigo esta revista desde hace un año, porque me siento muy identificado con lo que dice……. Y además he participado en la JMJ.
He sido el responsable de acoger a un grupo de 30 polacos y a otro de 30 alemanes. Mi primera intención era simplemente basada en la solidaridad. Ya que viene gente, pues habrá que acogerles lo mejor posible. Me daba un poco igual el hecho de que viniera el Papa, y por supuesto, difundí entre los jóvenes de mi parroquia el documento “Así no queremos que vengas”. Pero poco a poco me he ido dando cuenta de lo que realmente significa una JMJ.
Primero por la necesidad de no sentirme solo en mi vivencia de la Fe. He conocido a mucha gente de mi vicaría que es cristiana, y yo no lo sabía. Resulta que en mi arciprestazgo hay 100 personas voluntarias, lo cual me parece impresionante. Y ya estar en Cuatro Vientos, junto a más de 1 millón de jóvenes que creen lo mismo que yo, pues creo que me ha venido bastante bien.
Segundo por la necesidad de mensajes que me hagan rezar y mantener la llama de mi Fe. Puedo estar de acuerdo o no con la jerarquía en los temas cotidianos, pero, ¿alguien me puede decir una sola frase que haya dicho el Papa estos días, y que no esté de acuerdo? Es bueno ver que el “Jefe” dice el mismo mensaje que el cura de mi parroquia. Digamos que eso asienta un poco mi Fe. No vamos cada uno por un lado. Cristo es Cristo y todos navegamos en la misma NAO.
Tercero, por un poco se suerte. Fue elegido en un sorteo, para estar sentado en el escenario el día de la llegada del Papa a Cibeles. Me quedé alucinado cuando me sentaron justo detrás de 30 Cardenales. Por mi forma de ser, no me quedé cohibido, sino que pude hablar tranquilamente con algunos de ellos. Sobre todo con Christoph Schönborn, Cardenal Arzobispo de Viena. Sólo puedo decir que tuvo detalles muy buenos conmigo, sin conocerme de nada, y fue muy simpático y agradable. Siempre los he criticado (sobre todo a Rouco) pero eso no quita que sean personas, y que tengan los mismos convencimientos que nosotros.
Por todo esto, yo sólo he pagado 30 euros (mi inscripción como voluntario), pero hubiera pagado más si con ello se garantizaría que el Estado no pone ni un euro. Creo que esta debía ser una fiesta que pagásemos los cristianos, y nada más.
Se puede ser “del ala izquierda de la Iglesia” y estar rezando en Cuatro Vientos, escuchando al Papa.
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Hola… Yo he seguido desde «la distancia» en Madrid esta JMJ. Ya no soy joven, pero lo fui en Santiago y en Polonia hace ya 20 años. Y comparto plenamente el comentario de Eduardo. Se puede participar en la JMJ, convivir con nuestros hermanos que están algo lejos tanto geográficamente como en carismas, y al mismo tiempo sentirnos muy cerca en Cristo. Tan cerca como para decirles Hermanos. Creo que en estos actos cobra uno de los sentidos la Palabra de la entrega del Espíritu en los Hechos de los Apóstoles. Todos diferentes, pero todos entendiendonos. Y sí, se puede hacer de forma más sencilla, se puede hacer invlucrando lo mínimo al Estado, se puede discrepar de ciertos enfoques (igual que lo hacemos muchos de los que acudimos a la iglesia y somos Iglesia cuando escuchamos a algunos de nuestros obispos). Pero todo ello no implica que las JMJ no encuentren acomodo en el hacer apostolado de una Iglesia Universal (Católica). Pidamos sencillez en la organización, y aportemos nuestra forma de vivir la Iglesia para las siguientes. Seguro que con ello hacemos que el Espíritu sople un poco más fuerte (aún más de lo que hizo en la vigilia el Sábado, que calló hasta al Papa ;-p )
Sobre la Jornada Mundial de la Juventud
Alegría de abrir ntrsuea casa, Iglesia Doméstica, a nuestros hermanos Burundeses.Compartir desde lo hondo ntrsuea experiencia de Fe.Descubrir que la diferencia de culturas no impide vivir la Fe como única, sintiendo la alegría de vivir y transmitir la Fe allí donde estemos, sabiendo que estamos unidos en la oración y el Espíritu de Dios.NOTA: Maite y José acogieron en su hogar a hermanos burundeses.