La novedad de Jesús. Todos somos sacerdotes
Xabier Pikaza
Editorial Nueva Utopía 2014
Al leer este libro una se reafirma en la siguiente idea. No se trata ni de celibato opcional ni de acceso de la mujer al sacerdocio. No. Hay que superarlo, ir mucho más allá, que es como decir que hay que volver al Evangelio, a Jesús, despojados de magia y de clericalismo. Se trata de comunidades de iguales que se reúnen para celebrar la eucaristía y todos y todas, juntos, presiden, celebran, consagran, comparten… Al estilo de las primeras comunidades. Sacerdocio universal, dice Pikaza. Sí, no un clero imbuido de no se sabe bien qué mágicos poderes del tipo de los sacerdotes que tan poco gustaban a Jesús.
Este libro engarza a la perfección con lo señalado en algunos capítulos de Distintas y distinguidas. Mujeres en la Biblia y en la historia (Mercedes Navarro Puerto y Carmen Bernabé Ubieta, Publicaciones Claretianas, Colección Débora) de hace unos años, mas siempre de actualidad.
En ambos se rescatan tanto el reconocimiento de las mujeres entre los discípulos de Jesús (con la discípula María de Magdala a la cabeza) como la visibilidad de las mujeres en la organización de las primeras comunidades, que se reunían en casas de sus seguidores. Mujeres y hombres mano a mano.
Así, las eucaristías serían reuniones/comidas fraternales en memoria de Jesús, cuya muerte, dicho sea de paso, fue fruto de la vida que llevó, no un sacrificio para el perdón de los pecados de nadie. Cenas para recordarlo, como él mismo señaló que se hiciera en la última que celebró con sus amigas y amigos, cuando ya sabía que lo iban a matar. Eucaristías como apuesta por la vida y el amor, no sacrificio. Ésta es otra de las novedades de Jesús. Ya no hacen falta más sacrificios, como ocurría tradicionalmente en las religiones. Ni sacrificios ni sufrimiento, vida y gozo.
Ni jerarquías, ni superiores ni inferiores
Volviendo al volumen que nos ocupa, se trata de un escrito magnífico para profundizar en esta radical (de raíz) propuesta profundamente evangélica de la que señalo algunas cuestiones de relevancia a tener en cuenta.
«Al principio se crearon iglesias fuertes en libertad mesiánica, pero sin ministerios fijos».
«La Eucaristía es una experiencia de vida, no un rito de sacerdotes. Los seguidores de Jesús empezaron a recordarle pronto celebrando en su nombre una Cena de memoria y acción de gracias; fue siempre una comida laical (…) En contra de lo que sucedió más tarde, la iglesia primitiva no interpretó la eucaristía de una forma sacerdotal separada, ni desarrolló un ministerio de liturgos presidentes para ocupar el lugar de los sacerdotes del templo, sino que lo entendió de un modo laical, como algo que pertenecía al sacerdocio común de toda la comunidad creyente (…) Pero entrado el siglo II es cuando la celebración ya no se interpreta como comida laical que rememora a Jesús, sino como un sacrificio, en continuidad con los sacerdotes del templo judío de Jerusalén y ve necesario instituir sacerdotes y obispos.»
Ahora, señala Pikaza, al comienzo del siglo XXI, «ha llegado el momento de volver a la raíz, de retomar el Evangelio, de iniciar de verdad la Nueva Evangelización, que ha de ser obra de todos. Un elemento básico de esa nueva evangelización es el descubrimiento del ‘sacerdocio universal’ de todos los creyentes, a quienes Jesús ha declarado testigos de su Reino».
Evangelización que no es sino trabajo en la construcción de ese Reino. Que, añadimos nosotros, conecta con la labor por ese otro mundo posible.
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