«La guerra de Siria está importada desde fuera»

Foto ONGD SEDLos Hermanos Maristas, como otras congregaciones, están girando su mirada hacia aquellas gentes y lugares más necesitados, escondidos, olvidados. «Atrévete a mirar» reza el lema de este curso en las provincias maristas europeas. Su superior general relanzó recientemente un mensaje de ánimo y motivación para «responder a la llamada de Dios hasta los confines de la Tierra». Tres hermanos y varios seglares de Alepo, en Siria, se han convertido en los abanderados, sin quererlo, de esta aventura arriesgada pero hermosa. Su bandera es azul. Son los “Maristas Azules”.

La presencia marista en Alepo se remonta a 1904. En la actualidad, Georges Sabe, Bahjat Azrié y Georges Hakim, el superior, soportan la obra marista y acercarse a ellos supone todo un ejercicio de iluminación.

Sus vidas eran bastante normales hasta el 26 de julio de 2012, cuando las balas y las bombas cambiaron su misión. Han parado todas sus actividades para orientarlas a los enormes problemas de una guerra de la que se sabía desde hace años: personas desplazadas, nuevas familias empobrecidas, nuevas necesidades…

La actividad en el centro educativo que gestionaban se paralizó por el miedo generalizado y la «nueva situación». No se puede salir a la calle después de las cinco de la tarde y hay cortes habituales de electricidad, agua… por no hablar de la falta de recursos básicos.

Los maristas tuvieron que preparar la casa para una posible acogida de personas desplazadas que terminó siendo una realidad semanas después. «Lo terrible de esta guerra son las numerosas familias y jóvenes que se ven obligados a emigrar», dicen los hermanos. A todo ello se sumó el temor de viajar por carretera, otro cambio radical en sus propias vidas, en su vida comunitaria.

Cómo sobrevivir

Casi milagrosamente, los tres han conseguido, por el momento, tirar hacia delante. Aseguran que lo están haciendo gracias a la fuerte relación que, desde hace mucho , tienen entre seglares y hermanos, algo que les ha hecho lanzarse incluso a nuevos proyectos.
La solidaridad interna y el apoyo que reciben del Instituto y de los amigos de fuera de Siria -antiguos alumnos y amigos- está siendo igualmente determinante y, por otra parte, la comunidad recuerda que «no podemos olvidar nuestra fe y nuestra confianza en Dios y en María».

Su labor humanitaria y de servicio a la comunidad se basa, en estos momentos, en el proyecto “Maristas Azules”, que da cobertura a las personas desplazadas dentro de la ciudad de Alepo.

Paralelamente, estos maristas han puesto en marcha otro nuevo proyecto llamado “Salet el Jabal”, el “Cesto de la Montaña”, que ayuda a 300 familias cristianas de uno de los barrios más empobrecidos de Alepo, en el que, además, hasta el estallido del conflicto, mantenían un proyecto de solidaridad desde 1986.

Contra la guerra

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La guerra de Siria, como todas, deshace lo andado y deshumaniza a los pueblos. Con el paso de los meses, centros como el que gestionan los maristas luchan contra esa tendencia, remando en la dirección contraria.

El pasado 15 de enero, la Universidad de Alepo fue bombardeada. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó posteriormente de la muerte de 87 personas y de numerosas personas heridas, mayoritariamente estudiantes y gente desplazada que estaba acogida en las residencias universitarias.

Este es solo un extracto de lo que difundió el hermano Georges Sabe la tarde de ese mismo día: «quiero expresar todo el dolor de mi corazón. Una vez más, Alepo se viste de negro, el horror invadió la ciudad universitaria. Era el primer día de exámenes universitarios, una hora punta… la sangre corre. ¿Por qué? ¿Quién? ¿Qué? Todo eso no puede detener las lágrimas ni devolver la confianza a los que ya son terriblemente probados… Esta noche, Alepo dormirá enlutada. Quisiera conservar la esperanza».

Tres días después, un atentado en un barrio cercano a ellos dejaba, una vez más, un reguero de sangre y personas asesinadas de diferente sexo y edad que se preparaban para la oración.

Sabe escribió entonces: «Señor ¿hasta cuándo? Ten piedad. Tu pueblo sufre, está de duelo, está aterrorizado… Nuestra lámpara vacila, escucha Señor nuestra oración… Y tú, María, nuestra Buena Madre. Aquí estamos, en este valle de lágrimas… María, ayúdanos, fortifica nuestra esperanza que desfallece, ora por nosotros».

Sin embargo, estos meses, gracias a su valentía y la de mucha gente voluntaria y anónima de Alepo, los maristas han conseguido abrirse a una población a la que, reconocen, «nunca hubiéramos podido encontrar».

Muchas de esas personas han descubierto por primera vez a cristianos. La guerra les permitió encontrarse, servirles, escucharles… Una relación que es modelo de diálogo y de servicio.

Gracias al Cesto de la Montaña, han conseguido una obra ecuménica. Por primera vez, en la Iglesia de Alepo, el servicio a las personas empobrecidas está abierto a todos los cristianos y cristianas, sin diferencia de pertenencia a un rito u otro.

Entre los voluntarios, George y sus hermanos aseguran que «hemos descubierto muchos jóvenes que viven y se comprometen como auténticos maristas y jóvenes musulmanes que colaboran con nosotros y que no nos conocían antes de la Guerra».

En este sentido, la comunidad marista de Alepo dirige también su agradecimiento, de manera especial, a Emili Turú, superior general de los Hermanos Maristas, por su apoyo explícito. Así como a la Provincia Marista Mediterránea -a la que pertenecen- y a otros colectivos atentos desde diferentes puntos del planeta, como los Maristas Azules de Canadá.

¿Por qué no se van?

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Si a los dos Georges y a Bahjat se les pregunta por qué no se han ido, la respuesta es firme y convincente. «Esa pregunta no nos la hemos hecho nunca. Esta es nuestra tierra».

«Nos quedamos por compromiso con la gente de nuestro pueblo. Porque vemos en la situación actual de nuestro país una nueva tierra a la cual tenemos que acudir, como nos invitó nuestro último capítulo general», explican.

Estos tres religiosos y el grupo de seglares que trabajan junto a ellos con la misma incondicionalidad creen en la presencia cristiana en Siria, que viene desde el tiempo de los apóstoles. Y dicen que «esta presencia tiene que seguir como testimonio en medio del mundo musulmán, porque la presencia marista es tan actual como real en este país».

Los hermanos sentencian afirmando que «el carisma de educadores es muy importante en esta situación de guerra. Una educación a la paz, a la solidaridad, al servicio».

Pero… ¿por qué no se acaba la Guerra?. «La Guerra esta importada desde fuera. La Guerra es cosa de financiación y de armamento. La Guerra es un problema de Oriente Medio. La Guerra necesita una voluntad de dejar las armas para ponerse a dialogar. Pero hasta hoy, ninguna se ha manifestado».

Paradójicamente, Alepo es una ciudad de mucha tradición cultural, musical… y de convivencia entre población musulmana y cristiana. Mucha gente es bilingüe. Además del árabe, hablan un segundo idioma, como el turco, el armenio, el kurdo, el francés o el inglés y se adaptan bien a los cambios.

En el ámbito católico, los cristianos de Alepo han dado a la Iglesia muchísimos ministros y consagrados. Esta urbe fue una fuente vocacional.

¿Hay futuro?

«El futuro próximo que nos espera es el futuro de hoy», nos dicen. «Es aceptar el riesgo cotidiano de desplazarse, de salir, de ir hacia los demás, de tener el coraje de servir a los que sufren (cualquiera que sea su religión)».

A población española en general y a la católica en particular desean transmitir su agradecimiento por todo el apoyo, pero también hacen una propuesta: «No dejarse influenciar por los grandes medios de comunicación».

«Siria es un mosaico de historia, de tradición, de convivencia. En el tercer milenio, lo importante es un diálogo entre las culturas y entre las religiones. Siria era un ejemplo de esta convivencia», sentencia Georges Sabe.

Y añade que «somos un pueblo que quiere vivir, que quiere participar en la construcción de la civilización mundial. Somos un pueblo pacífico. ¿Porqué quiere la comunidad internacional destruir nuestro país?”

3 comentarios en ««La guerra de Siria está importada desde fuera»»

    1. «La guerra de Siria está importada desde fuera»
      Grazie fratelli per la vostra vita e la vostra testimonianza.
      Che il seme del vostro impegno fruttifichi in una messe di pace.
      Il Signore e la Buona Madre vi aiutino.
      Ono

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