El difícil cálculo de la vida

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Basta saber que se vive mejor en fraternidad que mirándonos exclusivamente el ombligoTenemos un mes de lecturas evangélicas dominicales que van muy bien con la situación de crisis en que estamos viviendo. Todo va de hacer cálculos, de pensar la jugada, de tomar decisiones, de colocarnos en el tablero de la vida en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Eso por un lado, por nuestro lado. Porque, por el otro lado, por el lado de Dios, lo que se ve en estas lecturas es su inmensa misericordia. Me explico.

Este mes hay cinco domingos. Pues bien, el del centro, el 15 de septiembre (XXIV del Tiempo Ordinario), nos cuenta la historia del hijo pródigo. Es la historia del cálculo fallido -por parte del hijo- y de la ausencia de cálculos, por parte del padre. El hijo no es capaz de pensar más que a corto plazo. Coger el dinero y salir corriendo a gastarlo. O volver a casa para comer el pan que su padre ofrece a sus siervos. El padre no hace cálculos. Simplemente, espera la vuelta del hijo. Sin más. Día tras día. Hasta que lo ve aparecer por el camino. Entonces, le abre su casa y su corazón.
Los dos domingos anteriores y los dos posteriores nos hablan a nosotros y nosotras. Nos hablan de que tenemos que ser inteligentes para arreglarnos la vida, para hacer que sea lo mejor posible. Pero no a corto plazo –no hay que cometer el error del hijo pródigo– sino a largo plazo. El 8 de septiembre (XXIII del Tiempo Ordinario) nos recuerda que ser discípulos tiene un coste. A largo plazo renta mucho pero a corto plazo –como casi todo en la vida– exige sacrificios. Ojo a lo que hacemos porque nos puede pasar como al de la torre que la comenzó y no la pudo terminar.
Como en un abanico que se abre, echamos una ojeada al domingo 22 (XXV del Tiempo Ordinario) y nos encontramos con el administrador injusto. Situación desesperada. El amo le despide. Se encuentra en la calle. Es momento de tomar decisiones arriesgadas que aseguren la supervivencia. Es lo que hace el administrador injusto.

El 1 de septiembre (XXII del Tiempo Ordinario) Jesús habla de los que van a buscar los mejores puestos en la mesa. Es más inteligente ser humilde y compartir con los demás. Porque el que se enaltece y se engríe termina en aquello de “más dura será la caída”. Y el 29 de septiembre (XXVI del Tiempo Ordinario) nos encontramos con el rico Epulón y el pobre Lázaro. A largo plazo, ¿quién estuvo mejor posicionado? La respuesta no es difícil.

En suma, de parte de Dios siempre encontraremos la misericordia. Pero de nuestra parte está la responsabilidad de hacer lo mejor posible con nuestra vida. En el Evangelio hay claves suficientes para hallar el camino mejor. Con personas inteligentes no hay que explicar mucho más las cosas. Basta saber que se camina y se vive mejor en fraternidad que mirándonos exclusivamente el ombligo.

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