Escribo esta columna mientras la Sede está vacante, aunque probablemente cuando sea leída ya contaremos con un nuevo papa y aquellos que se sentían huérfanos ante la renuncia de B16 ya no se sentirán tan desamparados. Yo, la verdad, es que estoy expectante (a medias) y sin mucha preocupación por saber quién va a ser la llamada cabeza visible, máxima autoridad, pastor de la Iglesia, pues creo que poco o nada van a cambiar las tornas. En los días inmediatos a la renuncia un grupo de personas escribimos una carta a los cardenales que se iban a reunir en conclave pidiendo, entre otras cosas, una Iglesia renovada, más fiel a Jesucristo y más actualizada al tiempo presente -“aggiornata”, como pedía el Concilio Vaticano II (http://changethechurch.cu.cc) para quien quiera leer el texto integro. Un Vaticano II por cierto olvidado y, de alguna forma, criticado por el ya emerito pontífice. Cuando circulé el texto para recabar firmas y apoyos recibí una respuesta de un teólogo, ampliamente conocido, que literalmente me felicitaba por mi fe en la Iglesia… No quiero abundar mucho más en este tema, solo os remito a una segunda dirección, http://blogs.21rs.es/silviamelero/2013/03/04/desmontando-a-benedicto/, donde mi buena amiga Silvia hace una excelente recopilación de las voces no tan conformes con la corriente mayoritaria sobre la renuncia.
El tema me ha dado qué pensar durante estas semanas, según iban saliendo noticias, según se iba comentando en los medios y en la calle todo este proceso que va desde la renuncia del papa hasta el inicio del cónclave, previsto para un par de días después de que yo entregue a la imprenta este escrito. Se dice que va a ser un conclave rápido y yo no puedo por menos que dejar de mirar un post-it amarillo que tengo en un corcho, tras la pantalla de mi ordenador y que dice: “Cuando quieras ir rápido ve solo, pero si quieres ir lejos, ve acompañado”.
Así pues -y siendo fiel al compromiso que adquirí al aceptar escribir esta columna, que era hablar de movimientos sociales- pensé que no había mejor ocasión que esta para hablar de una Iglesia que se mueve, que se renueva y se reinventa (palabra de moda). Busco en Sangoogle la palabra “movimientos de Iglesia” y me devuelve nada menos que 1.780.000 resultados. Lamentablemente, hurgando un poco en esos resultados, solo encuentro referencia a los movimientos aceptados por la jerarquía y de sobra conocidos: neocatecumenales, carismáticos, focolares, Opus Dei… Entrecomillo una frase del papa saliente: “La Iglesia es una; si los movimientos son realmente dones del Espíritu Santo, se insertan y sirven a la Iglesia y solo en el diálogo paciente entre pastores y movimientos nace una forma fecunda, donde estos elementos llegan a ser elementos edificantes para la Iglesia de hoy y de mañana” (La Integración de los Movimientos en la Iglesia, S.S. Benedicto XVI, 22 Feb, 2007).
¿Para cuándo un 15M eclesial, una plaza Tahir en San Pedro, una acampada, una asamblea de creyentes (y no tan creyentes) que planteen carteles, debates, soluciones, movilizaciones y consensos? ¿Una primavera de la iglesia? Democracia Real Ya, participativa e incluyente también en la Iglesia. Los movimientos antes citados no son sino instrumentos de la jerarquía para arengar a las masas, sacar banderitas en San Pedro, llenar plazas y estadios en jornadas y visitas papales, pero lejos de la apertura, el debate, el sano disenso y la conexión con la realidad.
Los cardenales se reúnen a puerta cerrada y desconectados del mundo mientras el folklore mediático, a falta de noticias con fundamento (ayer prohibieron a los cardenales americanos hablar con la prensa) se dedican a la anécdota: que si Ratzinger ya no puede calzar zapatos rojos sino marrones (¡noticia en el telediario!); que si ya estaban preparadas la sotanas del nuevo papa (de diferente tallaje pues, obviamente, no se sabe si el nuevo va a ser alto, gordo, bajo o flaco). Un dominical de un periódico de gran tirada fue íntegramente dedicado al tema el domingo 23 de febrero, con menús gastronómicos realizados para el nuevo papa, propuestas de moda eclesial y hasta un nuevo modelo de papamóvil, acorde con los nuevos tiempos: ¡un Rolls Roice de ultima gama!
Me parece estúpido, sí, pero no en vano dicen que la Iglesia-institución se aleja cada vez más del pueblo.
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