Esta columna de todos los años también es un premio para nosotras y nosotros, los que hacemos alandar. Es la más fácil de todas. Porque hablamos de buena gente, de gente buena. Hombres, mujeres, comunidades, grupos… que intentan vivir el mensaje de Jesús de Nazaret o que, aun sin mencionarlo, lo viven, y poco a poco van haciendo este mundo algo mejor, más habitable, más amigable. Y lo mejor de todo, es que siempre tenemos problemas para seleccionar tres, porque en contra de lo que los medios de comunicación pregonan, el mundo está lleno de gente buena y comprometida, sólo que ésta trabaja en silencio y en el anonimato. En alandar, una vez al año queremos ponerles nombre, rostro… y agradecer públicamente su trabajo.
En esta ocasión los tres premios se complementan y contienen algunas de las líneas en las que alandar ha venido insistiendo y publicando a lo largo de todo este tiempo:
Jesús es un Dios encarnado, cercano, que se hace presente en nuestro quehacer cotidiano, en los más pobres, en las excluidas y excluidos del sistema feroz, y éste es el Jesús que J. A. Pagola ha acercado a cientos, miles de personas… Algunos de los testimonios de estas personas los recogemos en la pág. 7 de esta revista.
Dios es Padre y Madre. La mujer tiene un lugar en la Iglesia que hasta ahora se le ha negado (no nos estamos refiriendo a limpiar las sacristías ni a dar las catequesis o visitar enfermos, cosas todas muy dignas que, por cierto, también pueden hacer los hombres). Las mujeres queremos estar en la Iglesia, tener una voz y que se nos escuche en igualdad con los varones. Desde EFETA vienen realizando una magnifica labor desde la teología feminista, la teología hecha con mirada de mujer.
Y si algo tiene el evangelio es que es alegre, comunicación, vida, utopía… y esto es lo que ANAWIM viene transmitiendo desde hace años a través de su música. Una música cargada de humor, crítica, ironía y mucha utopía, mucha. Como la que contiene la canción Barrio Esperanza, que da titulo al último de sus discos, y en el que cantan con algo de añoranza, mucho de solidaridad y sobre todo sueñan. Sueñan con ese barrio de puertas abiertas, en las casas, en la iglesia… una iglesia donde las que celebran son las mujeres y las niñas. Sueños y utopías que esperamos algún día alcanzar.
A todos ellos y ellas les podremos ver en la fiesta de alandar. Os esperamos a todas y todos para que la fiesta sea completa.