Los gitanos tenemos que sentirnos acogidos en la Iglesia siendo lo que somos

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José Emiliano Rodríguez Amador es el director del Departamento para la Pastoral con los gitanos de la Conferencia Episcopal. Es laico y desde su condición gitana y su fe reflexiona sobre por qué la Iglesia ha perdido en buena medida al pueblo gitano

José E. Rodríguez Amador, director del departamento de Pastoral con los gitanos, de la Conferencia Episcopal.

Pregunta.- ¿Dónde está el pueblo gitano, religiosamente hablando? ¿Ha desertado la mayoría de la Iglesia católica para irse a los cultos evangelistas?

Respuesta.- Todo se remonta tiempo atrás. El gitano siempre ha sido un enamorado de Dios y lo será siempre que a nuestros hijos les enseñemos lo que nuestros mayores nos enseñaron. Nuestra creencia religiosa fue católica desde que nos asentamos en España y es con la que más sentimos al Dios creador. Los gitanos somos muy expresivos y tenemos la necesidad de expresar con total libertad a Dios nuestra alegría y pena, ya sea con el cuerpo o la voz y la Iglesia católica no nos lo ha permitido o no lo ha tenido en cuenta. Por los años 80 aparecen los del culto evangélico y dan cierto protagonismo al gitano en su forma de expresar su fe en Dios. Muchas familias gitanas entraron a formar parte de los evangélicos y, desde entonces, el culto va teniendo poder sobre el gitano. Hoy somos pocos gitanos católicos y los que conocemos, en su mayoría, están dentro del Departamento de Pastoral Gitana. Cada vez más se involucran en sus parroquias, en parte gracias al empuje del delegado de Pastoral Gitana en cada zona.

P.- Tú eres el único responsable laico al frente de un Departamento pastoral dentro de la Conferencia Episcopal…

R.- No soy sacerdote, me siento sincero con Dios en crear una familia junto a mi esposa Almudena. Ahora tenemos dos hijos adolescentes. Me crié en un ambiente muy pobre y religioso y por ello he sentido siempre la necesidad de estar más cerca de Dios. Tengo dos madres, mi madre gitana y mi madre paya (una Hija de la Caridad). Esta religiosa me ofreció estudiar en un seminario de los Padres Paules pero, mi sinceridad con Dios y conmigo mismo era formar una familia.

Me he movido por muchos lugares de España, América Latina y África ofreciendo mis dones y apostando por el Reino de Dios. Dios me ha llamado para estar en la Pastoral Gitana como director del departamento. Mis hermanos en Cristo me ayudan en ello.

P.- Parece que la pastoral general no atrae al mundo gitano, ¿hay tal vez coordenadas culturales que no se respetan?

R.- Somos los gitanos personas muy familiares. Queremos estar unidos porque esa es nuestra vitalidad. Invitamos a personas de buena voluntad a formar parte de nuestra familia, aunque no sean gitanos. Tienen que ser personas que muestren interés por la amistad sincera, abierta y desinteresada. Que respetan nuestros valores. Que se sientan cómodos en nuestra familia. Que se dejen seducir con nuestra manera de sentir la amistad y se forme algo hermoso entre nosotros.

Los gitanos tenemos que sentirnos acogidos en la Iglesia, siendo lo que somos y comprendiendo nuestra cultura. Es falso decir que todos somos iguales porque, culturalmente, no lo somos. Por ejemplo, en África celebran las misas con cantos y bailes al son de tambores y xilófonos. La viven con mucha fuerza. En América Latina ocurre exactamente lo mismo. 

Los gitanos tenemos que sentirnos acogidos en la Iglesia, siendo lo que somos y comprendiendo nuestra cultura

La Iglesia va aprendiendo y abriéndose al gitano para que formemos parte de ella, a sentirnos nosotros mismos. Algunos sacerdotes están cambiando su visión cerrada y encasillada en una sola forma de celebrar y comunicar el Evangelio. Esto ocurre cuando los sacerdotes se hacen cercanos al pueblo gitano.

P.- La expresión física y el sentimiento ¿están más presentes en el mundo religioso gitano?

R.- En mi niñez y juventud me moví en asociaciones cuya finalidad era potenciar la figura del gitano con la enseñanza y mostrar que no solo existimos en nuestro mundo gitano. Cuando conocí la Pastoral Gitana Nacional y pasé a formar parte de ella, descubrí que los gitanos se sentían como un pueblo de Dios que quiere disfrutar del Evangelio como una gran familia.

Desde hace tiempo los gitanos nos reencontramos en las romerías. Las más sonadas como la de Badajoz nuestra “Virgen de los Remedios” y la de Cabra (Córdoba) “Virgen del Cerro”, en las que celebramos abiertamente nuestra fe gitana. Los sentimientos gitanos están presentes también en hermandades como la del “Cristo de los Gitanos”. Asimismo, nos reencontramos en las Jornadas Nacionales de Pastoral con los Gitanos que finaliza con una gran fiesta.

Muchos gitanos no conocen la pastoral gitana, como tampoco algunos sacerdotes que, si la conocieran, comprenderían al gitano.

P.- ¿Cuáles son las figuras de referencia para vosotros los santos, los beatos? ¿qué hicieron?

R.- Tenemos la grandísima suerte de tener a personas que son referentes en nuestro camino en la fe. Tanto en este mundo terrenal como en el Reino de Dios Padre. En el terrenal hay personas gitanas que nos enseñan con sus palabras y gestos, en su día a día, nuestros mayores a quienes cariñosamente llamamos “nuestros tíos y tías”.

Endebel nos regala la figura de Ceferino Giménez Maya (el Pelé). Al igual que Emilia Fernández (la canastera), jovencísima gitanilla de corazón puro. Son los primeros beatos gitanos, nuestros intercesores ante nuestra Majarí Calí y al creador de todo, Endebel.

P.- Hay dos palabras en caló que hay que conocer para hablar de lo religioso: Endebel Y Majarí Calí, ¿qué significan?

R.– Endebel es el nombre que en la cultura romaní designa a Dios. Para mi tiene algo más: la belleza de llamar a Dios en mi lengua gitana.

Por lo que sé, Majarí en romanó significa santa, alguien muy por encima de lo humano, alguien puro. Calí es mujer. El significado es mujer pura, santa, virgen. La virginidad es lo más sagrado de la mujer.

P.- ¿Cuáles son los valores dominantes en el mundo gitano, humana y religiosamente hablando?

R.- Los valores humanos de nuestro pueblo son: el respeto al mayor y a nuestros difuntos, la virginidad de la mujer, crear familia que debe estar siempre unida, la amistad, amamos la vida y la libertad.

En lo religioso tenemos mucho respeto a Dios, no temor. Somos muy sinceros y trasparentes en nuestras oraciones y peticiones. Nuestras alabanzas a Dios y a su Madre tienen una fuerza que nos hace ser espontáneos, expresándolo con todo el cuerpo. Somos incansables para adorar a Dios. Tenemos el valor de hablar de Dios sin ninguna lache (vergüenza) donde estemos. Respetamos mucho a los religioso/as y sacerdotes.

P.- Tú, como laico gitano, ¿te sientes nadando entre dos mundos?

R.- En mi juventud nadaba en dos mundos. Sufrí mucho el racismo. Muchos me decían “no pareces gitano” y otros “ojalá yo fuese gitano como tú”.

En mi juventud nadaba en dos mundos. Sufrí mucho racismo. Nunca he negado lo que soy

Nunca he negado lo que soy, nunca. Y a veces los míos me han llegado a decir “actúas como un payo”. Todo esto, no me ha hecho renegar de mi raza. Hoy navego en un solo mar. Eso sí, muy extenso, donde hay mareas y tormentas, calma y belleza.

Soy feliz escuchando un cante flamenco puro por soleá como disfruto de un gregoriano. Igual ocurre en mi vida social, disfruto con un sacerdote, religioso o religiosa, gitanos o payos, catedral o parroquia… Somos iguales pero con diferente cultura y hay que entender cada una de ellas.

P.- ¿Qué te hace más feliz de tu identidad de laico gitano?

R.- Como cristiano gitano, mi felicidad es ser yo mismo donde esté. Dar una imagen transparente de lo que soy. Desde donde estoy ahora veo al mismo gitanillo sencillo de años atrás que solo desea ser feliz dando los dones que Dios me regaló.

P.- Háblame de la Pastoral Gitana ¿por qué una pastoral especial?

R.- La pastoral gitana es una Pastoral más. Se necesitan proyectos, campañas, jornadas, cursos, organización y, desgraciadamente, parné para poder sacar adelante los proyectos.

Queremos mostrar nuestra idiosincrasia, expresarla y compartirla. No hacernos notar, sino hacernos presentes. El departamento de Pastoral con los Gitanos está dentro de la Conferencia Episcopal. Tenemos al obispo responsable que nos instruye y nos guia en el camino evangelizador. Somos una Pastoral compuesta de personas gitanas y payas. Sencillamente, necesitamos a laicos, sacerdotes, sensibles a nuestra realidad y que apuesten por ella.

P.- ¿Qué le pides hoy a la Iglesia para el pueblo gitano?

 R.– Sencillamente, cariño, cercanía y dejarnos amar a Dios siendo lo que somos.

Además de pedir, damos gracias a la Conferencia Episcopal, y en especial a la Subcomisión de Migración y Humana por las atenciones que ofrecen a nuestro departamento. Agradezco sinceramente a las personas interesadas por el pueblo gitano como las que hacen posible que entrevistas cómo esta sean compartidas.

Un abrazico y que nuestros beatos gitanos os den la paz y la libertad.

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