Inquebrantables

Cuando lo inquebrantable se vuelve vulnerable. Cuando lo vulnerable está en el centro de la noticia. Cuando la noticia es dolor. Cuando el dolor se vive en soledad. Cuando la soledad necesita cuidados. Cuando los cuidados son lo más importante. Cuando lo que para ti era importante, se vuelve secundario. Cuando lo secundario es lo esencial. Cuando lo esencial es el bien común. Y solo cuando el bien es común, ahí somos verdaderamente inquebrantables.

por Eduardo Martín Ruano. Presidente General

Eduardo y Maitane, liberadas JEC. 2017-2020. Foto: JEC

Algo de esto es lo que nos ha tocado vivir en este momento histórico, global… en el que se ha puesto de manifiesto ese mundo que algunos alertaban que estaba o tenía que estar llegando a su fin.

Un camino de dolor en Cuaresma, con una cruz muy visible y con diversos rostros. Y otro de esperanza en Pascua, pero ¿cómo entender la resurrección hoy? Confiamos en que lo que viene nos dará una forma de vida nueva. Aunque parezca que se agota “no te rindas, la oscuridad y la muerte no tienen la última palabra”(Papa Francisco en la Vigilia Pascual 2020)

Con esta última clave, desde la JEC afrontamos el fin de una etapa, pero que, como proyecto común, no tiene señales de agotamiento. A continuación, mi compi Maitane se despide de su servicio en el Equipo Permanente (¡GRACIAS!) y presentamos nuestra iniciativa sobre los trabajos finales de los estudios de militantes. Además, las jóvenes de Palencia han querido reflexionar juntas sobre la actualidad y cómo lo viven desde su ser estudiante, y para finalizar, anunciamos nuestras novedades sobre el verano.

Tiempos difíciles, pero apasionantes para seguir haciendo de la ESCUELA, una UTOPÍA.


Un adiós agridulce

por Maitane Campos Sainz, por poco tiempo Ecónoma General

Este verano la JEC cierra una etapa. Esto supone revisarnos una vez más para definir nuestro trabajo, formas y estructuras con el objetivo de adaptarnos a la realidad para servir más y mejor a la construcción del Reino de Dios desde lo que somos: jóvenes comprometidas y militantes con, en y desde el estudio. Este cambio de etapa supone algunos relevos en la primera línea del movimiento, en esta ocasión me toca a mí como Responsable General de Economía. La comunidad Alandar nos ha acompañado desde que comenzamos este trienio 2017-2020, y no podía cerrarlo sin compartir con vosotras este momento.

Hace unos meses convocamos nuestra Asamblea General de Militantes, órgano de decisión más importante del movimiento y ocasión especial para compartir vida y militancia. Sería del 4 al 9 de agosto en Dos Hermanas (Sevilla). Se presentaba como un momento ilusionante como supongo que lo sería para cualquier persona que valore lo comunitario y crea en el poder de la horizontalidad.

Nuestro movimiento no es ajeno a las consecuencias de la crisis global actual. Esto se traduce, entre otros cambios en el día a día de cualquier asociación, en que, por cuestiones de responsabilidad y con muchísima pena, no nos va a ser posible celebrar nuestra asamblea tal y como nos gustaría y se lleva haciendo desde hace 73 años. Hemos apostado por un formato semipresencial en el que se garantice el cuidado y la centralidad de la vida doblemente: desde la seguridad y la higiene y desde el acompañamiento de las personas que ponen su vida al servicio de la juventud, la sociedad y la iglesia.

Lugar privilegiado donde puse yo mi vida hace tres veranos (¡menudo vértigo!) y desde donde he redescubierto que somos muchas las personas que ponemos en el centro la vida de las personas y que consideramos el dolor del mundo como propio, compartiendo cargas, cada una desde la especialidad de su vida y ambiente. Hoy reafirmo que mi manera de hacerlo, como parte de una red más amplia y diversa de hermanos y hermanas, es desde el estudio, la profesión y las opciones radicales. Tras pasar por las entrañas del movimiento y la iglesia, digo más alto que nunca que la JEC hoy sigue teniendo sentido, y yo he puesto todo mi corazón para que siga siendo un instrumento transformador. Es momento de ser valientes y de desbordar creatividad para adaptar formas, lenguajes y estructuras, me voy del Equipo Permanente dejando una JEC muy joven. ¡Qué alegría!

¿Y ahora qué? “Bienaventuradas las que tienen hambre y sed de justicia, porque ellas serán saciadas”, este quiero que siga siendo el tono de mi vida, que no me sacie nunca. Espero saber devolver lo mucho, muchísimo, que he crecido en esta etapa.

¿Cómo? No lo sé, vuelvo al mismo vértigo de hace tres años, pero esta vez acompañado del enorme agradecimiento por todo lo vivido. Solo tengo claro que tiene que ser desde el cuidado y lo comunitario y, por supuesto, siempre de la mano de la JEC.

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