Por Equipo de Radio Progreso Honduras
Las elecciones del pasado domingo 26 de noviembre están dejando una nube peligrosa de certezas e incertidumbres en un país altamente polarizado.
Entre las certezas se encuentra la enorme irresponsabilidad del Tribunal Supremo Electoral (TSE) al no brindar los resultados electorales en un tiempo prudente, tal como lo ha hecho en pasadas elecciones, a pesar de haber hecho alarde de contar con un sistema de conteo moderno y efectivo.

Enfrentamientos en las calles de Tegucigalpa
Este silencio institucional ha venido a aumentar la desconfianza ciudadana sobre el Tribunal, la cual, de acuerdo con el Sondeo de Opinión Pública del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, ya alcanzaba el 77.1% de la población a finales de 2016.
Entre las incertidumbres se encuentra hasta dónde el grupo político y económico liderado por Juan Orlando Hernández estará dispuesto a aceptar el rechazo de su proyecto continuista y extractivo, pues quienes están perdiendo políticamente con la tendencia actual es el sector más poderoso del país.
Este sector parasita alrededor de los proyectos mineros, hidroeléctricos, de peaje y de las zonas de empleo y desarrollo económico (ZEDE), y durante 8 años de gobierno del Partido Nacional ha logrado acumular un enorme poder político y económico.
Está claro que la incertidumbre en la que nos mantiene el Tribunal Supremo Electoral y lo que representa, nos llama a la imperiosa necesidad de acometer profundas reformas políticas que permitan reconstruir nuestro sistema electoral y despolitizar dicha institución.
Y también nos exige estar atentos y atentas para no permitir que los resultados electorales sean maliciosamente modificados para evitar que en esta ocasión el voto popular sea una manifestación concreta de la soberanía sobre nuestro futuro.
Bien sabemos que el Tribunal Supremo Electoral ha sido una instancia controlada y al servicio del grupo político que lidera Juan Orlando Hernández. De todas maneras, hacemos un llamado, que es más un clamor de pueblo, para que cada uno de los Magistrados deje a un lado sus militancias partidarias y sus compromisos humanos y económicos y piensen en la patria, en la paz y en la estabilidad de la nación.
Este momento es crucial para nuestra historia nacional. El futuro inmediato depende de la prontitud con la que el TSE responda al clamor nacional de divulgar los resultados electorales. Y de divulgarlos con total respeto a la voluntad popular expresada en las urnas electorales. Si el TSE se retrasa y luego divulga informes distintos a los que ya son conocidos y que marcan una tendencia irreversible, las consecuencias para nuestro país son imprevisibles.
Alertamos a toda la sociedad hondureña a mantener la vigilancia permanente, y que no se deje sorprender por rumores y falsas noticias orientadas al miedo, el encierro y la desmovilización. Estamos en un momento histórico para que toda la gente permanezca despierta, atenta a lo que ocurre para no dejarse sorprender por decisiones contrarias a la voluntad popular.
El pueblo hondureño ya dejó establecida su vocación pacífica y democrática. Ha dejado el mandato para conformar un gobierno plural, diverso, en donde el Ejecutivo no controla el Legislativo y en donde exista un verdadero juego democrático.
El pueblo ha dicho con su voto que apuesta por la democracia, que rechaza la reelección cuando la misma es sinónimo de imposición e ilegalidad. Los políticos tienen la obligación de respetar esta decisión popular, y todo lo que contravenga esta voluntad conllevará a una ingobernabilidad que la sufriremos toda la población hondureña.
La denuncia de Salvador Nasralla y la Alianza Opositora contra la Dictadura está diciendo que hay un “fraude electoral” “porque se cayó el sistema, se cayó el servidor y empezaron a entrar cosas que no podemos permitir”. Lo que se está instaurando con el “continuismo” de JOH y este proceso electoral es una especie de CLEPTOCRACIA POLÍTICA, es decir, la instauración de un sistema político basado en el robo sistemático de todos los instrumentos de un sistema político basado en el robo sistemático de todos los instrumentos jurídico-legales que se instrumentalizan y ponen a su servicio. En este caso concreto, la supeditación del TSE, las Fuerzas de Seguridad que las utiliza para, ilegal y anticonstitucionalmente, ganar unas elecciones que le perpetúen en el poder.
En este momento es crucial que el TSE divulgue los resultados. Es crucial igualmente que la sociedad hondureña se mantenga despierta y con la disposición de defender su voto por todos los medios pacíficos y constitucionales posibles. Las fuerzas oscuras dictatoriales amenazan con negarse a dejar el poder. Solo la ciudadanía activa, organizada y movilizada impedirá que caigamos en la barbarie. Y en este momento, la presión al TSE es la tarea patriótica más inmediata y urgente. Es hora de la defensa de la voluntad popular.
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