Se alquila

No sé si habréis visto esa película de ficción (subrayo, de ficción) de Fernando León de Aranoa (1996) en la que Juan Luis Galiardo (Santiago) alquila una familia para no sentirse solo el día de su cumpleaños. Cuando no le gusta el regalo que le hace su hijo pequeño, gordo y con gafas, monta en cólera, le echa de casa y exige otro hijo menor, que no esté gordo, que no lleve gafas y que, a ser posible, se le parezca un poquito. Que para eso él paga.

Subrayaba lo de ficción porque, una vez más, la realidad la supera. Leo en el periódico de hace un par de domingos que alguien ya ha inventado una aplicación para el teléfono móvil en la que… ¡alquilas amigos! Y cuando me he puesto a investigar sobre ello he descubierto varias páginas web (Rent a friend, Friendxhours) en las que, dependiendo del “amigo”, éste puede llegarte a costar entre 10 y 50 euros por hora (más los gastos originados en el encuentro). A ver, no son páginas de esas de contactos (aunque lo puedan parecer) para un rato de desfogue, ni aplicaciones para ligar fácilmente, como Tinder. Uno de los fundadores de estas herramientas llega a decir que la creó porque buscaba construir “relaciones humanas más sociables y menos egoístas” (sic). Son páginas blancas, cándidas, puras y sin dobleces ni dobles intenciones. Te ayudan a relacionarte y a sobrellevar tu soledad y tus necesidades de socializar sin más. Son el moderno teléfono de la esperanza, solo que en persona y de pago.

Así que, puestos a pensar, le he encontrado un gran potencial a esto: ¿que necesitas un amigo para ir al fútbol una tarde de domingo? ahí lo encuentras; ¿que tus invitados no se han presentado a la fiesta sorpresa que habías organizado para tu 40 cumpleaños? llamas a un servicio siete días/24 horas de urgencia y en seguida te aparece una cuadrilla con todos sus tópicos y típicos (el que hace años que no te ve, el amigo que te sablea 50 euros, el que todavía te guarda con cierto resquemor que le quitaras la novia…). Un servicio así serviría tanto para cuando estas triste por algo y necesitas contárselo a tu mejor amigo, como para irte a celebrar que te han ascendido en el trabajo. Puede ser, además, segmentado por sexo (para las cenas de amigas solochicas…); por ideología (amigos para ir a una manifestación o a un mitin; amistades para ir a una conferencia o coloquio del líder de turno); por economía (amigos que me ayuden a gastarme el dinero según un intervalo: para menos de 500€, para más de 10.000€ etc.). Incluso por, vamos a llamarlo así, afinidad religiosa (no tengo quien me acompañe a misa de doce los domingos o a cantar villancicos en Nochebuena).

Bromas aparte, merece una profunda reflexión esta despersonalización y mercantilización a la que estamos llegando. Todo se compra, todo se vende, nada es gratis. Por supuesto que ponemos y hemos puesto a menudo el grito en el cielo respecto de los anuncios de servicios sexuales, contactos por palabras de los periódicos, porque denigran a la persona y su dignidad (especialmente de las mujeres) y reducen las relaciones afectivo-sexuales a un problema de compra y venta. Pero, por el contrario, no parece que estas otras iniciativas de alquiler de amistad pura y casta sean tan criticables ni criticadas. Y a mí, sin embargo, me parece peligroso y triste que esto exista. Triste porque hemos llegado a un extremo en el que ya ni siquiera Manolo Escobar tiene razón cuando cantaba aquella copla sobre el cariño verdadero que ni se compra ni se vende, que no hay en el mundo dinero para comprar los quereres. Peligroso porque, cuando muy sutilmente dejamos que hasta las relaciones afectivas nos las mercantilicen y moneticen sin darnos cuenta, es un signo más de que cada vez quedan menos cosas que se hagan por generosidad, altruismo y cariño incondicional. Hoy es tan solo una anécdota, pero que se va normalizando, instaurando poco a poco en la sociedad hasta que la lleguemos a ver como algo ya no habitual, sino necesario.

Bueno. Aquí lo dejo. Me voy a alquilar unos cuantos lectores de esos que te adulan y no critican tus columnas. Hoy, además, hay oferta: ¡por 50€ tengo un 3×2!

@revolucionde7a9

Carlos Ballesteros
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