Escribimos para informaros de que la asociación juvenil Jóvenes del Parque, con más de 25 años de historia construyendo la pastoral y los grupos de jóvenes de la parroquia de Santa María del Parque, hemos recibido un burofax por parte del arzobispado de Madrid en el que se nos anuncia que tenemos que abandonar los locales de dicha parroquia el día 1 de abril.
La excusa es «que la parroquia requiere para destinarlas a sus fines propios las dependencias parroquiales que hasta ahora vienen utilizando«. Pero todos sabemos que el motivo de esta decisión no es otro que la llegada del Camino Neocatecumenal a la parroquia. Este movimiento –conocido popularmente como los Kikos, en referencia a su líder Kiko Argüello– ha cambiado toda la estructura y grupos parroquiales existentes e, incluso, ha modificado la estructura física de la misma con la construcción de viviendas para el equipo de sacerdotes y ha cambiado los locales de reuniones que actualmente ceden a otras comunidades del Camino Neocatecumenal que, llegados de otros distritos, vienen a Hortaleza como lugar de encuentro de sus particulares liturgias y celebraciones.
Estas decisiones, muy alejadas del funcionamiento más participativo de la parroquia Santa María en todos los años anteriores, han provocado un éxodo masivo de numerosos personas de la comunidad a otras parroquias cercanas. Sin embargo, el grupo de jóvenes hemos decidido resistir y hemos preguntado en voz alta el motivo de la expulsión al tiempo que denunciamos y denunciaremos que la parroquia es la casa de todos y todas.
Para ello, mediante una serie de reuniones, encuentros y actos estamos mostrando a la comunidad y al barrio que un grupo con más de 25 años de actividades y campamentos y después de toda una vida trabajando por la integración de niños y niñas con discapacidad no debe ser expulsado por parte de dicho movimiento religioso. Seguramente los motivos no sean las actividades llevadas a cabo, sino el concepto de Iglesia que se pone en juego.
Desde la asociación siempre hemos defendido que deberíamos caber todos y todas, pero lo que nos está pasando solamente es un ejemplo más de tantos otros ocurridos. Sabemos que no somos los únicos que sufrimos este rechazo institucional, pero queremos seguir manifestando que la Iglesia debe abrir sus puertas a todas y a todos, nunca aceptaremos y callaremos que quieran expulsar a quien no «comulga» con sus planteamientos e interpretaciones, actitud que nos parece completamente alejada de las enseñanzas del Evangelio.
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