El Gobierno de España, junto con el Reino de Arabia Saudita y Austria, es precursor de un proyecto de encuentro entre culturas y religiones. Los intereses fundacionales han sido objeto de polémica en la esfera internacional, pese a que este Centro aún sigue siendo un gran desconocido para la ciudadanía de nuestro país.
13 de Octubre de 2011. Gobierno de España: Partido Socialista Obrero Español (PSOE). La ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, respaldada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, viaja a Austria para firmar un acuerdo con dicho país y el Reino de Arabia Saudita. El objetivo es colaborar con la fundación de un centro que apueste por el diálogo interreligioso.
26 de Noviembre de 2012. Gobierno de España: Partido Popular (PP). Un año más tarde, la realidad política era distinta. Gobernaba Mariano Rajoy. Pero la mudanza en la Moncloa no tenía que incluir necesariamente la desautorización del compromiso establecido por la ex ministra Trinidad Jiménez. Ese día, numerosos coches oficiales deambulan por las calles de Viena y un equipo de seguridad custodia el Palacio Sturany. La puerta de este histórico edificio la franquean más de 650 personas invitadas. Parecen ser de razas y culturas distintas. Pero todas tienen en común un motivo de celebración: la inauguración del Centro Internacional para el Diálogo Interreligioso e Intercultural Rey Abdullah Bin Abdulaziz (KAICIID).
Entre los invitados a la ceremonia se encontraban, Ban Ki Moon, el Secretario General de las Naciones Unidas, representantes de alto nivel de los tres países fundadores (Austria, Arabia Saudí y España), el de la Santa Sede (como Observador Fundador) y miembros destacados de las principales religiones y culturas del mundo (judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo y budismo) se daban cita allí.
En el acto inaugural, el cardenal francés Jean-Louis Pierre Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso de la Curia romana, empezaba su discurso en estos términos: “Nos observan. Todo el mundo espera de la iniciativa del Rey Abdullah, apoyada por los gobiernos de Austria y España, con la asistencia de la Santa Sede como Observador Fundador, clarividencia, honestidad y credibilidad”. Y era verdad, pero a medias. Les observaba todo el mundo, excepto España, cuya actualidad mediática ignoró un acontecimiento que trascendía el interés nacional.
En los aledaños del palacio se encontraban otros que no habían sido invitados al acto; manifestantes que aseguraban que el gobierno austriaco se había arrodillado ante Arabia Saudí y pregonaban su descontento, advirtiendo que este centro era una vergüenza para el país. En esta misma línea se han manifestado partidos políticos austriacos de diferentes alas. Hasta el partido que gobierna en coalición con el Gobierno, el Green Party, en su momento se mostró en contra de esta iniciativa, alegando que se trataba de un Reino (Arabia Saudí) donde la libertad religiosa brillaba por su ausencia.
Incluso la única musulmana miembro del parlamento de Austria, Alev Korun, tildó de absurdo este proyecto, acusando a Michael Spindelegger, ministro de Asuntos Exteriores, de estar interesado en las relaciones comerciales con Arabia Saudí y de cerrar los ojos ante la vulneración de los derechos humanos en dicho país. Días posteriores al acto inaugural, el editorial de Die Presse, (http://derstandard.at/1317019407069/Islam-Zentrum-Wien-Oesterreich-Hilfe-fuer-Propagandisten-der-Intoleranz) rotativo austriaco de inclinación centroderecha, tildaba al Reino de Arabia Saudita de wahhabista, corriente musulmana sunní defensora la aplicación de la sharia, que representa la adaptación del estilo de vida musulmán al código legislativo de un Estado. Asimismo, el periódico austriaco señalaba algo que vienen remarcando teólogos críticos con la religión islámica: que la línea oficial wahhabista asume como religión verdadera al islam y se niega a promover el diálogo interreligioso.
Entretanto, KAICIID ha ido organizando una serie de eventos hasta la actualidad, momento en el que el centro ha cumplido su primer aniversario. La celebración la hicieron a lo grande con el Foro Global La imagen del otro: educación intercultural e interreligiosa. El 18 y 19 de noviembre, más de 500 personas provenientes del mundo académico o religioso participaron en este Foro, donde Faisal Bin Muaammar, Secretario General de KAICIID, esgrimió una serie de iniciativas en base a luchar contra el fundamentalismo religioso. El Foro fue, asimismo, fruto del trabajo del Comité Directivo de KAICIID, compuesto por dos musulmanes –uno chiíta y otro sunita-, tres cristianos –un católico, ortodoxo y anglicano-, un budista, un hindú y un judío. Dicho católico es Miguel Ayuso, un presbítero español que trabaja en el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
En España tan solo ha habido un reunión del Comité Directivo de KAICIID -el 29 de enero- y el 1 y 2 de febrero del pasado año, coincidiendo con el XX Aniversario de los Acuerdos de Colaboración entre el Estado español y las Confesiones Religiosas. En ella estuvo presente el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, a quien los representantes de las religiones musulmana, judía y evangélica en España le reclamaron un mayor desarrollo de los acuerdos firmados por el Estado.
A pesar de los intereses subrepticios y del papel de España en el diálogo interreligioso, la realidad de nuestro país ha cambiado a pasos agigantados. Hace menos de cuarenta años, la libertad religiosa estaba atada al Concordato de 1953, que suponía el maridaje entre la Iglesia y el Estado. Hoy, factores como la inmigración y la realidad multicultural hacen que el contexto religioso sea bien distinto. Si el 5 de julio de 2011, con la fundación del Observatorio del Pluralismo Religioso en España, se abrió un camino para el reconocimiento de los derechos de todas las religiones en el Estado Español; ahora, con el Centro KAICIID, tenemos la oportunidad de demostrar internacionalmente que los 5.871 lugares de culto, de confesiones religiosas minoritarias, gozan de los mismos privilegios que la religión mayoritaria. ¿Sabremos aprovechar esta oportunidad, más allá de la miopía de algunas personas, que tan solo verían en KAICIID una oferta de intereses económicos?
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