En 2011, al igual que sucedió el año pasado, los calendarios del cristianismo oriental y occidental coinciden en celebrar la Pascua durante los mismos días. Volverá a pasar también en 2014 y 2017 pero, a no ser que se alcance un acuerdo en el diálogo ecuménico, esta coincidencia no se volverá a dar hasta 17 años después, en 2034.
Cuestiones simbólicas pero también prácticas –por ejemplo, las vacaciones escolares en los países donde ambas iglesias tienen representatividad en la población–, le otorgan importancia a esta cuestión. En nuestro país no se da esta situación, aunque estadísticas recientes estiman que hay en torno a un millón de personas pertenecientes a iglesias ortodoxas en España.
Centro de la fe
Hace algunos meses se reunió para debatir este tema el Consejo Teológico Ortodoxo-Católico Norteamericano y sus conclusiones pusieron de manifiesto que la creencia en la pasión y resurrección de Cristo “es el centro de nuestra fe”. En este sentido, “deseamos que toda la cristiandad proclame el gozo de la resurrección unidos y estamos convencidos de que una solución permanente está al alcance de la mano”.
Aunque el Evangelio marca que la Semana Santa debe de celebrarse el primer domingo después de la fiesta judía de la Pascua, los calendarios cristianos de oriente y occidente llevan marcando las fechas para la celebración de la Pascua de forma diferente desde 1582, cuando el papa Gregorio XIII, usando cálculos astronómicos de la época, ordenó una corrección de diez días en el calendario juliano. Se inició así el uso del calendario gregoriano, que luego se extendió en todo el mundo occidental. A pesar de que en sus países el calendario gregoriano es el oficial, las iglesias ortodoxas (excepto la de Finlandia) siguen utilizando el calendario juliano.
Esta diferencia de diez días y otros ajustes realizados a lo largo de la historia, provocan que no siempre coincidan los solsticios de primavera en uno y otro calendario y que, por tanto, no coincidan tampoco las primeras lunas llenas primaverales que marcan el viernes de pasión. En cambio, la Navidad sí tiene fecha fija más extendida que celebran, el 25 de diciembre, la Iglesia Ortodoxa Rumana, la Iglesia Ortodoxa Griega, la Iglesia Ortodoxa Búlgara y los patriarcados de Antioquía y de Alejandría que, para fijar esta fecha, usan el calendario gregoriano, al igual que las iglesias católicas y protestantes. Mientras, la Iglesia Ortodoxa Rusa, la Iglesia Ortodoxa Serbia, el Patriarcado Ortodoxo Griego de Jerusalén y la Iglesia Ortodoxa de Georgia la celebran más tarde, el 7 de enero, porque aplican para ello el calendario juliano.
La diferencia entre las pascuas ortodoxa y católica varían entre una y cinco semanas, aunque ocasionalmente puedan coincidir. “Para la misión de la Iglesia, una celebración común reforzaría la unidad que ya compartimos y ayudaría a construirla más allá en el futuro”, continuaba la declaración ecuménica del Consejo Teológico estadounidense.
Signos de nuestra sed
Mientras ese futuro llega hay ya experiencias prácticas que perfilan la posibilidad de una pascua compartida. Un caso excepcional es la peregrinación a Rusia que, desde la comunidad ecuménica de Taizé, se ha promovido para este año para que un grupo de jóvenes acudan -invitados por el Patriarcado de Moscú- a celebrar la Pascua siendo acogidos por diversas comunidades ortodoxas de la ciudad. Un hecho totalmente inédito, ya que suele ser difícil que personas que no pertenecen a la Iglesia ortodoxa accedan a sus celebraciones litúrgicas, que en tiempo de Pascua son especialmente intensas.
El Hermano Alois –superior de la comunidad tras el fallecimiento del Hermano Roger- y otros hermanos de Taizé, junto con unos 200 jóvenes de distintas iglesias cristianas, viajarán a Moscú entre el 20 y el 25 de abril invitados a unirse para descubrir la riqueza de la liturgia ortodoxa y la espiritualidad de Rusia. Al mismo tiempo, será una oportunidad de descubrir la vitalidad actual de las parroquias ortodoxas y de hablar sobre los desafíos a los que hacen frente estas comunidades en la sociedad rusa contemporánea.
Las personas participantes serán acogidas en familias y celebrarán en las parroquias los oficios ortodoxos del tiempo pascual. El jueves santo se celebra la oración de los doce evangelios, que narran la historia de todas las pasiones de Cristo. El viernes, con ayuno, celebran el entierro del Santo Sudario y en la madrugada del sábado el oficio de Pascua y los maitines a las tres de la mañana. En ellos se da la comunión que, en la iglesia ortodoxa, sólo se toma en ocasiones especiales. Son celebraciones llenas de símbolos, con el paso de la oscuridad a la luz, el cambio de vestimentas negras a blancas, el descubrimiento de iconos que habían sido cubiertos por paños oscuros. Y, para celebrar la resurrección los cristianos ortodoxos se felicitan unos a otros intercambiando las frases tradicionales: “??????? ???????!” (¡Cristo ha resucitado!), a lo que se responde “???????? ???????!” (¡Es verdad, ha resucitado!).
Será una oportunidad para conocer de cerca la riqueza de la tradición ortodoxa. Las personas que participarán en esta peregrinación también visitarán Butovo Polygon, en la zona sur de Moscú, que fue escenario de ejecuciones masivas, durante el “Gran Terror” entre 1936 y 1938, cuando fusilaron a unas 20.000 personas en dicho lugar. Entre los asesinados se encontraban varios sacerdotes y fieles ortodoxos, en memoria de los cuales se ha erigido la Iglesia de los Nuevos Mártires.
Actualización creativa
“Nuestro peregrinaje pretende ser un signo de nuestra sed de celebrar nuestra fe en Cristo juntos”, afirman los hermanos de Taizé. “Esto nos permitirá enriquecernos y ayudarnos mutuamente, al mismo tiempo que tratamos de dar testimonio del Evangelio”.
Son pasos hacia el camino compartido de iglesias que, en el caso de la católica y la ortodoxa, tienen muchos más puntos comunes que diferencias. El propio Patriarca Cirilo de Moscú y todas las Rusias envió para la conmemoración de los 70 años de la comunidad de Taizé un mensaje en el que destacaba la necesidad de “conjugar la fidelidad a las enseñanzas de los Santos Padres con una actualización creativa en el ministerio misionero entre la juventud de hoy en día”. Son muchos los elementos compartidos y también esa necesidad de renovación que se da en ambas iglesias.
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