Las estamos esperando todo el año y cuando llegan no son pocos los que no saben qué hacer con ellas. La palabra ‘vacación’ proviene del vocablo latino vacatio, que hace referencia a un tiempo de vaciamiento y cambio respecto a lo que solemos hacer habitualmente. Si hiciéramos caso a la etimología, tal vez nos dedicaríamos a alguna cuestión que nos enriqueciera por dentro y que nos alejara de la vorágine activista que muchos y muchas de nosotras solemos practicar. Pero, muy al contrario, sin prestar oído a nuestras auténticas necesidades, a menudo nos dejamos llevar por las equívocas vías de la evasión que acaban lanzándonos en los brazos del consumismo, el ruido, las prisas y la reiteración de una vida muy similar a la que llevamos el resto del año.
Con las vacaciones a la vuelta de la esquina para la mayoría, alandar quiere en este número de junio regalarte algunas propuestas que no aparecen en los folletos de las agencias de viajes. En la mayoría de los casos se trata de alternativas sencillas, baratas y a contra corriente. Casi siempre se combina la búsqueda del recogimiento espiritual con el compromiso con los que más lo necesitan. Todo ello parte desde el convencimiento acerca de que los mejores momentos, los más felices, son los que compartes con tus hermanos y hermanas, con la gente empeñada en transformar la realidad injusta siguiendo el mensaje de Jesús de Nazaret.
Dos destinos ‘clásicos,’ aunque no por ello menos atrayentes, son la ruta por el Camino de Santiago o una visita a los encuentros con la oración que se producen en julio y agosto en el centro ecuménico de Taizé, en Francia. En el primer caso y para quien no lo haya hecho nunca, el viaje al monasterio fundado por el tristemente desaparecido Hermano Roger siempre es recomendable, aunque se aconseja reservar plaza con mucha antelación puesto que en verano miles de personas acuden allí para unirse en el lenguaje universal de la oración. Con motivo del Xacobeo 2010, la ruta del apóstol puede transformarse este año en un lugar muy concurrido. Quizá, fuera de los meses centrales del verano, las posibilidades de disfrutarlo serán mayores.
Muchas parroquias y congregaciones religiosas organizan campamentos urbanos para los chicos y chicas del barrio, sobre todo para aquellos que tienen más problemas económicos o sociales. De igual manera, en el estío se amplía la oferta de campos de trabajo en los que, desde el compromiso voluntario, se puede aportar, a proyectos de solidaridad, lo que uno es y sabe. Y tanto en nuestro país como en las naciones más empobrecidas del Sur. Organizaciones No Gubernamentales facilitan un modo directo, cercano y útil de entrar en contacto con la realidad del mundo empobrecido, una experiencia que nos debe enseñar a replantearnos en el mundo rico que habitamos, un modo de vida que esquilma el planeta y a la mayor parte de sus habitantes. El mayor regalo que pueden ofrecernos estas vacaciones diferentes es que descubramos nuevos mundos, nuevos modos de mirar y de pensar.
Todo ello nos acercará, aunque sea desde la distancia, a un modo de actuar que permita a construir el Reino o, lo que es lo mismo, a la luchar con la Paz en una mano y con el Amor en la otra, para que en este mundo florezca de una vez y por todas la Justicia y la Verdad.
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