“Este modelo económico nos arrastra al abismo”

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Paco_Porcar-Web.jpgTambién desde la Iglesia, y no sólo a título individual, surgen voces que denuncian la sangrante situación de injusticia que se agrava en el mundo laboral. Una de ellas, quizá la más comprometida en este terreno, es la de la Hermandad Obrera de Acción Católica Militante (HOAC). Paco Porcar es uno de sus portavoces más escuchados: historiador de 52 años, milita en la HOAC de la diócesis de Segorbe-Castellón y ejerce como concejal en el municipio de Vall d’Uixó. En los artículos que este historiador publica desde hace años en Noticias Obreras reivindica un cambio radical en la política social y económica de quienes nos gobiernan. He aquí sus palabras tras la prueba de fuego que ha supuesto la huelga general del 29-S.

La gran mayoría de los medios de comunicación han calificado la convocatoria de la huelga de “fracaso general”. ¿Está de acuerdo con esta aseveración?

No. La huelga ha sido seguida por una parte significativa de trabajadores y, sobre todo, las manifestaciones han contado con una gran participación. Muchos medios lo que han hecho con ese calificativo es culminar una indecente campaña contra los sindicatos.

¿Tenía sentido convocarla?

Sí. Era necesaria una protesta fuerte contra una reforma laboral y otras medidas que, lejos de afrontar las causas de la crisis que padecemos, lo que hacen es utilizarla como pretexto para hacer más vulnerables aún a sectores muy amplios del mundo del trabajo, debilitar las posibilidades de un empleo decente y minar la acción sindical en defensa de los derechos de los trabajadores.

¿Y ahora qué?

Ahora hay que seguir luchando, buscando que se cambie la orientación de las medidas que se toman y ayudando a comprender a muchas personas que llevamos años en la dirección de someter la dignidad de los trabajadores a las “exigencias” del beneficio económico y que por ese camino no es posible construir nada humano.

Independientemente de la postura ideológica que cada cual tenga, se ha criticado con dureza a los sindicatos por convocar tarde la huelga y por connivencia anterior con el Gobierno. En la España del siglo XXI ¿son éstos los sindicatos que necesitamos?

En mi opinión, hoy es fundamental reafirmar que los sindicatos son más necesarios que nunca para defender un trabajo decente para todos. Pero también que nuestros sindicatos necesitan avanzar mucho en tres sentidos: primero, en buscar formas de lucha y reivindicación en las que puedan participar trabajadores precarios que no pueden hacerlo en las tradicionales formas de acción sindical; segundo, dar mucha más importancia a los estilos de vida que tenemos -particularmente al consumismo- y a las necesidades vitales de las familias trabajadoras; tercero, y muy especialmente, dar mucha más centralidad en su acción a los sectores más débiles y empobrecidos del mundo del trabajo: parados, precarios, trabajadores en práctica situación de exclusión…

El gobierno de Zapatero se ampara en la “obediencia debida” a las imposiciones de la UE para justificar medidas como la Reforma Laboral o el recorte de las pensiones.

Creo que el problema está en que al conjunto de gobiernos les falta coraje para afrontar los cambios que necesitamos en un modelo económico que nos arrastra al abismo, y para explicar con claridad el grave mal social que es el enorme poder de algunos agentes económicos.

¿Qué le parece el silencio de la jerarquía eclesiástica ante un asunto tan grave como la huelga general?

Muy triste. Sobre todo porque así dan la impresión de que esto no va con la Iglesia. Pero va, y mucho, porque lo que está en juego es la dignidad de la persona. Basta para comprobarlo con leer lo que dice el Papa en Caritas in veritate sobre el sistema económico y el trabajo. Han perdido una gran oportunidad de decir una palabra oportuna para discernir lo que está pasando desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.

¿Qué podríamos hacer quienes seguimos a Jesús de Nazaret para aportar nuestro granito de arena a la solución de la grave crisis laboral que sufre el país?

Ayudar a pensar lo que está pasando desde lo que supone la dignidad del trabajo, la vocación de las personas a la fraternidad y, especialmente, la prioridad que deberíamos dar a las necesidades de los más empobrecidos. Y comprometernos muy activamente no sólo en la atención a los empobrecidos sino también en un compromiso solidario y estable por construir condiciones decentes de trabajo.

Sin duda, el alto paro juvenil es una de las mayores lacras que sufre el país ¿Cuál es la propuesta que se hace desde movimientos como la HOAC para resolverlo?

La HOAC no somos un partido político o un sindicato, somos un movimiento apostólico de la Iglesia y, como tal, no proponemos medidas políticas concretas. Pero creo que, desde los criterios que ofrece la Doctrina Social de la Iglesia, en este grave problema social -como en todos- deberíamos entender bien que se trata de prioridades, de qué ponemos en primer lugar. Así, por ejemplo, carece totalmente de sentido hablar de prolongar la edad de jubilación cuando hay tantos jóvenes que no pueden acceder a un empleo. ¿Por que no comenzamos a hablar más de una nueva distribución social del empleo y de la riqueza?

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