En un grito desesperado, Cáritas Butembo-Beni pide ayuda humanitaria urgente para toda la población de la región de Beni, en el Kivu Norte, al este de la República Democrática del Congo (RDC).
Los Comités de Solidaridad con el África Negra UMOYA han pedido a las autoridades y a la población española y europea que «escuchen este grito desesperado y que abandone la actitud pasiva ante el asesinato silencioso que sufre el pueblo congoleño desde hace demasiado tiempo».
Durante los últimos 15 meses Kivu Norte sufre los ataques mortales y diarios de la última de las milicias enviadas por los países vecinos. Se trata de los mismos ugandeses y ruandeses enviados por los regímenes de estos países para dominar, desestabilizar, despoblar y saquear la zona desde hace décadas. La última milicia se hace llamar Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) y está formada por ugandeses. Entran en los pueblos, matan a cuatro, ocho, diez o más personas y dejan sus cuerpos a la vista de todo el mundo, para sembrar el terror entre la población.
Hace 20 años que los congoleños y congoleñas son asesinados poco a poco mientras la comunidad internacional mira para otro lado. “Es muy complicado”, dicen los expertos en Europa, Estados Unidos y la ONU, para no hacer nada y que la gente no preste atención al sufrimiento de los pueblos de los Grandes Lagos.
Cáritas Butembo-Beni publica informes mensuales haciendo recuento de las personas civiles asesinadas, una lista ya demasiado larga que nada tiene de complicado.
El informe de mayo cuenta cómo, tras una ofensiva contra los rebeldes de la misión de la ONU en Congo, MONUSCO y el ejército de la RDC, estos atacaron entre el 15 y el 16 de abril seis localidades a la vez, (Matiba, Ambenge, Wikemo, Kanana, Kinkizi y Kalemi), dejando un total de 28 personas asesinadas a machetazos. Incluso han atacado a los cascos azules, en la noche del 5 al 6 de mayo, matando a dos soldados tanzanos y dos civiles.
Cáritas Butembo-Beni calcula que, en los últimos 15 meses, estos ataques han causado cientos de muertes y más de 72.000 desplazamientos. La población de Beni vive en condiciones “inhumanas”. Desde hace más de seis meses el acceso a los campos de cultivo es imposible: muchas personas se arriesgan y son asesinadas. Con esta situación, la gente no tiene alimentos para comer y vender, no tiene dinero para pagar las cuotas de las escuelas y no tiene dinero para pagar los medicamentos contra la malaria, que es endémica en la región.
La vida de toda la población de la zona pende de un hilo y necesitan ayuda humanitaria, necesitan que prestemos atención y lo necesitan con urgencia. «¿Hasta cuándo seguiremos haciéndonos los sordos ante sus gritos de desesperación?»
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