Ana Gamarra Rondinel

Peruana de nacimiento, pero ciudadana del mundo en la actualidad. Hace más de una década, en Perú, de la mano de Gustavo Gutiérrez - padre de la Teología de la Liberación - descubrí que debía (y podía) poner la economía al servicio de la vida. Llegué a Europa con este objetivo, pero me topé con el 15M y los grandes recortes al Estado de Bienestar. Esos años me marcaron tanto que decidí enrumbarme por el mundo de la fiscalidad. Terminé viviendo en Bélgica en búsqueda de más herramientas para poder hacer propuestas serias y reales desde el mundo de la tributación. Hace poco terminé el doctorado en economía pública y ahora me dedico a estudiar el impacto de las políticas fiscales en la eficiencia económica, el bienestar económico y la recaudación tributaria. Los nuevos aires me llevan a desempeñar estos análisis en Melbourne Institute: Applied Economics & Social Research (University of Melbourne). Creo firmemente que  los impuestos son una herramienta de transformación social, instrumentos de cambio sobre todo en los países pobres. Mi apuesta personal es ¿cómo hacer que la fiscalidad tenga rostro humano? Actualmente, soy militante en el Movimiento de Profesionales Cristianos (PX), colaboradora en la revista Páginas-CEP (Perú) y Análisis Tributario-AELE (Perú) y desde hace dos años pertenezco a este Consejo de Redacción. Contacto: www.anagamarra.com

Lo barato sale caro ¿qué está pasando en la industria de la moda?

Cada año se producen 150.000 millones de prendas de vestir en todo el mundo. En 2015 el consumo textil anual per cápita era de 13,1 kg, 3,5 veces más que en 1950. Aunque la tendencia “bio”, “orgánico” o “verde” ha llegado al sector textil y su demanda está en aumento, la moda rápida o fast fashion es la estrategia de negocio dominante. Como en muchas esferas de nuestra vida, el fenómeno de la rapidación o cambio exponencial también se ha introducido en la moda.