Por Amparo López Olivares y Guillem Bufort Soler
Desde el pasado 28 de diciembre hasta el 1 de enero de 2016 tuvo lugar en Valencia un gran acontecimiento: el 38º Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé durante el cual, alrededor de quince mil jóvenes de toda Europa acudieron a la capital del Turia para rezar en comunidad.
A esta gran cantidad de personas de diversas nacionalidades se juntaron los creyentes valencianos que quisieron. El resultado fue una mezcla de naciones y formas de vivir la fe muy enriquecedora para todos los que pudimos participar de las oraciones y de los talleres que se organizaban por la tarde. Las calles estaban impregnadas de la alegría de los jóvenes, que afirmaron que lo mejor del encuentro fue el buen clima y la caridad de las familias que, haciéndose participes de la peregrinación de confianza, abrieron las puertas de sus casas para ofrecer un lugar donde dormir a esta marabunta de gente que acudió al encuentro. También se valoró muy positivamente la colaboración de todas las parroquias que se involucraron, haciendo posible que esta “peregrinación de confianza” fuera viable.
A nuestra parroquia (San Antonio Abad), llegaron unos 60 jóvenes de seis países diferentes de Europa. El sábado 26 llegaron ya 15 animadores para ayudar en la organización y los 45 restantes fueron llegando el lunes 28 a lo largo el día. Los días 29, 30 y 31 empezaron a las ocho y media cuando cualquier joven podía participar en la misa de 8:30h y a las 9:00h se celebraba la oración al estilo de Taizé. A continuación, había talleres que empezaban con testimonios de fe basados en la esperanza. En nuestro caso, pudimos contar con la presencia de Vicente Serrano, que compartió con todos los que tuvimos la suerte de participar su experiencia en el Grupo Martes. También disfrutamos con el testimonio de los Hermanos de San Juan de Dios, que nos comunicaron toda la labor social que llevan adelante. El último día vino Carmina, que pertenece a los grupos de fe de la parroquia y dedica muchas de sus vacaciones de verano a colaborar con diferentes ONG en distintos y muy interesantes proyectos en países en vías de desarrollo.

Parroquia San Antonio Abad
Todos los testimonios fueron muy impactantes, tanto por la experiencia personal compartida como por la cercanía de los y las ponentes y el valioso trabajo que desarrollan. Testimonio de fe y esperanza a contagiar entre las personas que no tienen la suerte de haber nacido en el “primer mundo” o de tener una familia y unas circunstancias personales como las que disfrutamos nosotros.
Al acabar los testimonios disponíamos de tiempo de reflexión en grupos sobre las preguntas del evangelio del día y lo que más nos había impactado de lo que acabábamos de oír.
Los espacios de que disponemos en nuestra parroquia, así como el trabajo del grupo organizador y los jóvenes de la organización de Taizé, hicieron posible que tanto la oración de cada día como las ponencias de los testimonios y las reflexiones en grupo se desarrollaran con facilidad y corrección, pudiendo todos disfrutar de cada uno de los diferentes encuentros.
El 31 fue el día más intenso ya que, aparte de hacer todas las actividades como los días anteriores, a las once de la noche compartimos una emotiva oración por la paz mundial a la que pudimos asistir tanto las familias acogedoras como los jóvenes de Taizé y cualquier feligrés de nuestra parroquia.
A continuación tomamos las doce uvas, como manda nuestra tradición. Con nuestro inglés y la ayuda de una joven que nos hacía de traductora conseguimos hacerles entender en qué consistía esta tradición. Fue divertido observar las caras de sorpresa de muchos de los jóvenes participantes.
Para finalizar, celebramos la entrada del año nuevo con el Festival de las Naciones, donde los jóvenes de cada país interpretaron canciones y bailes tradicionales de su lugar de origen, actividad muy interesante donde pudimos conocernos entre todos un poco más y disfrutar de juegos, risas y danzas con los y las jóvenes participantes acogidos en nuestra parroquia.
El día 1 de enero participamos de la celebración de la eucaristía de Año Nuevo a las 13:00h, durante la cual tuvimos la última oportunidad de compartir experiencias celebrándola juntos, tanto jóvenes como familias acogedoras. Fue emotivo participar todos juntos de una eucaristía: católicos, ortodoxos…experimentando los puntos que nos unen por encima de las diferencias.
Pensamos que la clave está en acercar culturas, crear vínculos, romper fronteras y superar barreras, entre ellas la del idioma. Existe un gesto universal y es la sonrisa. Puede que no me entiendas pero, si te sonrío, sabes que te estoy acogiendo.
La semana transcurrió sin incidentes y ya estamos con ganas de que llegue el año que viene para ir a Letonia y reencontrarnos con los amigos y las amigas que hicimos durante el encuentro.
La experiencia como familia acogedora fue magnífica, la oportunidad que se nos brindó de poder convivir con personas de otros países y conocer cómo viven su fe fue muy enriquecedora. Al experimentar la “peregrinación de confianza”, en este caso como acogedores, nos gustó mucho el poder abrir nuestra casa a una pareja de jóvenes (que no llegaban ni a los 18 años), Nos hizo ver que a este encuentro no se venía buscando unas vacaciones de fiesta y despreocupación, sino que la gente venía para acercarse a Dios y, con su llegada, nos lo acercaron un poquito más a nosotros, llenándonos de alegría y brindándonos una oportunidad para reflexionar y vivir la fe de una forma a la que no estamos acostumbrados. Además, pudimos forjar nuevas amistades, que aumentan las razones por las que tenemos ganas de acudir al encuentro del año que viene, que será en Letonia.
*Amparo López Olivares y Guillem Bufort Soler tienen 19 años y pertenecen a la parroquia San Antonio Abad de Valencia.
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Me he alegrado mucho al leer este comentario y comprobar que es de mi propia parroquia.