
Entre un presidente de Gobierno que considera que la desigualdad salarial no es un tema que merezca ni siquiera ser tratado (¿cobrar menos es naturalmente inherente al hecho de ser mujer?), frivolizar con eso que llaman micromachismos -término al que hay que quitar el micro porque no es sino la naturalización de comportamientos agresivos y poco respetuosos- y la trivialización del acoso sexual (por no hablar de violencias más sangrantes), la igualdad parece que viaja en caracol. No faltan voces que piden paciencia, que dicen que poco a poco, que vamos avanzando (¿hacia dónde?), que es cuestión de tiempo.
La de la foto se lo creyó y así le va. Habrá que cambiar de táctica. La mujer de Lot se convirtió en estatua de sal por mirar atrás. No seamos loteras: atrás está todo visto. Ahora hay que inventar el futuro, soñarlo mientras se construye. El 8 de marzo hay convocada una huelga internacional de mujeres. A veces, andar significa pararse.