He sido muchas cosas en la vida (hasta trabajé en una fábrica cuando el periodismo no me daba para vivir), pero sobre todo me considero alguien a quien le gusta escuchar y contar historias.
Algunas de las historias que me contaron para que las contase las recogí en dos libros: "Historia del Brasil" y "Lobos con piel de cordero. Pederastia y crisis en la Iglesia Católica".
Desde que en primera adolescencia (creo que voy por la tercera, aunque me estoy quitando) leí "Cien años de soledad" quise ser Gabriel García Márquez.
Aunque por supuesto no lo he conseguido, por el camino conseguí viajar numerosas ocasiones a América Latina y algunas a
África; escribir reportajes sobre Brasil, Ecuador, Cuba, Chad o Mozambique y trabajar para una organización de derechos humanos a la que respeto mucho y para las Naciones Unidas.
En el campo de la cultura, fui parte del equipo político de la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha y del equipo de prensa del Círculo de Bellas Artes.
Hablando de guerras y otras injusticias, soy de los que pienso que las cosas tienen que cambiar, aunque es difícil que lo hagan.