La moral del cruasán (I)

Una mañana, al despertar, te encuentras a un desconocido en tu cama, conectado a tu espalda por un entramado de tubos que hace circular entre él y tú la sangre y otros líquidos corporales. El hombre es un gran violinista, un genio absoluto. Pero no le funcionan los riñones y tú eres el único organismo compatible. Sus admiradores te han secuestrado, anestesiado, operado. Tienes que estar así durante nueve meses. Si lo desconectas, el violinista morirá. Pero, después de todo, tú no has pedido que te lo engancharan. En cierto sentido, sería un caso de legítima defensa. Si exigieras que lo desengancharan, ¿serías un ser moralmente monstruoso? Sea cual sea la respuesta, sábete que se podrá aplicar a la cuestión del aborto…

Éste es sólo uno de los dilemas morales que el filósofo francés Ruwen Ogien ha incluido en un libro recién publicado, La influencia del olor de los cruasanes calientes en la bondad humana y otras cuestiones de filosofía moral experimental. Está claro que sí, que habla de cruasanes, pero también de otras cosas serias, divirtiendo y haciendo pensar a la vez. No se lo pierdan si pueden encontrarlo y manejan un tanto la lengua francesa. Si no, no se preocupen demasiado. Yo me lo he agenciado hace poco y no lo suelto.Por aquí, seguiremos hablando de él.

Además del citado, el libro plantea otros dieciocho dilemas más. Unos más polémicos que otros, pero todos sobre asuntos actuales. Con temas como la prostitución, las madres de alquiler, la eutanasia, la sexualidad, el suicidio, la blasfemia, el incesto, la ablación, la clonación… Varios ejemplos: el tranvía desbocado que va a atropellar a cinco hombres a menos que desvíes la máquina por una vía en la que sólo hay un trabajador; un sujeto que mata para conseguir órganos que salvarán a su vez a cinco personas; dos adolescentes, hermanos, que hacen el amor una tarde de verano asegurándose de que no habrá embarazo y nadie lo sabrá; el sobrino que se encuentra a su tío, del que es heredero, víctima de un infarto en la bañera y decide no pedir ayuda. ¿Es más o menos culpable que si le atropellara con un coche? ¿Dónde está la diferencia moral?

Las preguntas que suscita cada caso son siempre las mismas, pero las respuestas pueden ser muy diferentes. ¿Qué hacer? ¿En nombre de qué aprobar o condenar? ¿A qué tipo de reglas, de razonamientos y de evidencias recurrirías para pronunciarte? Parece algo desquiciado, pero sólo en apariencia. Evidentemente, los casos son delirantes, pero lo importante son los problemas que plantean. Son, sí, rompecabezas con múltiples soluciones posibles y cada una con su propia y plausible justificación moral. Algunos piensan que dejar morir es menos grave que matar con sus manos; otros, más utilitaristas, pueden pensar que un mal que crea bien es un bien… El objetivo es mostrar que todo, en moral, puede ponerse en cuestión. Que las intuiciones o creencias no son nunca tan absolutas o diáfanas como a veces se cree. Que las doctrinas siempre se contradicen a sí mismas; y los principios, a veces.

Y que la solidaridad y la benevolencia dependen, en el fondo, de poca cosa: según un sabroso estudio, las personas expuestas a los efluvios del horno de una panadería –y de ahí el título del libro- se muestran más serviciales y disponibles a hacer favores con quienes tienen alrededor. De lo cual se puede sacar –y esto ya es de mi cosecha- una conclusión económica: no hace falta vender cruasanes (que, además, engordan), basta ir rociando el olor sobre la gente para hacer un mundo mejor. ¿Quién será el primero en fabricar el aerosol?

Continuará.

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3 comentarios en «La moral del cruasán (I)»

  1. La moral del cruasán (I)
    No sabría responder a ninguno de esos dilemas, pero lo grandioso es poder y saber hacerse esas y otras preguntas.

    Gracias por la pista de un libro tan recomendable y, por supuesto, espero la segunda entrega.

  2. La moral del cruasán (I)
    Nos hace más falta que el aire que respiramos las llamadas a pensar, a debatir, a reflexionar. Gracias por acercarnos posibilidades para hacerlo. Seguiremos de cerca tus recomendaciones.

  3. La moral del cruasán (I)
    Me gusta, pero no tengo ni repajolera idea de francés, así que te seguiré, últimamente no nos paramos a pensar, esperamos a que todo nos lo den mascado y hasta deglutido, las cosas que propone este hombre por lo que leo me parecen muy buenas.Otra cosa es conseguir el aerosol con olor a panaderia y pasteleria recien hecha jeje no estaría mal verdad?.

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