Es un tanto mordaz y a la vez amena, como la carta con que termina el folleto, la exposición que Jaime Atienza nos hace del drama que realmente supone la deuda externa para los pueblos que la sufren.
Es un tanto mordaz y a la vez amena, como la carta con que termina el folleto, la exposición que Jaime Atienza nos hace del drama que realmente supone la deuda externa para los pueblos que la sufren.