En paralelo a la celebración del Sínodo de la Sinodalidad, el Consejo de Mujeres Católicas (CWC, en inglés) se va a reunir también en Roma. Quieren hacer visible el trabajo realizado a lo largo de los últimos años, a partir de una encuesta mundial que alumbró un documento sobre la situación de las mujeres en la Iglesia y sus principales reivindicaciones. Tres españolas van a asistir a este encuentro.

Las tres, que participan de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia-Alcem la Veu, acudirán a Roma como representantes de estos colectivos para encontrarse con otras mujeres de todos los continentes, con quienes han participado en el gran trabajo gracias a herramientas virtuales llevado a cabo por el CWC para recoger la reflexión, el sentir y las iniciativas de las mujeres en la Iglesia. Les pido una breve presentación.
Soy Teresa Casillas Fiori, bioquímica, profesora de Formación Profesional, pertenezco a una comunidad de la parroquia de Guadalupe, en Madrid, desde hace 30 años. He llevado la pastoral juvenil de las Irlandesas durante unos años, y pertenezco desde el inicio a la Revuelta de Mujeres en la Iglesia. Tengo tres hijos que acaban de migrar de casa.
Yo soy Mónica Díaz Álamo, trabajo en la Universidad Pública del País Vasco, en Bilbao, dando clases de religión, una materia optativa que se ofrece a los maestros para poder dar clases de religión. Pertenezco también a la Revuelta. Estoy haciendo el doctorado en Teología sobre la Espiritualidad en el ámbito público, y soy secretaria de la Asociación de Teólogas Españolas (ATE). Soy laica, tengo dos hijos.
Y yo soy Gloria López Sánchez, vivo en Barcelona. Acabo de terminar Odontología y trabajo llevando ese servicio a lugares para personas mayores. Pertenezco al Casal Loyola, de espiritualidad ignaciana, y a Alcem la Veu, que fue una de las promotoras de la Revuelta. También curso varias asignaturas del Instituto de Ciencias Religiosas de Barcelona para acabar siendo teóloga.
P.- Contadnos un poco de la historia del CWC. Teresa, tú has estado desde el principio…
R.Teresa.- Surge hacia finales del 2019, al igual que la Revuelta y otras iniciativas que cuajan en Europa con el grito común de ¡basta ya de esta situación de desigualdad de las mujeres en la Iglesia! En el año 2021 esas asociaciones, que en un principio eran sobre todo europeas, se reúnen en Stuttgart y crean un “paraguas”, una red de asociaciones diversas, pero con una causa común: luchar por la dignidad y la igualdad de la mujer en la Iglesia. Se hizo un Manifiesto y se convocó una peregrinación a Roma en el 2021. A causa de la pandemia se sustituyó por una peregrinación virtual.
La peregrinación virtual ha sido, de alguna manera, el Sínodo de las Mujeres, que quiere contribuir al Sínodo de la Sinodalidad. Se hizo entre enero y octubre del 2022, con una encuesta mundial y talleres de trabajo que concluyeron en un Documento que se presentó a Natalie Bécquart, la secretaria del Sínodo, quien escuchó con interés nuestras propuestas. Lo cierto es que ahora las mujeres que participan con voz y voto en la asamblea del Sínodo han pasado de 1 a 35 en un año. Poco a poco…
R.Mónica.- Nosotras participamos en el grupo de habla hispana, junto a las latinoamericanas, con 19 países participantes. Se trabaja on-line por grupos continentales, lo que ha supuesto un gran esfuerzo, por ejemplo, para armonizar los horarios: teníamos las reuniones a las cinco de la mañana de Latinoamérica… También lidiamos con las tecnologías, no todas las participantes tenían acceso fácil a Internet o un ordenador. Hemos ido haciendo el camino con un gran esfuerzo desde abajo. Eso quiero destacarlo: desde abajo, partiendo de las realidades que cada una vivía y podía narrar. Se hizo esa opción: partir de realidades y no de teorías.
R.Glòria.- Añado que era un reto recorrer ese camino de comunicación intercontinental y se ha llegado a recoger y a expresar la gran diversidad de experiencias. Se preguntó primero qué temas interesaban a las mujeres, eligiéndose los cinco ejes del trabajo: Situación de las mujeres en la Iglesia, Poder, participación y representación, Estructura y trasparencia, Vida sacramental y Resistencia y esperanza.
En cada país, los grupos hemos trabajado con el material que se nos ofrecía, y se mandaron las conclusiones al comité ejecutivo del CWC.
P.- Ahora ya estáis a punto de viajar a Roma, ¿con qué plan de trabajo?
R.Teresa.- Todo el encuentro se desarrolla bajo el lema Ecclesia por la Igualdad. El día 10 de octubre hay una reunión en la Casa Internazionale delle Donne. Un encuentro de todas las que venimos trabajando estos años, aunque la participación será reducida, ya que las mujeres del sur global no tienen recursos suficientes para hacer frente a un viaje a Roma. En España ha habido colaboración de todas las Revueltas para financiar nuestra participación. La fuerza va a ser encontrarnos cara a cara con las mujeres con las que tanto hemos compartido. El día 10 de octubre nos reunimos y presentamos -con ayuda de carteles, vídeos…- el trabajo de todas las organizaciones de mujeres a las que representamos.
Posteriormente, tendremos la oportunidad de dialogar con algunas de las 35 mujeres que participan de la Asamblea sinodal. Se trata de contarles y de que nos cuenten, escuchar cómo se está viviendo la Asamblea desde dentro. Además, tendremos grupos de trabajo para hacer aportaciones desde la Instrumentum Laboris, el documento base de trabajo del Sínodo. Se podrá participar de forma virtual
R.Mónica.- El día 11 de octubre habrá una celebración en la Casa Bonus Pastor. Nuestro deseo es tener un encuentro de oración y espiritualidad, en el que recordemos a todas las mujeres que iniciaron el camino que hoy continuamos; será un encuentro de memoria, resistencia y esperanza. Se trata de denunciar el sufrimiento de las mujeres en la Iglesia y traer también la experiencia sanadora de sus luchas y esperanzas compartidas.
La Organización de Mujeres Sacerdotes Católicas, que también se harán presentes en Roma por el Sínodo, tenía una celebración ese día en la misma casa y hemos decidido compartirla. Ellas se han mostrado muy abiertas, porque nosotras acentuamos mucho el aspecto circular en la celebración, no la presidencia, aunque sea la de una mujer. Creemos que esa es una clave del espíritu de las mujeres, como la estamos viviendo, la circularidad.
Asimismo, habrá un diálogo sobre mujer y religión a partir de la película Women talking, (Ellas hablan), que recoge tanto la utilización de la religión para someter a la mujer como la reacción de las mujeres que, hablando, comienzan a liberarse de esa opresión.
P.- Representáis a la Revuelta de Mujeres en la Iglesia-Alcem la Veu, o a las Revueltas, en plural, porque ya estáis en 24 ciudades… ¿Qué resaltaríais de este camino que habéis emprendido?
R.Glòria.- El compartir todo, la sensación de ayuda mutua, como intercambiamos nuestros documentos, experiencias, celebraciones… Siguen surgiendo muchos pequeños grupos. En marzo hicimos un encuentro estatal y vimos que eran muy comunes los ejes de trabajo: ampliar nuestra presencia, darnos a conocer, denunciar y tomar posición ante situaciones de agravio, desigualdad e injusticia…
R.Mónica.- Sí, pero igual que hay un eje de trabajo hacia fuera, de presencia pública, también hay un eje de trabajo hacia adentro: tenemos el mismo interés por la formación, por estudiar más la teología feminista, por innovar en celebraciones lejos del lenguaje tantas veces patriarcal y excluyente. Somos un espacio para hablar en la Iglesia, donde nos damos la palabra, nos otorgamos credibilidad, nos reforzamos, confiamos en la otras, nos apoyamos, eso es muy importante sabiendo que tantas veces se nos ha negado la palabra en la Iglesia.
R.Teresa.- Destacamos como sueño que se escuche a las teólogas feministas. Hay periodistas que se sorprenden al escucharnos, les resulta una imagen muy distinta de la Iglesia institucional que tantas mujeres han abandonado por las formas patriarcales, donde ahora otras muchas se sienten reconocidas y pueden vivir y celebrar de otra forma.