A muchas personas puede sorprenderles que lo monástico se proponga como un referente para la espiritualidad contemporánea. El asombro se da entre aquellas personas, incluidos algunos monjes tradicionales, que creen que el monacato se relaciona con la vivencia espiritual de grupos especializados, separados de la sociedad, dedicados a la oración. Tal visión de lo monástico, como algo ajeno a la mayoría de las personas, es hoy considerada una perspectiva muy reduccionista en realidad.
Monje o monja es, pues, toda persona que busca la experiencia de unificación
Hoy el monacato se concibe como un arquetipo, una dimensión presente en todo ser humano, la aspiración humana que busca la unificación, la comunión personal con el Misterio y los otros y con toda la Creación. Así lo expresó Raimon Panikkar y su visión ha sido aceptada por la mayoría de los monjes católicos contemporáneos. Y no solo por los monjes, también por numerosos laicos que ven en lo monástico un referente para su espiritualidad.
Monje o monja es, pues, toda persona que busca la experiencia de unificación (monje, viene del griego monos: uno, significa el buscador de la unidad) como motivación principal de su vida, esté en una institución que se denomine monástica o no. El monje institucional tradicional solo es un modo de vivir y visibilizar esa dimensión presente en todo ser humano.

El nuevo monacato
Hay actualmente todo un movimiento de personas que se sienten atraídas por el monacato, no para vivir en una institución monástica tradicional, sino para vivir en medio de la sociedad encarnando ese arquetipo de un modo renovado. Es lo que llamamos el monacato laico. La necesidad de un movimiento monástico laico es una intuición que compartieron destacados monjes y maestros espirituales contemporáneos como Thomas Merton, Evdokimov, R. Panikkar, F, Schuon, W. Teasdale, J. Chittister, A. Grün…
Han sido precisamente personas que han vivido experiencias monásticas tradicionales quienes han tomado consciencia de la riqueza espiritual de la tradición monástica, así como de la situación de decadencia y rigidez de muchas de las comunidades monásticas tradicionales, que impide que, en muchas ocasiones, se pueda vivir en plenitud las potencialidades de lo monástico tanto a nivel personal como social. R. Panikkar decía que era un problema no solo dentro del catolicismo, era un problema que ocurría en todas las tradiciones.
El monacato laico es una expresión más del movimiento de reconstrucción de la Iglesia desde las bases
La intuición compartida por muchos es que la renovación monástica pasa por la creación de un monacato laico, un monacato vivido fuera de esas instituciones anquilosadas, bebiendo de, y actualizando, la tradición monástica milenaria, pero de un modo completamente nuevo, un modo laico,es decir, de un modo abierto a los valores de la secularidad, con una mirada positiva sobre la sociedad y encarnando los valores monásticos de otra manera, viviendo, en la mayoría de los casos, dentro de la propia sociedad.
Laico quiere decir “lo común”, el monje laico vive la vida común de cualquiera, una vida normal, descubriendo de modo crítico los valores espirituales que también se dan en la vida cotidiana moderna. No busca ser una élite dedicada a la práctica espiritual intensiva, busca, más bien, vivir la “vida corriente” y descubrirla como un camino espiritual accesible a toda persona, sin necesidad de realizar prácticas espirituales solo accesibles a una minoría.
Experiencia espiritual integradora
El Nuevo Monacato busca alcanzar la unificación por medio de la integración de todas las dimensiones de la realidad, no excluyendo necesariamente dimensiones como la sexualidad, la amistad, la pareja, la atención al cuerpo, el compromiso político… en el camino espiritual. Es lo que Panikkar denominó la experiencia de la “secularidad sagrada”.
Thomas Merton expresó intuitivamente la aspiración del monacato laico a la unificación por integración por medio de esta visión de lo que sería un monje laico, en su libro “Acción y Contemplación”:
«El hombre que ha logrado la integración final ya no se halla limitado por la cultura en la que ha crecido. Ha abrazado la totalidad de la vida… Ha experimentado las cualidades de todo tipo de vida: la existencia humana ordinaria, la vida intelectual, la creación artística, el amor humano, la vida religiosa. Trasciende todas esas formas limitadas, al tiempo que retiene todo lo mejor y universal que hay en ellas, «dando a luz finalmente un ser totalmente integral». No sólo acepta a su propia comunidad, a su propia sociedad, a sus amigos y a su cultura, sino a toda la humanidad. No permanece atado a una serie limitada de valores, al punto de oponerlos a otros adoptando posturas agresivas o defensivas. Es totalmente «católico» en la mejor acepción de la palabra. Posee una visión y una experiencia unificadas de la única verdad que resplandece en todas sus diferentes manifestaciones, unas más claras que otras, unas más definidas y certeras que otras. No establece oposición entre todas estas visiones parciales, sino que las unifica en una dialéctica o en una visión interior de complementariedad. Con esta visión de la vida, puede aportar perspectiva, libertad y espontaneidad a la vida de los demás».
Si hay algo que caracteriza a la espiritualidad monástica laica es esa aspiración integradora, de ahí el interés de esta espiritualidad por el diálogo interespiritual e interreligioso, así como su apuesta por una espiritualidad éticamente comprometida que contribuya a la humanización integral de la sociedad y de la iglesia, entendiendo por tal el promover la justicia y el respeto de la dignidad humana y el cuidado de la tierra, sin reduccionismos, teniendo en cuenta todas las dimensiones de la realidad, incluida la dimensión espiritual.
El monacato laico es una expresión más del movimiento de reconstrucción de la Iglesia desde las basesque se ha ido desarrollando en torno a la creación de las llamadas comunidades eclesiales populares o de base. Su espiritualidad promueve el compromiso por la liberación y la justicia, además de la transformación interior.
La Asociación Cristianía: Monacato Laico
Una de las expresiones del nuevo monacato laico es la Asociación Cristianía, que se constituyó como asociación legal en el 2018, después de una andadura como un grupo sin forma jurídica, y que nació de la iniciativa de unas personas que fueron monjes católicos institucionales.
La Asociación Cristianía propone un camino espiritual que se estructura a partir del mapa de las dimensiones de la realidad que aparecen simbolizadas en el significado que tienen los lados que forman el claustro de un monasterio. Estas dimensiones son: la dimensión corporal, la dimensión psicológica, la dimensión espiritual y la dimensión relacional. La espiritualidad monástica buscará la integración de todas ellas.
La Asociación Cristianía tiene su sede en Madrid, en la calle Villa de Marín 13, puerta 9, si bien sus actividades se difunden también “on line” para que cualquiera pueda participar en ellas.
Para contactar con la Asociación pueden acceder a su página web: https://cristiania283704395.wpcomstaging.com/
O escribir a los correos: contemplandoo@gmail.com o caminante@hotmail.es
(*) José Antonio Vázquez Mosquera es uno de los fundadores de Cristianía.
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