Cuando comencé a estudiar yo quería ser trabajadora social; me aconsejaron que, por mi forma de ser y conocimientos dentro de la empresa, podría hacer Publicidad y Relaciones Publicas, y así comencé esta carrera en la facultad de Ciencias de la Información.
El primer año tuve una crisis tremenda: yo, que quería ser trabajadora social, me encontraba estudiando una carrera donde lo que enseñaban era la conducta del ser humano, sus comportamientos, necesidades, cómo se relacionaba, sus deseos y ambiciones… y todo esto no para ayudarle a mejorar sino para manipularlo mejor en pro de cualquier empresa que se quisiera beneficiar de ello. Cuando se lo comenté a la persona que me aconsejó hacer esos estudios me dijo: “date un poco más de tiempo y piensa que las cosas, los medios, se pueden utilizar para muy distintos fines”. Me puso como ejemplo la industria del cine: las películas violentas, la pornografía, las que sólo hablan de medrar… y enfrente aquellas que denuncian las injusticias, que comunican valores y defienden los derechos humanos.
Estos días he podido comprobar el bien que se puede hacer desde un medio como el cine. He visto la película “En los márgenes”, magistralmente interpretada por Penélope Cruz y Luis Tosar, junto a un elenco de actores y actrices menos conocidos, al menos para mí.
Es la primera película dirigida por Juan Diego Botto y nada tiene que envidiar al gran Ken Loach que tantos temas sociales ha llevado a la gran pantalla. La película nos habla de los desahucios, este drama que en España sufren cada día 101 familias y del que tampoco se habla. El pasado año los desahucios alcanzaron la cifra de 41.359.
La película, el cine, la imagen… tienen el valor de poner rostro a las estadísticas y de acercarnos, aunque sea desde nuestra butaca, a la escalofriante realidad que viven las personas y las familias que son despojadas de sus casas, en tantos casos adquiridas con mucho trabajo y sacrificio.
“No tener casa mata” se leía en el eslogan de la campaña de FACIAM, en el año 2020, en favor de las personas sin hogar. Y continuaba: “Mata sus sueños, sus oportunidades, su confianza, su salud… sus derechos. ¿Y tú qué dices? Di basta”.
Francisco, en la encíclica Fratelli tutti, asegura con firmeza: “No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar a nadie a ‘un costado de la vida’. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad”.
La película “En los márgenes” nos hace, al menos a mí, removernos en nuestra cómoda butaca, y me lleva a afirmar con rotundidad que no podemos vivir indiferentes ante el dolor y el sufrimiento de tantos seres humanos.
Termino recordando el editorial de Alandar del pasado mes: “Es tiempo de ‘blindar agendas’ y no dar ni un paso atrás en el reconocimiento de los derechos humanos”.
En definitiva, tiempo de convertir la utopía en realidad.
Nota 1. Acabé la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas y me puse al servicio de los excluidos y excluidas de la tierra. Los medios sirven en la medida que se tengan claro los fines.
Nota 2. Hablando de márgenes, TVE está reponiendo en su plataforma RTVEPlay “Los marginados”, la serie que Carmen Sarmiento realizó hace 40 años y que hoy, desgraciadamente, sigue siendo de gran actualidad.