Un viaje como excusa. Certera crítica social como resultado
El itinerario que nos propone pasa por lugares y, sobre todo, por historias. La de quienes cruzan la frontera para visitar las maquilas sin actividad sindical que poseen al otro lado y a quienes se quedaron en el intento, sin lograr atravesar un río de nombre variable. Nos acerca a la historia de quien, con veintidós años, trabaja doce horas al día por un salario ínfimo mientras otras personas tienen valiosas propiedades adquiridas con dinero de dudoso origen.