Sobre los nativos de la selva peruana

Si con todo lo que se dice en los medios de comunicación, de mi país y en el extranjero, tendría que formarme una opinión sobre los indígenas que estuvieron en los ojos del mundo por el derramamiento de sangre el 5 de junio último, tendría claro que son personas salvajes, ignorantes y fáciles de manipular.

Si usted comparte esta opinión me veo en la obligación de pronunciarme; unos días antes de que la situación se vuelva insostenible en Bagua estuve en la selva y tuve una gratificante y aleccionadora experiencia.

Compartí un par de días con los nativos de la etnia Yanesha, pobladores del distrito Palcazú, en la Región Pasco. Esta convivencia me permitió anular todos los prejuicios en los que alguna vez, estúpidamente, creí.

Los pobladores de la selva son personas que no están ajenas a la realidad; tienen mucha iniciativa, cuentan con una impecable organización de sus autoridades para sacar adelante a su pueblo (quisiera que todas las autoridades peruanas estén a su mismo nivel).

Mantienen sus costumbres ancestrales por opción y eso no les limita a aceptar las propuestas de organizaciones o de entidades del gobierno que mejoren realmente su calidad de vida. Pero cualquier propuesta antes de ser implementada es evaluada por sus autoridades y consultada a los miembros de las comunidades, ellos no aceptan imposiciones ni “soluciones” preparadas por gente ajena a su contexto en sesiones de gabinete.

Una de sus principales consignas es el progreso y el desarrollo de sus comunidades, pero con un profundo respeto al medio ambiente donde viven, no como la gran mayoría de los ciudadanos del mundo. Y sí, se arman de valor y se ponen en pide de lucha cuando alguien pretende dañar su paz; ellos, en ausencia total del gobierno, no permitieron que el terrorismo ni el narcotráfico se asienten en sus tierras.

Mis hermanos, a los que admiro y envidio por heredar sus costumbres a las nuevas generaciones, no son salvajes, ignorantes ni manipulables. Son gente con mucha dignidad; respetuosos y abiertos al diálogo, lo único que piden es recibir el mismo trato y la disposición que ellos brindan.

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