Torturas sexuales ante la Justicia

Inés Fernández, de etnia me’phaa, ha conseguido que el Gobierno de México se siente en el banquillo de los acusados de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por vez primera por tortura sexual a una indígena ocho años después de ser violada por tres militares. La violación cometida por soldados es una forma de tortura que experimentan las mujeres que viven en situaciones de conflicto en todo el mundo. Invadir el cuerpo femenino es una humillación para el enemigo y uno de los más preciados botines de guerra. Especialmente en sociedades tradicionales como los pueblos indígenas. La propia Inés arguye que su violación no fue casualidad. Era una de las líderes de la Organización del Pueblo Indígena Me’phaa OPIM. Aunque el trauma no se puede remediar, Inés se muestra vehemente explicando cuál sería la reparación apropiada a su daño: “Que el gobierno ya no nos mande militares a las comunidades, sinó que nos apoye, necesitamos escuelas, clínicas, medicamentos, útiles escolares para nuestros hijos, becas para que salgan adelante, eso es lo que quiero”.

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