Tiene que llover a cántaros

El agua supone un elemento primordial y estructural de la sostenibilidad. Entendemos que, como cristianos, es nuestra misión conservar, mantener y proteger nuestro mundo, en toda su inmensidad y complejidad, como gran regalo de Dios para todos.

Efectos de la sequía en el pantano  de Barrios de Luna (León).

El pasado 7 de septiembre, el cardenal Michael Czerny hizo público un anticipo de la actualización de la encíclica “Laudato si” del papa Francisco, que verá la luz el 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, patrón de la Ecología y dos meses antes de que se celebre en Dubai la 28 Reunión Oficial de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP28.

Creemos que el mensaje de “Laudato si” no ha calado suficientemente en ambientes eclesiales. Desde nuestra mirada creyente, ofrecemos esta reflexión sobre el tema del agua y su problemática gestión en nuestro país.

España sufre unos niveles de estrés hídrico muy superiores a lo que sería esperable en función de su situación geográfica, no sólo por el cambio climático, sino por la creciente demanda. A pesar de que nuestra capacidad de embalsar agua en superficie sea una de las mayores de Europa, hay poblaciones que no están conectadas a sistemas supramunicipales de agua y necesitan acuíferos para garantizar el derecho al acceso al agua. Nuestros embalses cada vez se llenan menos, porque llueve menos, sin embargo, según un reciente informe de Greenpeace, los regadíos legales han aumentado desde 2004 a 2021 en más de 500.000 hectáreas, equivalente a más de 700.000 campos de fútbol. https://es.greenpeace.org

La modernización de los regadíos, lejos de ahorrar agua en términos absolutos, ha propiciado un notable aumento de áreas de secano transformadas en regadío (más lucrativas), que se traduce en un incremento del consumo global.

Si aumentamos la superficie regada y queremos mayor productividad de la tierra basándonos en modelos intensivistas, el consumo de agua se incrementa y tiene repercusiones que van más allá del frágil equilibrio del agua en España. Frente a las grandes explotaciones agrícolas, en manos de grandes corporaciones, poco tienen que hacer las explotaciones familiares o de pequeña escala, dejando un panorama rural cada vez más desolado y vaciado.

Por otra parte, el modelo laboral inherente a la agricultura industrial de regadío está diseñado asumiendo la sobreexplotación de las fuentes hídricas y condiciones laborales precarias. La maximización de beneficios económicos deja fuera de la cuenta de resultados los costes ecológicos y sociales.

La progresiva desertificación nos urge a apostar por modelos de producción, distribución y consumo estructurados bajo la perspectiva de la sostenibilidad, la justicia social, la igualdad de género, el trabajo decente, la baja huella hídrica, prácticas agroecológicas y políticas agrarias socialmente justas y ambientalmente resilientes. Con la incorporación de estos modelos, el beneficio no sería exclusivamente económico sino también sostenible.

Día a día parece más necesario proponer la racionalización de regadíos de modo que se garanticen recursos para una agricultura estatal sostenible, así como para el conjunto de usos del agua que resultan imprescindibles tanto para los seres humanos, como para el resto de seres vivos.

En aquellas zonas donde se produce mayor impacto sobre la biodiversidad y los espacios naturales, debería respetarse el patrimonio medioambiental como bien común, igual que preservamos nuestro patrimonio histórico, artístico, cultural o arquitectónico. También se hace muy necesario prestar especial atención a la fragilidad de aquellos lugares donde ya está demostrada la sobreexplotación de acuíferos y contaminación de origen antrópico por nitratos. Y, por supuesto, las Administraciones no deben mirar para otro lado cuando se trata de regularizar los usos insostenibles del agua.

Aunque resulte contracultural, habría que demandar que las autoridades consideren la gestión del agua con una mirada ecológica integral. Existen pocos elementos tan transversales, tan vinculantes con la vida de las personas y del planeta como el agua. Sin embargo, a través de su gestión no se tienen en cuenta las implicaciones medioambientales, sociales, económicas y culturales. Sólo una visión holística y crítica puede evidenciar que no todos los modelos agronómicos son replicables a todos los territorios.  

Como cristianos entendemos que el uso del agua y su repercusión también están contemplados en la Doctrina Social de la Iglesia. Debemos preguntarnos cómo es nuestro consumo y si estamos dispuestos a adoptar hábitos de relación con la tierra que pasan por el consumo local, preferentemente autóctono y estacional; así como denunciar prácticas antievangélicas por atentar contra los bienes comunes y su uso responsable.


Para saber más:

Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, 2022, Plan Hidrológico Guadalquivir, 2023-2027. https://www.chguadalquivir.es/tercer-ciclo-guadalquivir

Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos COAG 2019. La Uberización del campo español. Estudio sobre la evolución del modelo social y profesional de la agricultura. http://chil.me/download-file/104758-275997

Funes Casalváquez, N., Martín Barajas, S, y González Briz, E.  2018. Grandes fracasos hidráulicos. Embalses carentes de utilidad. https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/2018/04/informe-fracasos-hidraulico s.pdf

MinisteriodeTransiciónEcológicayRetoDemográfico.2023. Zonasvulnerablesanitratos https://www.miteco.gob.es/es/cartografia-y sig/ide/descargas/agua/zonas-vulnerables.aspx

World Resource Institute, 2015. Ranking the  Worldʼs Most Water Stressed Countries in 2040. https://www.wri.org/insights/ranking-worlds-most-water-stressed-countries-2040

Autoría

  • Trinidad Ruiz Téllez

    Es una investigadora especializada en Flora y Vegetación mediterránea, Fitosociología integrada y Botánica Aplicada. Ha sido Profesora Titular en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Extremadura y está recientemente jubilada. Ha sido miembro del Grupo de Investigación en Biología de la Conservación de la Uex y del Grupo de Innovación Docente de Ética del Profesorado Universitario. En la última década, ha trabajado con comunidades indígenas sobre Usos de las Plantas en la Amazonía Ecuatoriana. Ha ocupado puestos de responsabilidad en el ámbito de la gestión y política universitaria, como la Dirección de Educación Superior y Liderazgo de la Junta de Extremadura, entre otros. Es militante de Profesionales Cristianos. Fue educada en las Siervas de San José (Josefinas), una congregación religiosa que ha marcado la iniciación a la fe cristiana a cuatro generaciones de su familia. Ha compartido su vida con Jesús Salas, que hoy es su esposo, desde los diecisiete años. Tienen dos hijos. Acaban de ser abuelos.

  • Jesús Sánchez Martín

    Universidad de Extremadura. Movimiento de Profesionales Cristianos

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