El acuerdo al que se llegó en Granada sobre el Nuevo Pacto Europeo de Migración y Asilo, que reformará el Sistema Europeo Común de Asilo, es un texto aún pendiente de negociar con el Parlamento Europeo y se pretende sea antes del final del semestre de la presidencia española de la Unión Europea.

El éxodo de miles de personas de la Franja de Gaza tras la escalada del conflicto, nuevamente, el pasado 7 de octubre, nos recuerda que uno de los motivos por los que las personas huyen es la guerra. Simple y llanamente: no les queda más remedio que dejar atrás sus hogares en busca de un lugar seguro. Sin embargo, las imágenes de niños y niñas huyendo en mitad de la noche de los bombardeos israelíes no parece estar en la mente de diferentes líderes de la Unión Europea al acordar su postura referida al Pacto Europeo sobre Migración y Asilo. Muy al contrario, han tomado una decisión peligrosa y desproporcionada que, de seguir en la misma línea cuando se acaben todas las negociaciones, pondrá más en riesgo a quienes, como los gazatíes, huyen de la guerra y la persecución. Y a quienes lo hacen por otros motivos. Pero, ¿Qué sabemos del Pacto hasta ahora?
Una crónica demasiadas veces anunciada.
Hasta ahora, aunque siguen las negociaciones (iniciadas en 2020), el acuerdo permitiría a los Estados miembros de la UE demorar el registro de solicitantes de asilo, canalizar a un número muy superior de personas a través de procedimientos de asilo fronterizos (cuando las fronteras no deberían ser lugares para esto) y ampliar la detención en la frontera. Estas derogaciones o excepciones, cada vez más amplias, a las normas de asilo pueden conllevar el riesgo de limitar el acceso al asilo, suponer una detención de facto en las fronteras exteriores de la UE y mayor riesgo de incumplimiento del principio de no devolución (por el que no se debe devolver a una persona a un país donde exista el riesgo de sufrir violaciones de derechos humanos). En definitiva, parece que la UE se ha buscado las maneras de entorpecer el derecho de las personas a solicitar asilo hasta el punto de que se puede considerar una detención arbitraria.
Parece que la UE se ha buscado las maneras de entorpecer el derecho de las personas a solicitar asilo
Las detenciones arbitrarias y la negación de acceso al asilo, desgraciadamente, no son algo nuevo que Amnistía Internacional ha documentado en países como Polonia, Letonia y Lituania desde 2021.
En Polonia, la organización denunció cómo las autoridades polacas detenían arbitrariamente a casi dos mil personas solicitantes de asilo que entraron en el país desde Bielorrusia en 2021, sometiendo a muchas de ellas a abusos como registros corporales sin ropa en centros insalubres y masificados y, en algunos casos, incluso a sedación forzada y disparos de armas Taser. Esta crisis, que saltó a los medios en verano de 2021, cuyas voces parecen haber sido apagadas a pesar de que la situación continúa, puso de manifiesto la hipocresía de las autoridades polacas que mostraron una generosidad excepcional para recibir a las personas que huían de Ucrania, en contraste con la hostilidad hacia otro tipo de refugiados y migrantes procedentes de otros países.
“Soy un soldado. He luchado contra el ISIS, pero nunca me he sentido tan indefenso como cuando he visto a mis hijos pasar hambre y no poder cuidarles. Me rompe el corazón», contaba Darin, un iraquí de 30 años que viajó a Bielorrusia con su mujer y sus dos hijos pequeños pero fue devuelto por las autoridades polacas decenas de veces, y quedó atrapado en una zona de exclusión bielorrusa durante 27 días. Testimonios similares y con la misma falta de humanidad llegaban desde Letonia y Lituania.
Instrumentalización
El nuevo Pacto también ha introducido un concepto peligroso y maniqueo como es el de la instrumentalización al que los Estados pueden apelar para eximirse de sus obligaciones en materia de asilo, en situaciones en las que consideren que un país está utilizando la migración para poner en riesgo a otro.
El nuevo Pacto ha introducido un concepto peligroso y maniqueo como es el de la instrumentación
La noción de la “instrumentalización” de las personas migrantes, es decir, cuando se considera que las acciones de terceros países y agentes no estatales pueden estar facilitando o alentando las llegadas a la UE, debe rechazarse firmemente, porque no puede servir para justificar más suspensiones de derechos y porque introducir más medidas excepcionales para socavar derechos no debería estar en un acuerdo de la UE.
Introducir más medidas excepcionales para socavar derechos no debería estar en un acuerdo de la UE
El mecanismo que permitiría usar esta noción, además, estaría permanentemente a disposición de los Estados miembros que podrían invocarlo en múltiples situaciones, permitiéndoles, esencialmente, derogar a voluntad sus obligaciones, por no hablar de la arbitrariedad con la que se podrá usar según quién gobierne en cada Estado.
No debemos olvidar que las personas migrantes y refugiadas son víctimas de las posibles acciones de los gobiernos de terceros países para desestabilizar a la UE, lo cual debería afrontarse con medidas políticas dirigidas a los gobiernos en cuestión, sin poner en el punto de mira a las personas que buscan protección.
¿Y qué hay de la solidaridad?
También está «pactada» con muchas restricciones. Y es que, si bien la Declaración Voluntaria de Solidaridad es un buen punto de partida, todavía falta un mecanismo para situaciones de presión migratoria que priorice la reubicación -que sea obligatoria- de la que se empezó a hablar en los pactos de 2016. Parece que aquella crisis migratoria en la que se superó el número de personas desplazadas desde la Segunda Guerra Mundial, impresionó a los líderes políticos. Pero se les ha olvidado.
Asimismo, es necesario otro mecanismo de solidaridad para las operaciones de salvamento marítimo: las terribles escenas de migrantes a la deriva cuyas vidas están en peligro -mientras en la UE deciden sobre quién recae la responsabilidad- sin rescatarles o, si son rescatados, sin que puedan desembarcar, no deben repetirse.
Las terribles escenas de migrantes a la deriva cuyas vidas están en peligro sin rescatarles o, si son rescatados, sin que puedan desembarcar, no deben repetirse
Habrá que esperar para saber cómo terminan las negociaciones del Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, previsto para finales de este año o principios de 2024. Ya veremos si en ellas se retoma la humanidad o si también queda a la deriva.